lunes, junio 30, 2025

El Jose

 

Rodolfo Serrano

 Oración para ti

Que el tiempo te dé fuerzas, te vista de ternura,
y encuentres lecho cálido y refugio ante el frío.
Que la vida te bese, como a un niño, en la ausencia
y tengas los amores pegados a tu carne.
Que no llores de olvido y todas tus mañanas
sean como un relámpago de luz en la tormenta.
Que siempre te acaricie la mano del amigo
y puedas, cuando sufras, besar la boca amada.
Que dios te dé consuelo cuando te sientas sola,
cuando estés triste y veas que la vida es un sueño,
una noche de sombra, un camino a la noche,
cuando busques tus nombres en la voz de los otros.
Yo no puedo llevarte más allá de ti misma,
aunque siempre te haya llevado entre mis dedos.
Beberé en tu recuerdo y en tu piel dejo escrito
este verso más último de las noches más bellas.
Así que, en esta hora, cuando mueren los ángeles,
te deseo y te invoco, lejos ya del abismo,
y les pido a los dioses que te guarden y lleven
al dulce paraíso que ha vivido en tu pecho.
(Hay un cielo que ampara tu sueño y mi deseo)
Foto de Raul Cancio.



Dani Flaco


 

Soledad

 

La Renga

 La Renga volvió a ser local en cancha de Huracán 

Unas 40 mil personas fueron partícipes de una velada histórica y durante dos horas y media pudieron saborear un menú de treinta canciones de todas las épocas del trío de Mataderos. Habrá nuevas funciones este martes y el próximo sábado.

Y un día La Renga volvió a ofrendar su banquete en tierras porteñas. Después de ocho años sin tocar en Ciudad de Buenos Aires –un combo de cancelaciones y negativas burocráticas para otorgarle los permisos la convirtieron en una banda casi prohibida en esta ciudad-, el trío de Mataderos concretó este sábado el primero de sus tres shows –repite el martes 1 y el sábado 5 de julio- en el estadio de Huracán, un escenario que les es más que familiar. De hecho, la última vez que lograron tocar en estas pampas fue justamente en una serie de seis recitales en el Tomás Adolfo Ducó y un cuarto de siglo atrás grabaron aquí su emblemático disco Insoportablemente Vivo (2001). Ahora, al menos 40 mil personas fueron partícipes de una velada histórica y pudieron saborear un menú de treinta canciones de todas las épocas del grupo.

¿Por qué el Gobierno de la Ciudad dio tantas vueltas en estos años para autorizar los shows? Porque La Renga es una banda incómoda, en varios aspectos. Primero, porque su público está integrado en general por sectores de clases populares de barrios bajos –bandas de “desangelados”, diría Solari- que vivencian cada “banquete” con intensidad, fervor, desenfado y con algunos gestos de ritual dionisíaco. El desborde, se sabe, no se lleva bien con los protocolos de las fuerzas de seguridad. Y segundo, porque el grupo se caracteriza por ofrecer una poética combativa y rebelde que no comulga con el poder económico y político. La Renga no es precisamente una banda fácil de domesticar. Si en “Vende patria clon”, canción de 1998, criticaban las privatizaciones del programa neoliberal menemista, en la actualidad varias de esas canciones vuelven a cobrar sentido.

“Es una época muy sarpada la que se está viviendo. Muy cruel. Está de moda insultar en redes sociales. No sé qué está pasando. Hay que parar de darle de comer a ese monstruo que crece”, dijo el cantante Gustavo "Chizzo" Nápoli antes de tocar “El monstruo que crece”, de Truenotierra (2006). Sin embargo, durante las dos horas y media que duró el show, el vocalista no se pronunció de manera directa sobre la coyuntura sociopolítica en el escenario ni tampoco hizo uso del micrófono más que para cantar. La noche fría de invierno, de algún modo, impactó en el ánimo y la energía del público. Si bien el concierto renguero se vivió con alegría y emoción, hubo que esperar a que sonaran los clásicos “Tripa y corazón”, “A la carga mi rocanrol”, “El Twist del pibe” y “Motoralmaysangre” para que los seguidores se encendieran y empezaran a revolear los buzos y camperas.

