Otra manera de ser político.
Las más de 50.000 personas que en apenas día y medio desfilaron el domingo y lunes, 19 y 20 de septiembre, ante la capilla ardiente de José Antonio Labordeta, ofrecen y exigen una reflexión.
En Aragón se percibió de inmediato que se estaba ante un hecho de tremenda resonancia, sólo comparable al entierro de Joaquín Costa, en febrero hará un siglo justo. (Por cierto, el martes, tras la incineración, decidió la familia con gran acierto depositar los miles de flores en ramos y coronas, ante el mausoleo del otro gran aragonés contemporáneo enterrado en su tierra: no lo están Goya, Cajal o Buñuel). Nota completa aquí.
Las más de 50.000 personas que en apenas día y medio desfilaron el domingo y lunes, 19 y 20 de septiembre, ante la capilla ardiente de José Antonio Labordeta, ofrecen y exigen una reflexión.
En Aragón se percibió de inmediato que se estaba ante un hecho de tremenda resonancia, sólo comparable al entierro de Joaquín Costa, en febrero hará un siglo justo. (Por cierto, el martes, tras la incineración, decidió la familia con gran acierto depositar los miles de flores en ramos y coronas, ante el mausoleo del otro gran aragonés contemporáneo enterrado en su tierra: no lo están Goya, Cajal o Buñuel). Nota completa aquí.
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