lunes, septiembre 30, 2024
Luis García Montero
Matar al padre
Camino hasta el Cementerio de Santa María Magdalena en San Juan de Puerto Rico. Aunque murió en Boston, el 4 de diciembre de 1951, el poeta Pedro Salinas pidió que lo enterrasen aquí. La Universidad de Puerto Rico se había convertido en un lugar hospitalario para el exilio español gracias al rector Jaime Benítez. Allí dieron clases Juan Ramón Jiménez, Salinas y Francisco Ayala. El recinto de Río Piedras guarda muchos lugares en los que vive la cultura española. Por eso quiso Pedro Salinas descansar allí, en un hermoso cementerio junto al mar. Sus palabras unen dos orillas en una misma lengua, Puerto Rico y España, el poeta y sus lectores.
Me ha acompañado durante el viaje la novela Las frases robadas (Plaza-Janés, 2024) de José Luis Sastre. Una mujer cuida a su padre en los últimos meses de vida, y el padre pide que lo ayude a morir cuando el deterioro haga insostenible el deseo de vida. El argumento de la novela nos ayuda a comprender hasta qué punto cuidar es reconocerse, desnudarse, descubrir los lugares desconocidos del otro y comprender muchas cosas de uno mismo. La vida pasa con sus dinámicas y sus prisas. Del mismo modo que el extranjero descubre detalles de una ciudad que pasan inadvertidos para los caminantes de la rutina, las situaciones extremas, sobre todo cuando suponen una despedida, facilitan el encuentro. Detalles de un padre que desconoce a su hija, fragmentos de una hija que no se ha llegado a confesar nunca. Ningún amor niega la necesidad de construirse a uno mismo, ningún nosotros puede cancelar un yo con sus secretos.
Así que la necesidad de matar al padre tiene que ver con la petición de facilitar una muerte digna, pero también con la experiencia de crecer por cuenta propia a la hora de asumir el futuro. Hablamos de matar al padre en sentido simbólico. Afirmarnos en nuestra libertad, en nuestros caminos, con una obligada independencia. Podríamos también hablar simbólicamente de la necesidad de matar a la hija para no renunciar a la propia vida. Los descendientes pesan a veces más que los progenitores en las balanzas de la subsistencia diaria. Nota aquí.
Ramón Serrano
EL ESPIRITU DE KISANGANI
Atahualpa Yupanqui
Imágenes y palabras de un artista fundamental
Entre la primera versión de “Caminito del Indio”, hasta imágenes de sus films, y secuencias de sus conciertos aquí, allá y en todas partes, transcurre este riguroso trabajo documental.
Una abrumadora y profunda imagen inicial del Cerro Colorado se funde con una música al tono para iniciar el relato. Luego, dentro de la casa que Atahualpa Yupanqui habitó en sus días –tal vez- más luminosos, alguien echa mano a sus recuerdos. Fotos del viejo rapsoda. Notas periodísticas en japonés. Cintas abiertas. Casetes U-Matic, postales... un nutrido archivo conforma un todo escénico y estético junto al rostro del poeta. Y a su palabra, claro. “Yo nací en un pequeño campo de la pampa argentina. Se llamaba Campo de la Cruz, en la provincia de Buenos Aires. Mi padre era mestizo de indios de Santiago del Estero, donde se habla idioma quechua. Mi madre era vasca. De muy niña llegó a Argentina”, empieza a contar Atahualpa, con su grave y pausado tono, musicalizado por un tenue bombo leguero, al tiempo que esas mismas manos del principio, le sacan polvito a fotos en sepia con una escobilla.
Así comienza Atahualpa Yupanqui, un trashumante, documental dirigido por Federico Randazzo Abad, cuyo estreno está previsto para este jueves en tres horarios (16, 17.50 y 22) en el cine Gaumont, y cuyo devenir intrínseco (93 minutos total) despliega al fino el intenso trashumar viajero del guitarrista. Sus interminables travesías a caballo campo adentro y por América del Sur, por caso, que sus palabras tornan elocuente en otro pasaje fuerte del documental. “A caballo, usted llega a una flor, a un amigo, a una piedra, a un árbol, a un rincón, a un arenal, a algo que parece un desierto”, se le escucha decir, perdido entre imágenes en blanco y negro, que lo muestran jineteando entre montañas y cardos norteños.