En la previa, también la jornada transitó con calma y tranquilidad –más allá de alguna breve escaramuza en la entrada una vez iniciado el show-. Durante la tarde, los fanáticos del grupo hacían su propio ritual en los alrededores de la cancha de Huracán y en las esquinas de Parque Patricios: se tomaban fotos con sus amigos y sus banderas, compartían algunos tragos, compraban la remera de la fecha a los vendedores ambulantes y arengaban con clásicos recitaleros como el que dice: “Vamos La Renga, con huevo vaya al frente, que se lo pide toda la gente...”. Nota aquí.



Jesús Garriga


 

Fernando Bravo

 

Virginia Lago

 "La obra es un homenaje y un reconocimiento"

Hija de padres gallegos, la experimentada directora y actriz aborda en esta pieza teatral el tema de la inmigración. "Es una obra onírica. La contamos desde el lugar del recuerdo. No es nada realista", define Lago. 

A pesar de su larga trayectoria, es la primera vez que la actriz y directora Virginia Lago aborda el tema de la inmigración en el teatro. Aunque cuenta que ”desde hace mucho tiempo tenía una obra sobre ese tema en la cabeza, pensada desde el comienzo hasta el final”. Este año pudo darse el gusto de estrenar Sueños escondidos en el mar, que no es otra cosa que esa obra tantas veces imaginada, según cuenta en la entrevista con Página/12. Una de las imágenes que colaboraron con este montaje que reúne actuación, música y proyecciones es la de su madre, que llegó a los 20 años desde Lugo, Galiia, “sola en el puerto, con su tapadito y su valijita, a la espera de encontrarse con sus dos hermanos que ya estaban establecidos acá”. 

La amistad entre mujeres, el deseo inquebrantable de colaborar unas con las otras para que todas hagan realidad su propio destino es, según explica la actriz y directora, el eje principal que vertebra Sueños escondidos…. Algo parecido le sucedió a Lago cuando su hermana y sus amigas la animaron a hacer algo que ella no había imaginado hacer nunca. “Yo había ido con ellas a un lugar donde buscaban actores”, cuenta Lago. Y aunque ella estaba en calidad de acompañante se atrevió a aceptar un papel que más tarde le valió el primer premio en un concurso. “Así comencé a actuar en la televisión haciendo papeles chicos”, resume la actriz quien en 1961 recibió el premio revelación por su trabajo en Alias Gardelito, bajo la dirección de Lautaro Murúa.

Sueños escondidos… tiene textos que fueron escribiéndose en forma colectiva entre Lago y las actrices que interpretan a los personajes: Stella Cazal, Sonia Grimberg, Liliana Simsi, Gabriela Sintas y Paula Trucchi. “Son cinco mujeres que

simbolizan a otras”, dice Lago, “con sus costumbres, sus sabores, aromas, amores y recuerdos”. La música es de Mario Corredera, el diseño de luces, de Damián Janza y el video, de Ariel Bottigheimer. La obra puede verse en Andamio ‘90 (Paraná 660) los domingos a las 19.30.

-Además de la dirección, figurás como la responsable del concepto estético. ¿Cómo es la puesta?

-Es una obra onírica. La contamos desde el lugar del recuerdo. No es nada realista…Está el barco y la sirena que suena entre la bruma y los personajes están ahí como desdibujados en su llegada al Hotel de Inmigrantes. Digo que no es realista por las imágenes que se proyectan y el uso de la luz que va siguiendo la música y se ve como destellos de estrellas fugaces. Los personajes de las inmigrantes cantan y se mueven al unísono. Yo estoy en escena pero junto a los músicos. Somos una presencia que está más allá de lo terrenal.

-¿Cómo se compone el grupo?

-Son cinco mujeres que en realidad componen a una sola. Improvisé con las actrices y el texto se fue armando. Es una creación colectiva pero siempre les dije que yo tenía la última palabra (risas). Nota aquí.



Iván Noble


 

Eneko


 

domingo, junio 29, 2025

Depedro, Paula Neder, Pala & Alejo García

 

Bebe


 

Pizzeria Pirilo

 La pizzería de 93 años con la fainá gigante donde hacen fila para comer “de parado”

Se amasa a mano, no hay máquinas y se preserva el antiguo

En el corazón de San Telmo, el barrio más visitado por los turistas extranjeros que encuentran allí vestigios de la Buenos Aires de antaño, hay una pizzería que es toda una institución en el barrio y un ícono gastronómico de la ciudad. Hace casi un siglo que prepara una fainá gigante y los comensales hacen fila todos los días para comer “de parado”.

