miércoles, octubre 09, 2024

Rafa Mora

 MIENTRAS DUERME LA POESÍA

Mientras duerme la poesía,
pierden l@s poetas su fe en el mundo.
Los dioses reinventan la historia para mantenerse erguidos.
Hay humo en lugar de aire.
Sangre en lugar de vida.
Cenizas en lugar de sol.
Mientras duerme la poesía,
brotan enredaderas en todos los espejos.
Es estéril la tierra, pues destruye sus frutos.
Es baldío el esfuerzo, pues lo usurpa el hastío.
Es abstracto el futuro, pues desarma los sueños.
Mientras duerme la poesía,
estalla el ritmo en cristales afilados.
Ya no quedan luces para llorar ausencias.
Y huye, herido, el silencio
en mitad de la noche.
Despertad a la poesía,
pues sin ella,
el tiempo está vencido.



Santy Pérez

 

Javier Bergia


 

Luis García Montero

 Soy imbécil

Aunque la sociedad contemporánea haya borrado el papel de los intelectuales, es difícil no sentir escalofríos cuando se utiliza la palabra inteligencia, inteligencia estadounidense, inteligencia israelí, para preparar o legitimar el asesinato de miles y miles y miles de personas.

Aunque esté muy desprestigiada, las cosas más necesarias de la vida pierden sentido cuando dejan de mantener relaciones con la palabra bondad. Aunque la sociedad contemporánea haya borrado el papel de los intelectuales, porque una voz reflexiva se hunde en las urgencias multitudinarias de las redes sociales, es difícil no sentir escalofríos cuando se utiliza la palabra inteligencia, inteligencia estadounidense, inteligencia israelí, para preparar o legitimar el asesinato de miles y miles y miles de personas. La bondad no tiene buena fama desde hace muchos años, es la puta barata de las conversaciones. Antonio Machado tuvo que advertir en su Retrato que era bueno en el buen sentido de la palabra, porque se arriesgaba a ser tratado como un imbécil si defendía en público su bondad. Así están las cosas.

Para alegría de los miles de tuiteros enmascarados por la extrema derecha en las redes sociales, yo quiero declarar en público que soy un imbécil, un buen imbécil. Como catedrático de Universidad, escritor y lector de periódicos, siento un escalofrío cada vez que oigo hablar de los servicios de inteligencia que están detrás de la matanza televisada de personas en Palestina y Líbano. Se puede ser de derechas o de izquierdas, cristiano, árabe o judío, ateo o religioso, blanco, negro o mulato, hombre o mujer, con alcohol o sin alcohol…, pero uno no puede dejar de estremecerse cuando alguien, llámese Hitler o Netanyahu, se considera con el derecho planificado de asesinar a miles y miles de personas. Sin ese mínimo de bondad humana, negarse a un genocidio, no tienen sentido humano las religiones, las patrias, la política, los gobiernos nacionales o las reuniones internacionales.

Aunque sé que la palabra inteligencia alberga su mal sentido, pido en nombre de la cultura que se respete su lado bueno, que también lo tiene, y se hable con más propiedad de los servicios de barbarie de Israel. Nota aquí.



Charly García

 

Alberto Alcalá


 

Virginia Innocenti

 "El repertorio de Tita Merello está dolorosamente vigente"

La actriz y cantante retoma clásicos de la legendaria figura del tango: la esperada edición en CD de "Dijeron de mí" habilita un nuevo encuentro en vivo, enriquecido por el material de su espectáculo "Herida absurda" y canciones propias.

En los días felices de 2010, Virginia Innocenti protagonizó en el Centro Cultural Kirchner una obra de teatro musical inspirada en Tita Merello (Dijeron de mí, se llamó) y de tan buena no solo resultó muy festejada por el público y la prensa, sino también premiada varias veces. Pero le faltó algo: eternizarla en un disco de audio. Al publicarse originalmente solo en DVD, y ante sugerencias de allegados a la cantora y actriz que lo ponían en la lectora “solo para escuchar la música”, fue que Virginia decidió publicarlo solo en audio. “Si gusta tanto así, solo sonoro, sin necesidad de la imagen, ¿por qué no editar un disco, directamente?”, pensó Innocenti y pasó a los hechos con la edición del material, que presentará en público el sábado 12 de octubre -un día antes, Tita cumpliría 120 años- a las 21 en el Café Berlín (Avenida San Martín 6656).