El relato en primera persona, donde manda Cronos sin veleidades –prima una ajustada secuencia temporal- compensa alteridades a través de la mirada de otros. Logra así un equilibrado péndulo entre quienes dicen al poeta, y desde dónde lo dicen. No es lo mismo, la mirada de la licenciada en letras e investigadora, Fabiola Orquera, cuando se explaya sobre las complejas relaciones maritales que el bravo Yupanqui atravesó en la Argentina (el off de su mujer Nenette no se mete ahí) que el ángulo elegido por el periodista Schubert Flores Vassella, cuyo foco está puesto en las contradictorias derivas políticas del protagonista. Desde su ninguneo al 17 de octubre de 1945 hasta su desafiliación del Partido Comunista, en 1953.
El corte geográfico en torno a la vida de Yupanqui se deja traslucir con supina claridad en los testimonios de su hijo, Roberto “Coyita” Chavero; del musicólogo, traductor y amigo japonés de Atahualpa, Jiro Hamada; y del coleccionista e investigador yupanquiano, Patrick Clonrozier. Mientras el primero, rememora detalles de su infancia de a caballo, en Cerro Colorado (“Fue un lugar sanador para mis padres, y también para mí”, evoca), el nipón recuerda que su país y Hungría eran los que más le habían gustado al cantor de las artes olvidadas, y el galo pone la lupa en el concierto que dio junto a Edith Piaf, durante su primer viaje a Francia, en 1950. Nota aquí.
David Otero
“Fui feliz con El canto del loco, pero soy infinitamente más feliz ahora, aunque tenga mucho menos”
14 años después del fin de una de las bandas más famosas del siglo XXI en España, Otero presenta su sexto disco en solitario, ‘Inteligencia natural’, sin ningún plan de reunión en la mochila: “No es un tema de dinero”
David Otero (Madrid, 1980) fue el guitarrista y uno de los dos compositores de El Canto del Loco, posiblemente el grupo español de pop-rock más popular de la primera década del milenio, y uno de los últimos que consiguió superar el millón de discos vendidos antes de que el streaming cambiara las leyes del juego. En 2010 dejaron de cantar juntos. Su último batería, Jandro Velázquez, dejó la música; el bajista, Chema Ruiz, formó varios grupos de cariz alternativo y poca repercusión (Belgrado, Salvador Tóxico y Trötegalôpe) y Dani Martín inició una carrera en solitario de éxito. Otero (que es primo de Dani) lo hizo con más calma, primero con dos álbumes publicados con el seudónimo de El Pescao y, ya desde 2017, con su nombre y apellido. Inteligencia natural es su sexto larga duración y la excusa para mantener esta entrevista con ICON a través de videollamada. El músico se conecta desde un automóvil aparcado, con el cinturón de seguridad puesto, aunque a mitad de entrevista se lo quita. Podría ser una metáfora, pero no lo es.
En su nuevo disco se muestra crítico con el progreso tecnológico y con las redes sociales. ¿Le han llegado a afectar los comentarios que leía en ellas sobre usted? Sí, totalmente. De hecho, yo tomé la decisión hace tiempo de no leer prácticamente nada. Hago mis vídeos, los subo, pero no estoy pendiente de si alguien me manda un mensaje concreto, criticando y tal. Twitter, de hecho, me lo quité hace tres años. Esas herramientas pueden ser muy valiosas para contar y para exponer algunas cosas pero tienen muchísimo peligro en tu desarrollo emocional.