“Pirilo”, la pizzería de 93 años, que está ubicada en la calle Defensa 821, nació como un proyecto comercial de una familia de inmigrantes italianos. En principio, también tenía una heladería. Cuando el negocio quedó en manos de Juan “Pirilo” Virazzi, sobrino de la primera dueña, decidió enfocarse solamente en las pizzas.

En horarios en los que el negocio está cerrado es muy difícil sospechar que allí funciona una de las pizzerías más famosas y concurridas de la ciudad. La angosta persiana de metal está baja y no hay grandes carteles ni marquesinas. No hace falta atraer a los clientes: todo el mundo sabe que allí se come una de las mejores pizzas de Buenos Aires.

Una característica esencial del local es que solo ofrece cuatro variedades de pizza: muzzarella, anchoas, fugazza y fugazza con queso. Todas se hacen al molde y tienen un tamaño enorme: 55 centímetros de diámetro. Claro que la fainá gigante es aún más grande. Se amasan a mano, porque no tienen ninguna maquinaria y su actual dueña, que es Silvia, la hija de “Pirilo” se jacta de este proceso artesanal, el mismo que se hacía en los años 30.

La pizzería de Pirilo, donde se come “de parado”

El local es muy pequeño y apenas entran dos mostradores, que son utilizados por los parroquianos como barra. No hay mesas ni se entregan platos, por lo que quienes desean comer ahí mismo lo hacen “de parado”, adentro del negocio o en la vereda, al solcito. Es un ritual que se repite día tras día desde 1932. Nota aquí.




Arde Bogotá & Dani Fernández

 

Pasión Vega


 

Luna Park

DF Entertainment y Live Nation anunciaron la renovación y el gerenciamiento del Luna Park

El mítico estadio será gestionado de manera integral por ambas firmas en las próximas décadas

DF Entertainment, junto a su socio Live Nation, firmó un acuerdo estratégico con Estadio Luna Park S.A. para renovar el mítico estadio de Buenos Aires y gestionarlo de manera integral por las próximas décadas.

Declarado Monumento Histórico Nacional en 2007 por la Secretaría de Cultura de la Nación, el Luna Park será objeto de una profunda renovación y expansión a partir de esta nueva alianza.

Inaugurado en 1932 como un estadio de boxeo, el Luna Park se ha transformado a lo largo de las décadas en uno de los recintos culturales más importantes de América Latina. Fue escenario de presentaciones históricas de artistas como Frank Sinatra, Luciano Pavarotti, Mercedes Sosa, Astor Piazzolla, Sui Generis, como así también las emblemáticas peleas de Ringo Bonavena, Carlos Monzon y José María Gatica, entre otros además de eventos memorables como la visita de su Santidad Juan Pablo II en 1987. Con su última gran renovación realizada hacia mediados del siglo XX, el estadio requiere hoy una modernización integral para alinearse con los estándares globales del entretenimiento en vivo para recibir a eventos de primer nivel y a sus fans.

DF Entertainment y Live Nation liderarán la renovación del Luna Park con una reapertura prevista para fines de 2027, marcando el inicio del camino hacia su centenario en 2032. La obra incrementará su capacidad y conservará su emblemática fachada y elementos arquitectónicos originales, reafirmando su identidad como uno de los venues más reconocidos del mundo. DF Entertainment–Live Nation fue seleccionado por Estadio Luna Park S.A. a través de un proceso de selección privado, en el que participaron los principales actores del mercado.

“Es un inmenso honor haber sido elegidos junto a nuestros socios de Live Nation como únicos responsables para renovar el recinto cultural más importante de la historia de nuestro país” expresó Diego Finkelstein, Fundador de DF Entertainment. “Vamos a poner todos los recursos y capacidades de DF Entertainment y Live Nation al servicio de esta transformación sin precedentes para que el Luna siga siendo referente en el mundo como un punto de encuentro entre artistas y espectáculos de todas las disciplinas y géneros, deportistas de élite y fans, en vista del presente y futuro del mundo del entretenimiento y preservando a su vez su legado histórico.”. Nota aquí.