Reponerlo implica entonces volver en voz nueva sobre enormes gemas que la Merello cantó y propagó en sus años de energía. “'¡Tormenta!', '¡Cambalache!', '¡Graciela Oscura!'... todo el repertorio que abordó en su momento Tita es una bomba. Y está dolorosamente vigente, como si se hubiese escrito ayer”, exclama Virginia, mientras atraviesan su mente las doce canciones que pueblan el material que, además de la voz de la actriz, conlleva el piano y los arreglos de Diego Vila.

“'¡Arrabalera!', '¡Tata… llevame pa'l centro!', '¡Llamarada pasional!'”, sigue exclamando Innocenti, mientras toma un suave té aromático en su casa de Villa Ortuzar, y se lleva las manos al pecho para improvisar una versión casera de “Arrabalera”, de Cátulo Castillo y Sebastián Piana: “Mi casa fue un corralón / De arrabal bien proletario / Papel de diario el pañal / Del cajón en que me crié… Yo quería rescatarla del olvido, ponerla en valor, porque fue una mujer increíble, Tita, una mujer que salió al mundo siendo analfabeta, y terminó teniendo hasta programas de radio, desde los que les salvó la vida a muchísimas mujeres preguntándoles si se habían hecho el Papanicolaou”.

-La secuencia más fuerte y recurrente de sus últimos años, sin dudas. Era una militancia.

-Incluso, cuando hago esta pregunta en el espectáculo la gente se ríe, y yo no sé si se ríe de los nervios, porque ella decía a voz en grito algo que supuestamente era difícil de nombrar. Yo creo que hoy habría que preguntar, también, ¿muchacho, te hiciste el chequeo prostático? En fin, Tita significó muchísimo para la sociedad a la hora de enfrentar la cultura patriarcal. Semejante mujer, que sin embargo recién se ha convertido en un ícono del feminismo en los últimos años, porque recuerdo que en el momento en que entrené la obra, mucha gente no la conocía, o la recordaba como una mujer mala, porque era fuerte y hacía oír su voz. Nota aquí.




Andrés Suárez

 

Emiliano del Río


 

Tute


 

martes, octubre 08, 2024

Rodolfo Serrano

 Una vida tranquila

Qué quiere que le diga, estoy tranquilo,
ya no ambiciono nada y nada espero.
Dejo pasar los días, un rescoldo
de aquellos viejos fuegos del pasado.
De vez en vez, alguien que me recuerda,
me llama por teléfono, me habla
de los lejanos tiempos en que fuimos
los reyes de la gloria y de la noche.
Las calles y sus sombras, el delirio
de amor y sus derrotas, las batallas
inútiles, absurdas -lo sé ahora-
las madrugadas frías. El desastre.
Ya ve usted, no sé si el calendario
me dará algún momento, pero ahora,
mi vida ya cumplida, solo tengo
esta nostalgia blanca por su nombre.
Por el recuerdo de un cuerpo en la penumbra,
algún verso perdido que aún me viene
confuso a la memoria y ese tacto…
el calor de su piel entre mis dedos.
El tiempo es un canalla, amigo mío.
Nos roba lo mejor de lo que fuimos,
deshace aquellos nudos que hoy sabemos
eran humo perdido en las promesas.
Así que vivo en paz. Espero. Leo.
Un café. Ver la tele y aburrirme.
Un recuerdo. Lejano. Tal vez, nada.
Y el dolor. Caminar hacia las sombras.
Foto de Raul Cancio.



Pugliese & Goyeneche

Silvia Penide


 

Emilio Aragón

 “No hay que politizarlo todo, la vida es mucho más”

El artista reflexiona sobre su nueva vida literaria, el fenómeno Broncano o su prolífica carrera: “Me perdí muchos momentos de mis hijos, pero nunca es tarde para intentar recuperarlos con los nietos”

Para España es Emilio Aragón (La Habana, 65 años). Para sus nietos, el capitán Bebo. El mejor contador de cuentos sobre la faz de la tierra. Y un abuelo especial porque también es un niño. Con zapatos nuevos y la ilusión intacta. Antes de la entrevista, se topa en una estantería con varios ejemplares ―recién impresos― de su primer libro de aventuras y los ojos le hacen chiribitas. “¡Hacedme una foto para mis nietos! Nada me ha emocionado tanto en los últimos años”, dice sobre Telmo Lobo. El misterio del capitán (Alfaguara). Y eso que lo ha hecho casi todo en la vida: músico, productor, guionista, actor, empresario, payaso, director de cine, presentador... Y lo que le queda. El tiempo apremia. Por eso, se levanta de una mesa si se ponen a hablar de política, no usa redes sociales y apenas ve la televisión. ¿Cuándo se lanzará a escribir una novela para el público adulto? “Cuando sea mayor”, dice con una sonrisa burlona.