Usted nunca ha tenido reparos en comentar que iba a terapia. ¿Cuándo comenzó a hacerlo y por qué? Empecé en el año 2006 con psicoanálisis, pero no ha sido constante, he ido pasando por muchos momentos de terapia en mi vida. Cuando tenía 18 años, empecé a salir con la que era mi primera novia. Ella iba al psicólogo y me interesaba muchísimo. “¿De qué hablas? ¿qué os decís?”. Tengo la suerte de que mi mujer es psicóloga, mi suegro es psiquiatra y tenemos un entorno donde la salud mental y el entendimiento de qué somos como personas se trata de una manera muy natural, y el conflicto con las emociones también. Para mí es una pieza más dentro de tu salud, como tener un nutricionista o una persona que te dirija un tratamiento físico para estar sano. Nota aquí.
Joan Camps
domingo, septiembre 29, 2024
Mafalda
Ternura, rebeldía, identidad: las razones de la vigencia de Mafalda en su sesenta aniversario
La genial tira de Quino sigue seduciendo a nuevas generaciones de lectores gracias a su humor, sus personajes y sus temas
“¡Paren el mundo que me quiero bajar!”, grita Mafalda, dibujada junto a un globo terráqueo. La viñeta tuvo y tiene amplia difusión, pero es apócrifa: no tanto porque Joaquín Lavado, Quino, jamás la dibujó, sino porque Mafalda nunca se bajó y sigue girando con el mundo. Si bien el personaje había tenido algunas apariciones previas, aisladas, la primera tira apareció el 29 de septiembre de 1964 y en la actualidad, 60 años después, Mafalda, esa “heroína iracunda que rechaza al mundo tal cual es” (como la definió, tempranamente, Umberto Eco), esa niña tierna y rebelde que todavía representa a la menguante clase media de Argentina, continúa siendo leída, reída y publicada. Sorteando lenguas y fronteras, es revisitada y recreada en diferentes formatos (el año pasado se estrenó un documental, el año próximo promete una serie animada), protagoniza muestras y exposiciones, sigue seduciendo a nuevas generaciones.
“Mafalda siempre se vende”, responden hoy en cualquier librería de Buenos Aires, donde todo empezó en los años sesenta. Quino (1932-2020) había llegado desde Mendoza y, ya con una década de experiencia en el humor gráfico, en 1962 había sido invitado a crear una tira para publicitar la marca de electrodomésticos Mansfield, de la empresa Siam Di Tella. El proyecto no prosperó, pero la tira sí. Dos años después comenzaría su éxito en revistas y periódicos, hasta que en 1973, en un país convulsionado que marchaba sin saberlo hacia el terrorismo de la dictadura militar (1976-1983), el autor resolvió dejar de dibujar a sus personajes.
Desde entonces, Mafalda, la chica que odia la sopa y ama a los Beatles, vive, sobre todo, en los libros que recopilan sus tiras. “La popularidad de Mafalda sigue siendo notable a nivel internacional”, dice Jorgelina Burgos, asistente de Ediciones de la Flor, la editorial que hace 55 años la publica. “El público argentino”, agrega, “se mantiene constante a lo largo del tiempo, lo que indica que los lectores se siguen renovando. Esto lo notamos año tras año en las ferias.” Nota aquí.
El Cuartito
En Recoleta, los 90 años de una querida pizzería histórica: nació como un despacho mínimo y hoy vende hasta 1.500 pizzas por día
Siempre hay cola de turistas y locales para probar algunas de sus clásicas variedades.
Su fugazzeta rellena con doble masa y combinación secreta de quesos y cebolla es un clásico.
Las pizzerías más emblemáticas de Buenos Aires se contabilizan con los dedos de una mano. Son bastiones de nuestra identidad y muchas de ellas están sobre la mítica avenida Corrientes.
Sin embargo, hay una que siempre está en la lista de las favoritas de los porteños a pesar de estar alejada de los polos pizzeros populares. Se trata de El Cuartito, pizzería fundada en 1934 en la que siempre hay cola de turistas y locales para probar algunas de sus clásicas variedades.
Hoy festeja sus 90 años la pizzería autora de una fugazzeta rellena con doble masa y combinación secreta de quesos y cebolla que todo porteño de ley debe probar una vez en su vida.