Haydeé Milanés & Pablo Milanés

 

Manu Clavijo


 

Joaquín Lera

 MUSGO Y ALGAS

Caminó hasta que las botas se tiñeron de musgo.
Tenía tantos ases en la manga
que parecía un comodín herido.
Grietas donde entraba la luz del crepúsculo.
El corazón en objetos perdidos.
Al reencontrar su latido exclamo:
Amiga aguanieve,
vengo del futuro.
No me pisotees
por gozar más que sufro.
Derribé claroscuros.
Sigo apuntando ideas
en un cartón con alas.
Ni eufórico, ni triste.
Feliz a ráfagas.
Pasmado entre mareas.
Como un pirata sin velero,
en los ojos llevo el mar
y la luna en el sombrero.
Vierto lágrimas de sal,
que reflejan lo que siento.
Al despedirse el eco cantaba:
Nadó hasta que sus aletas
se tiñeron de algas.



Daniel Hare

 

Quique González


 

Rafa Mora

 A esas personas que realizan en sus vidas actos de amor sin esperar nada a cambio.

Este poema, va por ellas.
ACTOS DE AMOR
Hay actos de amor que ensanchan la luz del horizonte.
Que se abren paso entre la oscuridad y el vértigo.
Que acompañan la estela del dolor
y la disipan con una ternura hermosa e incondicional.
Hay actos de amor que nos hacen llorar entre bambalinas.
Cuando la luna agradece el gesto y tus lágrimas recuerdan lo que somos:
un suspiro del mundo.
Hay actos de amor que beben el tiempo de la soledad.
Que hacen brotar la vida bajo la tierra quemada.
Allí donde no nace el sueño,
porque el sueño durmió hace años entre primaveras baldías.
Hay actos de amor que te honran.
Que escriben lo que eres.
Que describen lo que has sido:
un puente en la senda de alguien;
una orilla,
donde espera otro río.



Carlos Boyero

 

Tute



sábado, junio 28, 2025

Marta Robles

 Marta Robles, líder de Las Migas: “Las letras en el flamenco se tienen que renovar, hay que reescribir el cuento”

Hace 20 años fundó la primera banda exclusivamente femenina dedicada al género de la guitarra y el cante. Después de ganar un Grammy Latino, presentan su nuevo disco: ‘Flamencas’

A Marta Robles (Sevilla, 48 años), le regalaron su primera guitarra con siete años. No sabemos si fue un regalo envenenado: era zurda y tuvo que aprender a tocar con la mano derecha. Entró en el conservatorio para estudiar guitarra clásica, una disciplina en la que la presencia de la mujer aún continúa siendo una excepción y, a partir de ahí, jamás ha dejado de complicarse la vida. Hace 20 años fundó la primera banda exclusivamente femenina dedicada al flamenco: Las Migas.

A cada fuga de una de sus miembros, Robles contestó con una incorporación más ajustada al proyecto colectivo. Hoy lleva con su cuarteto siete discos de estudio, un Grammy Latino al mejor álbum flamenco y la satisfacción de provocar la locura colectiva en cada una de sus actuaciones. La última, hace un mes en el Flamenco Festival de Londres, donde Las Migas presentaron Flamencas, su nuevo trabajo.

Pregunta. Es una mujer abrazada a una guitarra, instrumento históricamente masculino, zurda que toca a diestras, lidera una banda formada exclusivamente por mujeres y, para añadirle más riesgo, dedicada a un flamenco libérrimo. ¿Se crece ante las dificultades?

Respuesta. ¡Qué bonita descripción! Creo que sí, me crezco, estoy enganchada a superarme. Es algo que me viene de familia, nos educaron como mujeres independientes, quizás demasiado autoexigentes. Mi hermana María, cuando me ve al borde, me dice: “Marta, aunque no tuvieras brazos, y no pudieras tocar la guitarra, serías tú igualmente”. Pero yo no me imagino mi vida sin guitarra o sin música.

P. Y todo con una alegría que desarma. Podría llevar tatuado el verso de Benedetti: “Defender la alegría como una trinchera”.

R. Es que soy una persona muy afortunada, intento ser feliz, la vida está pasando muy rápido. Ya no hay tiempo para la queja, voy a lo que voy. Quiero disfrutar de esto y hacer sentir bien a los que me rodean. Nota aquí.



