Tedio de la tarde
Este bar y esta gente. El cálido refugio
de una lenta derrota. Sobrevuelan las moscas
el tedio de la tarde, este sopor de iglesia
Más allá están las guerras, el dolor y la muerte.
Aquí, la soledad de un pueblo que es ahora
como un rastrojo inútil olvidado de todos.
La vida es esta muerte
que afila los relojes.
Ni siquiera se habla de cosecha y tormentas.
La tele grita nombres, escupe su miseria.
El campo esta agostado, con matojos resecos.
Y los hombres esperan ya la nada o la nada..
Los gobiernos, muy lejos, planifican y escriben
decretos, soluciones, convocan seminarios,
congresos milagrosos que salven a los pueblos
de esta ruina inminente, de este fin anunciado.
Habrá cumbres del clima, declaraciones hueras
mientras el pueblo duerme sin sueños, se deshace
en la ausencia y vegeta, aburrido en su sombra.
¿Hasta cuándo esta España que bosteza y olvida?
(No hay un rayo siquiera que ilumine su alma)
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