La historia de El Cuartito
El Cuartito nació en los años 30 en un local tan estrecho que inspiró ese nombre en diminutivo. Era un despacho de pizzas que sólo contaba con un horno y que luego se fue expandiendo hasta llegar a sus dimensiones actuales.
“Punto de encuentro de la hermosa runfla del centro, donde conviven jueces y abogados camino a Tribunales, procesados que vuelven de allí, oficinistas, púgiles, corredores de negocios y un largo desfile de personajes recién salidos de una novela de Antonio Dal Masettto, en El Cuartito como en los tangos es posible hallar la Biblia junto al calefón recién salidos de Caño 14, el legendario boliche tanguero de la calle Talcahuano”, describen Joaquín Hidalgo y Martín Auzmendi en su libro pizza, una pasión redonda.
Y también señalan que no hay pizzería porteña por la que hayan pasado mayores glorias del deporte y la farándula que esta. Mencionan a Edmundo Rivero, Roberto Goyeneche, Maradona y Coppola “que apuraron algún vino dulzón antes de zambullirse en la misma noche de ayer y de mañana”, entre otros.
El presente de El Cuartito
Los actuales dueños de El Cuartito -son los mismos desde hace más de 50 años- hoy tienen un día más atareado que de costumbre. A las 16 serán homenajeados por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, la Asociación de Pizzerías y Casas de Empanadas de la República Argentina (APYCE) y uno de sus proveedores históricos, Bodegas López, por su aniversario 90.
Se trata de un local legendario con un nivel de demanda que habla de su popularidad: venden entre 800 y 1500 pizzas a diario. La más popular es la fugazzeta simple con muzzarella y queso crema ( $ 24.000). Pero salen mucho todos los clásicos: desde la de jamón y morrones ($ 23.500) hasta la napolitana ($ 22.500).
“Tenemos empleados de toda la vida, algunos llevan 35 años trabajando con nosotros. Y también proveedores de siempre, los que nos aseguran la mejor calidad. El secreto de nuestras pizzas no lo podemos revelar, cada pizzería tradicional tiene el suyo. Pero sí podemos decir que siempre apostamos a la mejor muzzarella, el mejor jamón, el mejor palmito”, le dice a Clarín Damián Vázquez, segunda generación de titulares de El Cuartito.
El que hacen es un producto codiciado. Los sábados y viernes siempre hay largas colas. Tanto es así que los días más concurridos Bodega López les ofrece un copita degustación de vino a los pacientes comensales de El Cuartito. Es que las personas esperando por su porción de muzza son parte del paisaje urbano de Talcahuano al 900. Y así esta mítica pizzería entrega una postal tan porteña como el Obelisco, a pesar de no estar sobre Avenida Corrientes. Nota aquí.
Alfonsina Storni
Días antes de arrojarse al mar, donde murió ahogada. Alfonsina Storni escribió su último poema, “A dormir” interpretado después como su despedida.
Inés Estévez
"Cuando uno tiene voz pública, construir es casi un deber"
Con una brillante carrera en teatro, cine y televisión, se alejó de la actuación por un largo tiempo, para luego regresar con más habilidades que demostraron su talento innato, como el canto y la docencia. Hoy vuelve a destacarse sobre el escenario y está a punto de estrenar En el barro, el spin-off de El marginal. En esta entrevista, repasa su presente, recuerda los motivos de su retiro y las razones de su retorno.
Actriz multifacética, capaz de deslumbrar en cine, teatro y televisión, Inés Estévez también incursiona en la docencia y la literatura, vive una maternidad presente y comprometida, mantiene un romance constante con el mundo de la música y conserva un instinto corporal afilado, conectado con su pasado vinculado a la danza.