Pedro Pastor & Rupatrupa

 

Rozalén


 

Félix Maraña

 Vivienda social

Al atardecer, dos niños,
construyen sus emociones,
con apenas dos acciones,
dos palos que son dos guiños,
completados con aliños,
en el inmenso océano,
entretenimiento sano,
sobre la silente arena,
y una mujer, en la escena,
mueve sus pies en el baño.
El sol ilumina el cuadro
mientras el día se agota,
la luna también lo nota
y toma el surco a su aladro,
componiendo otro recuadro
que presume un nuevo día,
para hacernos compañía
en el ciclo de la vida.
La mar parece dormida
pero el sol ya lo sabía.
Luna y sol, en armonía,
dan señales precursoras
de ese ciclo de las horas,
con su eterna sinfonía,
marcando a la oceanía
los tiempos de las mareas.
Entre sus muchas tareas,
luna y sol y sol y luna
cuidan del niño en la cuna
que sueña con las baleas.
[Fotografia. Atardecer en la Zurriola. Koro Saavedra].



María Ruiz & Mocchi

 

Luis Quintana


 

Antonio Machado

 Una noche de verano

Una noche de verano
—estaba abierto el balcón
y la puerta de mi casa—
la muerte en mi casa entró.
Se fue acercando a su lecho
—ni siquiera me miró—,
con unos dedos muy finos,
algo muy tenue rompió.
Silenciosa y sin mirarme,
la muerte otra vez pasó
delante de mí. ¿Qué has hecho?
La muerte no respondió.
Mi niña quedó tranquila,
dolido mi corazón.
¡Ay, lo que la muerte ha roto
era un hilo entre los dos!



Elena Roger

 

Rafa Pons


 

Raphael

 Raphael está de vuelta: “No he llorado ni una sola vez en estos meses. Estoy muy bien enseñado”

Seis meses después de haber sido diagnosticado con un linfoma cerebral primario, el cantante vuelve a actuar en el Teatro de la Zarzuela. Allí empezó su leyenda hace 60 años. “No quiero que el público sufra por mí. Por eso sigo”, asegura a EL PAÍS.

El 3 de noviembre de 1965, Raphael (Linares, Jaén, 82 años) entró al Teatro de la Zarzuela como una estrella en ascenso. Después de tres horas de concierto en directo, y con solo 22 años, salió convertido en un astro absoluto. En esa época, los artistas que triunfaban en España solían actuar en festivales y no cantaban solos ante un público sentado. “No se atrevían. Pero yo no tenía otro camino. Tenía que ser todo o nada. Fui a por todo”, explica el cantante a EL PAÍS.

Si Antonio el Bailarín no le hubiera cedido el teatro madrileño para su gran noche, la historia habría sido otra. El show del 65, el primero que hizo en solitario, marcó un antes y un después en su carrera. “Supongo que todo habría sido muy diferente”, admite. Poco después lanzó su primer LP, Raphael; dio su primer concierto navideño en televisión, en el que interpretó por primera vez El Tamborilero, que sigue siendo el villancico más vendido en España; y representó al país en Eurovisión con Yo soy aquel. Alcanzó la séptima posición con el tema de Manuel Alejandro.

Seis décadas y 70 millones de discos vendidos después, El Divo de Linares vuelve al Teatro de la Zarzuela para dar tres espectáculos con su gira Raphaelísimo. El primero fue este jueves y los otros dos serán el sábado y el domingo. Es su forma de celebrar el sesenta aniversario de su primer gran concierto, pero también es su manera de anunciar que está de vuelta seis meses después de haber sido diagnosticado con un linfoma cerebral primario, un tipo de tumor cerebral poco frecuente. Cantar en La Zarzuela es como una “cábala” para él. En 2003, tras recibir un trasplante de hígado, también actuó allí. “Es como un seguro para mí. No estoy nervioso. ¿Cómo voy a estar nervioso si esta es mi casa de toda la vida?”, dice horas antes del primero de sus tres shows en el teatro madrileño.