Pregunta. En el libro, les da este consejo a sus nietos: “Lo que nos define es el amor que damos y recibimos. No el dinero ni los trofeos que ganamos”. ¿Cómo aprendió esta lección?

Respuesta. Gracias a mi madre [Rita Violeta Álvarez], que ha sido incondicional, también para el amor. A veces, se nos olvida porque la vida no es un camino de rosas y aprendemos a base de golpes. Con treinta años trabajé mucho y me perdí muchos momentos de mis hijos, pero nunca es tarde para intentar recuperarlos con los nietos.

P. Precisamente Telmo Lobo nace de las aventuras que les cuenta antes de dormir. El personaje del capitán Bebo es usted.

R. Sí, pero he intentado escribir como si le escribiera a un adulto, al niño que todos llevamos dentro. Es una novela que los hijos le pueden pasar a sus padres. No sé escribir desde otro lado que no sea desde el corazón y, de vez en cuando, soy un poco moñas, pero quería contar una historia trepidante para competir contra las redes sociales y los videojuegos, algo que no es fácil. Nota aquí.



Paula Mattheus

 

Pez Mago


 

Mercedes Sosa

 Mercedes Sosa y un disco en directo para recuperar la memoria

La grabación que aportó el ingeniero de sonido Carlos Melero recoge las presentaciones de la "Negra" del disco Corazón libre (2005), con las que volvía a los escenarios después de dos años de ausencia por problemas de salud.

Siempre que se evoca el tema discos en vivo de Mercedes Sosa, la apelación es recurrente. La memoria colectiva va en general hacia aquellos que brindó entre fines de la dictadura y recomienzos de la democracia. Los de febrero de 1982 –del 18 al 28, puntualmente- cuando, con la patria financiera-dictatorial medio en retirada, la cantora repletó el Teatro Ópera varias veces, interpretando canciones de resistencia y esperanza, que no solo venían del palo folklórico –la ladearon Charly García, Rodolfo Mederos y León Gieco, por caso-. La síntesis de aquel hito quedó plasmada en el eterno doble Mercedes Sosa en Argentina. 

También suele ir la memoria social, hacia aquel otro multitudinario concierto que la “Negra” brindó junto a León Gieco, Gustavo Santaolalla y Milton Nascimento, en la cancha de Vélez, el 21 de diciembre de 1984. Bienvenido es entonces que el Instituto Nacional de la Música, en concomitancia con la Fundación “Mercedes Sosa”, la familia de la tucumana y el sustancial aporte del ingeniero de sonido Carlos Melero -quien cedió registros inéditos al INAMU- haya tenido la oportuna idea de publicar un material tendiente a renovar la memoria. Se trata de En vivo en el Gran Rex 2006, y eterniza las 26 canciones que la “Negra” cantó 23 y 24 de mayo de 2006, en otra zaga conmovedora, en el teatro porteño. Días otoñales de una etapa en la que –a diferencia de la antedicha- la patria popular brillaba, fueron los que Mercedes eligió para activar dos propósitos. Nota aquí.


Dani Flaco & Coti Sorokin

 

Rozalén


 

Luis García Montero

 Las columnas

Lo que aprenden los escritores que firman en la prensa por respeto a sus lectores, deberían aprenderlo muchos políticos por amor a la ciudadanía.

En su libro Ropa de casa (2024), confiesa Ignacio Martínez de Pisón lo que se aprende como creador literario cuando uno escribe columnas en los periódicos. Tiene toda la razón. Ustedes, lectores, hacen posible una escuela de literatura. Yo he aprendido mucho con ustedes desde que en los años ochenta empecé a colaborar en el Ideal de Granada. La disciplina, los horarios de trabajo, el modo de elegir un contenido, la conciencia de cada contenido debe adecuarse a una forma, las estructuras, los tiempos de un argumento y el pudor expresivo son ejes imprescindibles a la hora de escribir un poema o una novela, columnas que sostienen la inspiración en el trabajo. Se trata de fundamentos que acentúan su protagonismo en un periódico. La inmediatez del diálogo con los lectores es una buena escuela. En una colaboración semanal, no se pueden dejar para el año que viene las posibles correcciones de un verso.