En algún momento, la actuación se convirtió en La nave de los locos, y tuvo que mostrar sus aspectos más Vulnerables. En el universo femenino transitó por Guapas, La vida según Muriel, Cuatro amigas y la profesión le regaló una Pequeña Victoria. Se expuso a una Zona de riesgo, trabajó con Diego Peretti en Criminal, intentó descubrir El misterio de la felicidad, apostó por el delito junto a Ricardo Darín en La fuga, fue madre de Lali Espósito en Acusada y una magnífica antagonista de Julio Chávez en El maestro.
El futuro inmediato la encontrará al frente de la segunda temporada de En el barro, el spin-off de El marginal. Actriz inteligente y en búsqueda constante de la excelencia, hace una pausa para dialogar con EPU.
–Estás haciendo la obra "Matar a mamá" junto a Florencia Raggi y María Rosa Fugazot. En un año casi sin ficción en la televisión y con muy poco movimiento cinematográfico, ¿el teatro se convirtió en una especie de refugio?
–Yo creo que sí. Al no haber producciones audiovisuales, con la industria cinematográfica detenida, quedan solo los espacios de las miniseries, que tampoco son tantos. Lo que estoy viendo es que, como en toda gran crisis, siempre existe el reflejo de una gran oportunidad. Recuerdo que en el 2001 hubo una gran explosión del teatro independiente, que ya había comenzado años atrás pero no se había desarrollado con esa magnitud. Fue un momento clave, porque la gente no tenía dinero para ir al teatro ni al cine, pero el teatro independiente se expandió a fuerza de muchísimo talento y de una mayor accesibilidad.
Hoy siento que, frente a esta gran dificultad que estamos atravesando, hay una oferta teatral rica y vastísima. Lo increíble, frente a esta situación económica tan extrema, es que la gente sigue yendo al teatro. Matar a mamá arrancó muy bien, estamos vendiendo mucho y con grandes esperanzas para la obra.–¿Que la dramaturgia esté a cargo de Laura Oliva y la dirección en manos de Paula Ransenberg, dos actrices destacadas, hace la diferencia?
–Absolutamente. No hay nada más enriquecedor que ser dirigido por un actor. Los directores que también son actores, o que han estudiado actuación, no solo tienen la mirada integral y abarcadora de un director, sino que además saben cómo transmitirte lo que necesitan. Eso es fundamental, porque a veces el director tiene una idea, pero carece de las herramientas para comunicarla con claridad, lo que puede generar confusión y frustración. En este caso, yo considero que es un proyecto con cinco actrices. Nota aquí.
Ángel González
OTRO TIEMPO VENDRÁ
Úrsula Corberó
"No quiero personajes que no me desafíen"
La protagonista de La casa de papel es parte de la nueva película de Luis Ortega.
Desde que se puso de novia con Chino Darín, Úrsula Corberó pasa dos o tres meses al año en la Argentina. Su última visita, sin embargo, duró lo que un lirio. No viajó para ver amigos ni a su familia política, sino para la presentación de El jockey, que desde el jueves está en salas comerciales. Estrenada en el Festival de Venecia y seleccionada para representar al país en la carrera por el Oscar a Mejor Film internacional, la última película de Luis Ortega (Caja negra, Monobloc, Los santos sucios, Lulú) sigue a un jockey cuyos éxitos quedan en el olvido a raíz de una sucesión de conductas autodestructivas, la última de las cuales desemboca en un accidente que lo deja internado en un hospital del que escapa para buscar una nueva vida. No sabe qué desea ni mucho menos hacía dónde va. Sí que la principal aliada de su cruzada no es otra que su novia embarazada Abril, el vehículo para que la protagonista de la serie La casa de papel haga su debut laboral en estos pagos.
Fue gracias al hijo de Ricardo Darín, quien había trabajado con Ortega en la serie Historia de un clan (2015) y el largometraje El Ángel (2018), que comenzó a gestarse su incursión por el particular universo creativo del realizador. “De su cine me interesa todo”, dice la barcelonesa ante Página/12, y sigue: “Una de las cosas que más me llama la atención es la poca necesidad de los personajes de reaccionar de forma habitual a los acontecimientos. Por ahí pasa algo traumático, muy dramático, y en una ficción esperas que el otro personaje reaccione, lo que está muy vinculado con las grandes interpretaciones. Y en sus películas todo pasa por otro lugar. Les da un misterio por el que no sabemos muy bien cómo están operando, qué les pasa. Igual me gusta porque son personajes muy humanos, pero poco convencionales. Eso es sexy”.