Se aprende también a separar en lo posible el yo biográfico de la voz literaria. Uno sale de fiesta, vuelve a casa con dos copas de más, soporta una regañina familiar, un espejo acusador, pero al sentarse a escribir la columna necesita mantener la calma, alejarse de los arrebatos, cultivar la autoridad de la propia voz más allá de venganzas, malestares o desilusiones. Uno comprende que se juega la ecuanimidad y la rectitud en un adjetivo. Cada palabra supone una forma de legitimación. Eso que aprenden los columnistas por respeto inmediato a sus lectores, deberían aprenderlo muchos políticos por amor a la ciudadanía. Cuando opinan sobre el bien o el mal, demuestran con frecuencia que han pasado una mala noche, han tenido una experiencia sexual difícil o un novio que les acaba de pegar un sablazo en el banco. Las crispaciones no son buenas columnas para una sociedad. No es bueno llamar la atención con palabras sucias y caras rencorosas. Saber contar las palabras es un modo de arreglar la casa. Nota aquí.



Patricia Lázaro

 

Ariel Rot


 

El Roto

 


lunes, octubre 07, 2024

Robe Iniesta

 El barrio en el que todos viven

La sólida actuación de Robe engrandeció su figura apelando en el Fórum a los público más dispares

Ellas apenas pasaban de los veinte mientras él superaba los cincuenta. Ellas eran tres y bailaban y cantaban saltando y riendo. Él, casi inmóvil, cara de felicidad escrita con una tímida sonrisa, ni se movía ni cantaba. Su melena gris denotaba su estirpe estética. A estas cuatro personas les unía un artista de 62 años. También a los críos y crías allí presentes con sus padres, y personas que pertenecían al menos a cuatro generaciones, cada una de ellas no sólo representada por cifras irrelevantes. En conjunto 23.800 personas, además, todo y el predominio del barrio y de personas con calle, también los había de clase media y acomodada. Es cierto que para ser un grande no sólo debes tener un público sino una suma de públicos y Robe Iniesta es de estos, es de los que no hablan sólo para los de su generación. Este poeta urbano es para muchas personas una suerte de santón en el que se debe confiar porque no usa medias tintas para hablar de tiempos que merecen mejora o que, como dijo, nos obligan a luchar para cambiarlos aunque, remachó explícito “si se logra o no me importa una puta mierda”. Se hace camino al andar, dijo otro. Es lo que también cuenta para Robe.

Con una configuración del Fórum adaptada para un solo escenario, el show se pudo oír y ver en buenas condiciones casi en cualquier lugar del recinto. La comodidad era necesaria, tres horas de espectáculo separadas por más de 20 minutos de descanso lo exigían. Precios en barra no disparatados favorecieron un disfrute que mantiene a Robe en la cresta del rock urbano nacional con su apuesta entre la ternura, la crudeza, la palabra gruesa y el trazo sensible de sus canciones más reposadas. Estas fueron las protagonistas de la primera hora larga de concierto, abierta como suele ser normativo con Destrozares, una pausada canción dolorida donde ya se mostró violín y los sonidos de clarinete y saxo que perfilan los bosques de guitarras propios del rock que Robe encarna. Sudadera de aspecto ajado, camiseta solidaria de la fundación que apoya, Colibrí, y sus sempiternas faldas estampadas como imagen siempre rematada por su melena entreverada por las canas. Seco como un alambre. El de siempre, como siempre, haciendo de cada concierto no un calco del anterior por mor de no aburrirse en la repetición de una gira que lleva meses protagonizando con éxitos constantes y que desembocará en Madrid a inicios de noviembre.