-¿Sexy?
-Me resulta sexy no saber todo. Yo soy un libro abierto, muy tipo "todo para afuera", así que siempre me ha resultado sexy lo opuesto, que es la gente más introvertida. Esa cosa de no saber qué piensa, cómo se está tomando algo, cómo se siente.
-En el Festival de Venecia dijiste que componer a Abril te permitió conectar con el oficio de una manera muy distinta a tus trabajos anteriores. ¿Cómo definirías esa conexión?
-Fue todo muy experimental desde el principio. El jockey me viene aportando cosas nuevas todo el tiempo. Fue, además, mi primera vez trabajando en la Argentina. El explorar mi profesión en un país con el que me siento tan unida, en el que ya tengo amigos y familia política, significó conectar desde otro lugar. Ha sido bastante mágico. Nota aquí.
Ara Malikian
"Tocar para otras personas es una curación, es una manera de desviar todas las preocupaciones y fingir ser feliz"
Protagonista de una vida marcada por las guerras y las grandes miserias de la humanidad, el prodigioso violinista libanés desanda en esta nota el camino que lo llevó a convertirse en un referente de las cuerdas. Con su espectáculo “Intrusos”, se presentará el 25, 26 y 27 de septiembre en nuestro país, remarcando que “La Argentina es un regalo para un artista”.
Nació en medio de la guerra civil libanesa, pasó su infancia en refugios antibombas y estudió violín “obligado” por su padre. Vivió en Alemania, Inglaterra, Francia y ahora lleva más de 20 años en España. La vida de Ara Malikian (56) podría ser el guion perfecto para una película, pero no, es la mismísima realidad. Se alió con el peligro desde niño para resistir la incertidumbre de un clima de sirenas y explosiones, se formó en los sótanos y la música fue el boleto para conocer otros países y el camino hacia la libertad.
“Mi padre me obligó al violín y no tenía opción, pero le estoy agradecido porque hoy en día soy muy feliz, aunque, la verdad, si tuviera una sesión con un psicólogo estaría todo mal”, dice el músico libanés a El Planeta Urbano, días antes de presentarse nuevamente en la Argentina. “El destino de la vida ha hecho que no tenga otra opción. He dejado a mi familia a los 14 años, me fui a Alemania y para sobrevivir tuve que tocar el violín”
.El talento de Malikian con el violín, como explica, está arraigado a la cantidad de tiempo que le dedicó en su vida: 15 horas por día durante 40 años. “Cualquiera que haga eso sería considerado un prodigio”, dice
.A los 12 años dio su primer show y a los 14, el director de orquesta Hans Herbert-Jöris lo escuchó y le consiguió una beca del Gobierno alemán para cursar estudios en la Hochschule für Musik und Theater Hannover. Su música se paseó por los cinco continentes, conoció más de 40 países y las mejores salas de conciertos.
En la actualidad está presentando su espectáculo “Intruso” y su gira mundial tiene como próximo destino la Argentina. Se presentará en Córdoba este 26, y el 27 y 28 lo hará en Buenos Aires, en el Teatro Gran Rex. Y luego seguirá con su recorrido itinerante, con el violín como puente de melodías y herramienta de trabajo.
- ¿Por qué este espectáculo lleva por nombre “Intrusos”?
-Intrusos nos hemos sentido todos. Cualquier ser humano en algún momento de su vida se ha sentido un intruso, más o menos, y otros se han sentido intrusos toda la vida. Creo que, como músico, antes de encontrar tu propio camino, tienes que pasar mucho tiempo siendo intruso. He probado muchos géneros, he entrado en muchos ámbitos, muchos mundos, muchos lugares que, aunque no me sentía de allí, he aprendido todo lo que tenía que aprender. He probado, experimentado y todo aquello de sentirse intruso, he forjado lo que soy hoy día y es un poco un homenaje a todas estas sensaciones de sentirse desplazado.
- ¿Por qué crees que tu padre te obligó a estudiar violín?
-Primero porque él estaba enamorado del violín, le encantaba, pero empezó a tocar el violín bastante tarde, no tuvo una preparación muy adecuada, entonces nunca pudo vivir de ello y quería que realizara yo todos sus sueños, por eso se empeñó y también porque vio que tenía facilidades. Nota aquí.
sábado, septiembre 28, 2024
Joan Manuel Serrat
Festival Fontanarrosa: llegará Joan Manuel Serrat para celebrar a su entrañable amigo
El catalán será el especialísimo invitado internacional entre el 22 y el 26 de noviembre en Rosario.
En esa ciudad, se recordará el nacimiento del Negro con un sinúmero de actividades.
Joan Manuel Serrat no iba a fallarse a su amigo el Negro Fontanarrosa ni en la primera edición del Festival en homenaje al recordado caricaturista rosarino de diario Clarín, ni en el más allá. Por eso será el especialísimo invitado internacional entre el 22 y el 26 de noviembre próximo en Rosario, ocasión en la que se recordará el nacimiento del humorista, en un evento que se prevé muy masivo pues habrá un sinúmero de actividades para recordar al “Negro” Fontanarrosa.
Corría el inicio de 2002, tras la estrepitosa caída de la economía argentina luego del corralito y el corralón de Domingo Cavallo que retuvo los ahorros de los argentinos en los bancos, cuando llegó la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Los organizadores de la muestra, como en tango, se preguntaban “dónde hay un mango, viejo Gómez” para traer un invitado extranjero en medio de la catástrofe financiera con un dólar de valor imposible.
Serrat aceptó venir si en la apertura de la Feria podía compartir la charla con su amigo Fontanarrosa. Así de estrecha y conmovedora fue la amistad entre ambos. El cantautor catalán, que se retiró de los escenarios hace más de dos años, cantaba en “Las malas compañías”, “mis amigos son sueños imprevistos/…/mis amigos son gente cumplidora/que acuden cuando saben que yo espero/si les roza la muerte disimulan/que pa' ellos la amistad es lo primero”. Y tan bien elegidos los tenía que siempre consideró a sus amigos “lo mejor de cada casa” aunque fueran “convictos de atrapar sueños al vuelo”.
Los libros de Roberto “Negro” Fontanarrosa se siguen vendiendo tanto como vendía el diario para leer sus viñetas donde la lucidez de sus personajes siempre encendía una sonrisa.
El Festival celebrará el 80 aniversario del nacimiento de Fontanarrosa, hijo ilustre de Rosario y honrará su vida y su obra que marcó a varias generaciones. El resto de los invitados se conocerán en dos semanas. Nota aquí.
Dani Martín
El cortometraje irónico en el que Dani Martín alude a su salud mental con amigos como Broncano o Coque Malla
El cantante dará dos grandes conciertos en diciembre en los que repasará 25 años de carrera profesional con El Canto del Loco y en solitario.
El cantante madrileño Dani Martín ha lanzado en sus redes sociales un corto de seis minutos que protagoniza él mismo, internado en un centro de salud mental, en el que se rodea de pacientes-amigos como Rulo, Iván Ferreiro, Cris Méndez, Broncano, Dani Fernández, Coque Malla, Loquillo y Jorge Ilegal, y en el que parece anunciar nueva canción el próximo 3 de octubre.
Lo cierto es que en el mes de marzo Dani Martín anunció dos grandes conciertos en diciembre con los que repasará 25 años de carrera profesional, entre su etapa en El Canto de Loco y como artista en solitario, en el WiZink Center de Madrid, por lo que este vídeo viene a ser una confirmación definitiva en la que convoca, además: El último día de nuestras vidas, el 3 de octubre, el título del corto, que también podría ser el título de una nueva canción.