En la tercera canción ya introdujo el primer cambio en su repertorio en relación con los más recientes mediante Guerrero. Era sólo la tercera pieza de las 23 que interpretó pero ya tenía al público seducido por esa voz de secarral, y le cantaba y cantaba con él como quien celebra reconciliarse con la alegría de vivir. Los brazos de la multitud eran ya miles de limpiaparabrisas yendo de lado a lado en Nana cruel, dedicada a todos los niños en zonas de conflicto, en especial a los de Gaza. Antes había saludado en catalán, idioma que reconoció no le había parecido necesario, ¿por qué no hablarán normal como yo?, dijo que se preguntaba antes, hasta que Albert Pla se cruzó en su vida. De él hizo La sequía otra muestra de poesía amorosa fundamentada en imágenes que no evocan amor y que forman parte de un lenguaje considerado vulgar. Porque Robe, como Pla, habla de la vida, de sentimientos, anhelos y frustraciones, de adicciones, depresiones y superaciones con imágenes ásperas que rascan, piedras en un camino de palabras. Lenguaje directo como un bofetón. No hay recovecos. El primer bloque, en el que ya sonaron tres temas de Extremoduro, su anterior banda, se cerró con El poder del arte y su celebración de canciones que dejan en el aire “olor a napalm”.Nota aquí.



Miguel Ríos & Amaral

 

Rash & El Sombrero del Abuelo


 

Paris Joel

 De La Niebla

Vaporosa nube descendente hambrienta de colinas,
Envidiosa del rocío y su fragancia,
Muéstrame, otra vez, el hollín del horizonte,
La traición de la balada y la sirena
En este luto de floreciente agua sucia.
Ya no brinda por tí el café de la mañana,
Ni tienes papel en la tragicomedia de las rosas,
Simplemente eres un tren que pasa,
A la misma hora,
A la misma hora.



La Raíz

 

Andrés Suárez


 

Bar de Viejes

 La licenciada en letras que le devuelve la vida a bares que son verdaderas joyas de barrio fuera del radar

Martina Alfuso es la creadora de “Bar de Viejes”, un proyecto cultural y una comunidad que nació en 2018 en Instagram y tiene su fuerte en la organización de ciclos.

“No quiero ser influencer, no me interesa generar likes, los bares son mi refugio”, confiesa Martina Alfuso, creadora de “Bar de Viejes”, un proyecto cultural y una comunidad que nació en 2018 en Instagram, pero que tiene un anclaje muy fuerte en la realidad, a través de sus ciclos “Bar Abierto”, llena locales olvidados –verdaderas joyas– de barrio que están fuera del radar de las modas. “Es un acto de resistencia urbana: conversar y reivindicar el ocio”, dice Alfuso.

“En lo que se repite nace lo nuevo y la sorpresa”, cuenta. Su trabajo es intuitivo y de altruismo emocional: armar una bitácora de bares donde aún laten los corazones y se cruzan las miradas. “Es un aliento por recobrar un mundo en desuso”, dice Alfuso, que es licenciada en Letras. Dedica su vida a habitar estos rincones que sostienen un modo de vida en cámara lenta. Señala portales en el arrabal, huérfanos de modernidad.

Lleva mapeado más de 1000 bares de la ciudad y de la provincia de Buenos Aires, de Santa Fe, de Córdoba, de Misiones, de Río de Janeiro, de Montevideo y de Mar del Plata. Su proyecto fue declarado de interés cultural por la Legislatura porteño. Además de reseñar en su cuenta de Instagram y en su sitio web (tiene un mapa de los bares), cada quince días escribe “Voy al Bar”, un boletín que tiene más de 2500 suscriptores. En él cuenta historias de estos territorios, capsulas de humanidad donde viven la literatura, el amor, la política y el arte.

La comunidad es muy activa y acepta el juego de Alfuso: unir lo analógico con lo tecnológico, la vejez con la juventud. “Tradición y vanguardia”, resume. “En los bares está la síntesis del mundo”, agrega y esa composición establece un parámetro popular: promueve el aperitivo como facilitador de la magia, la conversación en mesas confidentes, el copetín como una poética señal gastronómica. El “Bar Abierto” se hace una vez por mes, allí se materializa la obsesión de Alfuso: “Poblar los bares de cotidianeidad”

En cada uno de ellos concurren entre 150 y más de 200 personas que hacen realidad lo que se comunica en la red social. Allí solo se oficializa una consiga: día, hora y lugar. Los encuentros vuelven la vida a viejas esquinas que sostienen los sentimientos de una ciudad herida, en orfandad de liturgias que alienten lo afectivo.

“Los bares son la infancia de una humanidad en extinción”, observa Alfuso. Desde 2021 ha realizado 21 de estos encuentros y el próximo es el 19 de octubre en un bar icónico: el “Florida Garden”, situado en Florida y Paraguay, punto de encuentros de artistas. Homenajeará a Federico Manuel Peralta Ramos con la exhibición del film El Coso, dirigido por Néstor Frenkel. Siempre son con entrada libre y gratuita.