En diciembre de 2022, el cantante informó de que se tomaba “unos años” sabáticos de la música “para mejorar como persona” tras reconocer su “tendencia a engordar, con ansiedad y con dificultad” para concentrarse, entre otras circunstancias.
Precisamente, en el vídeo realiza un alegato a cuidar la salud mental y respetar a los que sufren esta dolencia con un significativo mensaje de una doctora interpretada por Blanca Portillo: “Algunos medios de comunicación han decidido que ya puedes salir, que ya estás preparado para retomar tu carrera”, le dice la actriz antes de darle el alta.
En ese momento, Dani Martín sale del centro y se encuentra con el dúo Estopa, que se lo llevan de allí.
El corto, en el que David Broncano, el conductor de 'La revuelta', es un celador del centro de salud mental, está “dedicado a todos aquellos que en alguna ocasión han pedido ayuda y a todos los que día a día trabajan para proporcionarla”. Nota aquí.
Ramón Serrano
A LAS CINCO DE LA NADA
Pedro Almodóvar
“El cine ha sido una maldición y una bendición”
El cineasta, muy emocionado, recoge el premio Donostia en presencia del presidente del Gobierno antes de la proyección de ‘La habitación de al lado’
Hace 44 años, un Almodóvar treinteañero llegó a San Sebastián a presentar en su festival de cine Pepi, Lucy, Bom y otras chicas del montón, su debut en el largo. Aquel viaje ha devenido con las décadas en una odisea vital, rematado con el premio Donostia para el cineasta en esta 72ª edición del Zinemaldia, y justo con su primer largometraje en inglés, La habitación de al lado, con el que ha ganado el León de Oro en Venecia. “Es difícil mantenerse intacto en un momento como este, pero lo voy a intentar desesperadamente”, confesaba en el escenario del Kursaal con el galardón custodiado en manos de quien se lo había entregado, Tilda Swinton. Llevo, desde que llegué a esta ciudad, disfrutando de tantas emociones... Gracias por tanto cariño”.
En su discurso de agradecimiento, explicó: “Desde pequeño en el cine vi una realidad que era mejor que la mía”. Así ha hablado de su pasión por el cine: “Me ha salvado de muchos peligros y me lo ha dado todo. El cine ha sido una maldición y una bendición. No entiendo otra vida que la que llevo, escribiendo y rodando cine. Mi vida no tiene sentido sin el cine. Incluso cuando se acaben las ideas, seguiré rodando. Porque no concibo la otra posibilidad, el vacío”. Acerca de su carrera, reflexionó: “He impuesto mi mentalidad desde los márgenes sin que nadie me otorgara un permiso. Hoy, cuando alguien me dice que por mi cine ha estudiado español o ha venido a Madrid por mis filmes, me siento pleno”.
Después de repasar una larga lista de colaboradores en su cine y en su vida, explicó: “Si a alguien ofendí, le pido perdón, no he podido ser de otra forma... y tampoco lo he intentado. Abusando de este premio y de este micrófono, os aconsejo: hagamos lo posible porque las grandes tragedias, el dolor cotidiano, la injusticia social... todo lo negativo se convierta en ficción”. Y agradeció la presencia en el patio de butacas del Kursaal de Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, porque “así apoya a la cultura”.
Horas antes, Pedro Almodóvar, que venía de celebrar sus 75 años el miércoles, se definió ante la prensa como “abrumado”: “Estoy viviendo un tumulto de emociones. Entre las proyecciones de mi película, el premio y el cumpleaños estoy al borde de las lágrimas. Y eso me hace reflexionar sobre muchos temas. Es que hace 44 años ya estuve aquí con Pepi, Lucy, Bom y otras chicas del montón. Yo recuerdo que era tan defectuosa que vendí que sus defectos eran en realidad estilo. Así de descarado soy. En fin, esta ciudad aún me provoca muchísimas emociones”. Así arrancaba el encuentro más multitudinario de esta edición del festival de San Sebastián, que rinde pleitesía a Pedro Almodóvar. Nota aquí.