“Me gusta trabajar el concepto de misterio”, afirma Alfuso. Durante los primeros años nadie sabía quién estaba detrás de “Bar de Viejes”. Se suponía que era un grupo de amigos, jamás se dudó que se trataba de un hombre. Eligió el anonimato y en las entrevistas radiales distorsionaba su voz. “Los bares capturan el misterio y el descubrimiento”, asegura. Espacios añorados por una minoría que los tiene como escudos para protegerse del ruido y del dolor.

Juntarse en un bar

Su idea creció hasta convertirse en un hábito para sus seguidores, uno feliz: juntarse en un bar para hacer algo sencillo, entregarse a la azarosa oportunidad de la sorpresa y el diálogo. “Los bares no solo están habitados de fantasmas, sino de mucha vida”, dice Alfuso. Su búsqueda es metódica, pasa al menos ocho horas por día en ellos, su trabajo es serio y comprometido. Desde 2010 lo hace así. “Los bares me adoptan”, aclara.

Comenzó en “El Motivo”, de Villa Pueyrredón y en esa búsqueda voraz por hallar la magia y las voces del pasado para recomponerlas en el presente, empezó a escribir las historias que oía, conversaciones y el registro de su paso diario por el bar.

Un trabajo la hizo viajar en tren y en esos recorridos fue anotando en una libreta los bares que le interesaban, aquellos donde encontraba una señal. En muchos fue parando. “Nadie sabía bien qué hacía una mujer joven y sola tantas horas en un bar”, confiesa Alfuso. En 2010 le costó la aceptación, pero desbloqueó niveles hasta que comenzaron a tratarla como un par.

En su mesa sobraban los libros, su notebook, libreta de notas y de estas contemplaciones nació su “proyecto analógico: poblar de gente los bares”. Nota aquí.







Marta Soto & María Peláe

Rafa Pons


 

Ramón Serrano

 IMPRESIONES DOMINGUERAS

los domingos de otoño son para la amistad
Sigue sonando lejos la orquesta
es una banda de viento y percusión
la lleva y la trae cada domingo
el viento que sopla desde hace años
en papel de periódico lejano
los domingos sólo corren los suyos
fotografiados en negro y blanco
el parque de quedó vacío
los muchachos y las muchachas del Instituto
vuelan por otros barrios
aquí la calle es asfalto puro y duro
es el quitrán daliniano
sigue pertinaz la banda
mortecino el sol reverbera
en la pared de la memoria vana
lucen su green las acacias
brillan las hojas conscientes del estertor
de un otoño que displicente nos engaña
lobos y pájaros la tarde anuncia
los domingos y la soledad
esa orquesta que no cesa
ensayan la oportunidad de la fiesta
aquella que el resplandor con el aire jugaba
como las olas marinas en la cala
van y vienen a golpe de esmeralda
¡Qué bien que la tarde es hoy mediodía!
no hay lobos ni alimañas raras
los pájaros están callados
las acacias lucen sus enaguas
mañana serán cobres moribundos
sólo seguirá el viento urbano
con su orquesta bajo el brazo
la tristeza ensaya que ensaya.



Florencia Núñez

 

Agustín Donati


 

Flavita Banana

 


domingo, octubre 06, 2024

Conduciendo a Conciencia

 "Una forma de dar amor que se contagia y vuelve"

León Gieco, Los Tipitos, Ligia Piro, Maggie Cullen, David Tagger, Vale Acevedo, Sandra Vázquez, Joana Gieco y Alejo León protagonizarán dos conciertos de la ONG surgida tras la tragedia del colegio Ecos, en la sala Caras y Ceretas del Grupo Octubre.

Es una mañana de sol tibio en una sala de ensayo de provincia y los músicos y organizadores del concierto van llegando entre risas y abrazos. Antes del ensayo se hará esta nota, así que hay tiempo para esperar a que lleguen todos, entre algún mate y bromas compartidas. Llega León Gieco con la gorra y la sonrisa de siempre, comenta cuánto lo ayudó su puntualidad prusiana en lugares como Rusia, "manda al frente" a sus jóvenes y demorados acompañantes de viaje, el cantautor David Tagger y el bajista Antonio Druetta. Van cayendo los integrantes de Los Tipitos, acomodan guitarras. Los anfitriones disponen amorosamente un catering casero, hay hasta ramos de hierbas y verduras de hoja que uno de ellos trajo de su huerta para repartir. Se respira un clima de entusiasmo. Más que eso: lo que se percibe motorizando a esta gente que se levantó temprano para la juntada es algo del orden de la alegría. Nadie diría que el germen de este encuentro que se repite desde hace 18 años como un ritual y un imperativo del hacer, fue el dolor más grande que puede atravesar a una persona.  

El 8 de octubre de 2006, nueve chicos y chicas y una docente del colegio porteño Ecos murieron en la ruta cuando volvían de una actividad solidaria en una escuela rural de El Impenetrable. El micro que los llevaba de regreso fue embestido de lleno por el conductor de un camión que manejaba altamente alcoholizado, y que también murió, al igual que su acompañante. Otros 38 chicos y docentes sufrieron heridas de distinto tipo. La "tragedia del colegio Ecos", como se la conoció -aunque, en tanto evitable, no califica como tal- transformó para siempre a muchas familias. Y lo que hicieron con ese dolor indescriptible, lejos de paralizarlos, los puso también a transformar. 

Así fue como nació Conduciendo a Conciencia, la ONG que puso en acción a este grupo humano que hoy se define, sin dudarlo, como "una gran familia". Se pusieron al hombro la tarea de concientizar en seguridad vial. Continuando la tarea de sus hijos, apadrinaron la escuela rural a la que ellos iban, y con el tiempo muchas más del norte argentino, -también hospitales y salas de primeros auxilios, en ocasiones pueblitos enteros, ver aparte-. Mantuvieron su acción y la ampliaron en el tiempo, fueron sostén y generaron proyectos que no hubieran imaginado. Y cada 8 de octubre, declarado Día del Estudiante Solidario en honor a estos chicos y chicas, organizan un gran concierto que congrega a grandes artistas, en un "homenaje solidario que es también una forma de celebrar que todo esto es posible", según sus palabras. 

Se acerca un nuevo 8 de octubre y el gran concierto solidario esta vez será doble, y volverá a ser protagonizado por históricos y nuevas figuras. León Gieco, Los Tipitos, Ligia Piro, Maggie Cullen, David Tagger, Vale Acevedo, Sandra Vázquez, Joana Gieco y Alejo León, forman parte de la grilla artística. Como siempre, estará además el "padrino eterno" sobrevolando y cuidando la música que aquí se ofrende: Luis Alberto Spinetta, uno de los primeros motores de estos conciertos, y autor junto a Gieco de "8 de octubre", el himno que cada año cierra, alzado en un coro colectivo, los conciertos de Conduciendo a Conciencia. Nota aquí.








Paula Mattheus

 

Daniel Hare


 

Paul McCartney

 Paul McCartney en River, cómo estallar de vida

Al frente de una banda monolítica que sabe todo lo que hay que hacer con material de Beatles, Wings o su etapa solista, el músico de 82 años provocó una gozosa comunión colectiva.

El 5 de octubre de 1962, las disquerías británicas recibieron el primer single de una banda nueva que inicialmente tendría el módico logro de un puesto 17 en los rankings, pero terminaría siendo mucho más: la chispa que encendió una mecha planetaria. Muy poco después, "Love Me Do" iniciaba la revolución Beatle.

Sesenta y dos años después, en el escenario del Estadio Monumental, la armónica vuelve a sonar, Paul McCartney tiene colgado el bajo Hofner y se acerca al micrófono y canta esa sencillísima frase inicial. Y el estadio se viene abajo. Y no es la primera vez. Y no va a ser la última.

Sir James Paul McCartney no necesita brillantes pulseritas de colores para convertir a una atestada cancha de River en una masa profundamente unificada en la emoción. Corre con ventaja, claro, posee un catálogo de canciones imbatible y extenso, y un público al que esas canciones transportan a infinidad de universos personales de puro goce y felicidad. Eso que da el arte. Entonces Macca desparrama belleza con "I've Just Seen a Face", y el piso vibra. Y cuando parece que está al límite vocal en "Got to Get You Into My Life" hace "Blackbird" y es otra vez un hechizo y no vuela una mosca. Y provoca una fiesta hasta inesperada con el "Letting Go" de Wings y lo remata con "Drive My Car". Y hace debutar en Argentina a "Getting Better", nada menos, en una versión descomunal.

Y en cada canción, en cada giro melódico, en cada estribillo que es imposible olvidar, la masa frente al escenario se estremece, los ojos y oídos fijados en este tipo que no se entiende cómo, a los 82 años, sale y descerraja dos horas cuarenta de show que son dos horas cuarenta de pura vida.

McCartney, además, tiene una banda de la hostia. Los guitarristas Rusty Anderson y Brian Ray, el tecladista Paul “Wix” Wickens y el baterista Abe Laboriel Jr. llevan tanto tiempo juntos que ni necesitan tener nombre propio para imprimirle lo que se necesita a las canciones del jefe. Y enriquecerlas. Cuando la gente apenas se está recuperando del impacto de ver cantar juntos a Lennon y McCartney en "I've Got a Feeling" (gracias, Peter Jackson), el grupo se lanza a una coda hipereléctrica que lleva las cosas a otra dimensión. El combo de "Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band Reprise" y un "Helter Skelter" absolutamente desatado, arrollador, dan cuenta de un grupo que no está "a la altura", es mucho más que eso, es lo que Macca necesita para no ser un mero ejercicio de nostalgia y autocover. Nota aquí.




Marcela Morelo & David Lebón

 

Rozalén

 


Joaquín Pérez Azaústre

 El presente es nuestro

Percibo un fin de ciclo cada vez que ensancho el horizonte. Es una sensación emocional, pero también física: tu propio cuerpo exclama que ya es otro el fulgor, otro el acecho, otra la melodía de las palabras y también su sentido. No hay victoria en ello, no hay triunfo: hay terminación, que es de lo que está hecha la vida, y también esperanza, que es lo que la echa a andar. Estos días he pensado en las épocas que terminan y en cómo las recordamos. Principalmente, porque es una tendencia natural pretender alojarse en lo mejor del pasado. Hay quien te sigue hablando como si estuviéramos en los primeros 2000, desde aquella lejana juventud alargada: cuando todavía lo teníamos todo por hacer, por escribir, por amar, por caernos y por reconstruirnos. Quizá porque lo que se extraña, cuando se enfoca así un recorrido, precisamente, es tener todavía 20 años. No añoras un tiempo, sino lo que podrías haber hecho desde ese justo instante, cuando tenías aún todas las puertas por abrir y cruzar, todos los anhelos, todos los cuerpos por descubrir y amar.

Pero más allá de la caricia confortable -porque se está mirando parcialmente- del ayer abolido, hay que preguntarse qué ha pasado, mientras, en este arco de tiempo. Tú qué has hecho. Con quién has empatado, y con quién has perdido heroicamente. La vida está cincelada con muy pocos triunfos, algunos muy humildes y privados, que nadie puede ver, aunque nos marcan; y también de derrotas que nos matan el ánimo, lo rompen, nos van talando lentamente el tronco, hasta cortarlo, para recomponernos de otra forma. Pretender habitar continuamente el pasado puede ser una tendencia natural en la literatura, una manera de contemplar la vida y de hospedarse en ella, sin tener que exigir demasiado al presente; sin embargo, cada vez que lo haces estás desatendiendo la sustancia que tienes entre manos, nuestra carga de tiempo y de aventura, nuestra oportunidad. Porque, como dice siempre con autoridad mi admirado y querido Miguel Rellán, nuestro tiempo es este. Nota aquí.



Tato López & Raquel Capote

 

La Lá


 

Dani Martín

Dani nos cuenta por Facebook.

Ayer escuchasteis ‘El último día de nuestras vidas’, la canción que da nombre a mi próximo disco. Sale el 8 de noviembre, tiene 10 canciones y ningún dueto.
Este disco es un grito, como refleja la portada: un grito de la música que sale de mis entrañas, de las frases que forman parte de mi verdad, de mi necesidad de vivir el presente real cada vez más a fuego.
Es un aullido para que los lobos vuelvan a su raíz, un grito a lo flautista de Hamelín para que las guitarras rujan en los garajes y los bolígrafos vuelvan a atreverse a hablar de sentimientos.
Es una obra que contiene el quejido; el canto al amor, al desamor, al desequilibrio y la búsqueda visceral de no ir a lo obvio.
Arte de la calle, chulería, madrileñismo y mucho sentido del humor.
Todo el arte del disco lo ha hecho Bego Martín y tenemos preparados unos formatos físicos increíbles que dentro de poco os enseñaremos.
A partir del 8 de noviembre, subid el volumen, ponedlo en el coche a tope, cantad, llorad, compartid y que os acompañe mucho.