Cuando canta, el torrente vocal de Raphael es desbordante. Ahora, cuando habla, su voz puede sonar como un hilo fino. Pero a grandes rasgos sigue siendo “aquel”: una estrella, siempre en control. No quiere recordar la mítica noche del 65, en la que lo acompañaron el gran Waldo de los Ríos, Gregorio García Segura y el dúo Los Gemelos. “No soy de esas personas que están hablando del pasado. Me lo nombras, lo recuerdo y me da cosita. Me gusta oírlo, sentirlo, pero no quiero recordarlo”, insiste.

Raphael viene a hablar del futuro, pero ante las preguntas insistentes sí recuerda algo de aquel concierto: al día siguiente tuvo que presentarse en el cuartel de Colmenar para empezar el servicio militar. Lo raparon y hasta llevó peluca en algún concierto. Un año después, con la mili ya hecha y el pelo más largo, empezó su trayectoria internacional. En 1967 representó por segunda vez a España en Eurovisión con Hablemos del amor, también compuesta por Manuel Alejandro. En el 68 le ofrecieron competir de nuevo en el certamen europeo, pero no aceptó. “Ya estaba contratado con mucha anticipación para unos conciertos en Francia. Fue mejor así”, reconoce. Ese año, Massiel ganó el festival con su La la la. Nota aquí.



Erlich


 

viernes, junio 27, 2025

Santiago Motorizado

 

Dani Fernández

 El viaje transformador de Dani Fernández

El artista presenta ‘Todo cambia’, un documental que muestra su intimidad. Un ejercicio rodado a lo largo de siete meses que le ha servido para comprender que todo lo que ha vivido durante su carrera le ha ayudado a trazar su propio camino

El cantante Dani Fernández lo ha contado todo en un documental. Su carrera musical y su vida, sin filtros. Todo cambia, una pieza audiovisual de 75 minutos que Repsol ha producido junto a Warner Music, narra la intimidad de uno de los artistas más reconocidos y reconocibles del pop-rock español. Dani Fernández ha permitido que grabaran su vida personal y profesional durante siete meses. El resultado es una película honesta, que transmite su característica energía, pero que también muestra a veces sus dudas. El artista de Alcázar de San Juan (Ciudad Real), de 33 años, ha descrito el proceso como “sanador y transformador”: le ha servido para comprender que todo lo vivido le ha ayudado a convertirse en la persona y el artista que es.

Todo cambia está dirigida por Charlie Arnaiz y Alberto Ortega, fundadores de Dadá Films & Entertainment, que antes habían rodado biopics de grandes personalidades, como Supergarcía (2023, sobre el mito radiofónico José María García), Raphaelismo (2021, sobre el cantante Raphael) o Anatomía de un Dandy (2020, sobre el escritor Francisco Umbral). El documental de Dani Fernández se estrenó primero en el Festival de Málaga, luego el pasado 19 de junio de forma simultánea en diez cines Kinépolis y desde el 29 de junio estará disponible en Movistar+.

Cuenta Dani Fernández que al recibir la propuesta sintió vértigo, pero también ilusión. El documental le ha permitido reconciliarse con su pasado y entender mejor su presente. El músico pidió que todo fuera real, que se mostraran todas sus facetas, desde el artista en el escenario hasta el padre en casa. Concluye que gracias a Todo Cambia ha comprendido que es todos los “Danis” que ha sido y es. Nota aquí.



León Gieco, Joana Gieco & Alejo León

 


Rafa Pons

 

Café Roma Bar

 Cafetines de Buenos Aires: el bar centenario que funciona como sede social del barrio de La Boca y exhibe donaciones de vecinos

Se llama Café Roma Bar y desde 1905 ocupa la esquina de Almirante Brown y Olavarría, en el sur del mapa porteño. Había nacido como un almacén de despacho de bebidas y a comienzos del siglo XXI rejuveneció con la compra de sus últimos dueños. La penetración cultural y su influencia musical con referencias del calibre de Carlos Gardel y Fito Páez.

Si existe —o existió— un barrio fértil para la instalación de cafetines, ese fue La Boca. Dentro de la tipología de comercios de fines del siglo XIX y principios del XX, los cafetines eran propuestas sencillas, frecuentados por gente de baja condición social y ubicados en zonas orilleras como la ribera del Riachuelo. Son pocos los exponentes que aún se están funcionando de los años cuando el barrio funcionaba como puerto. Uno de esos, con 120 años, sobre sus mesas aún perdura el Roma.

El Café Roma Bar —como se presenta en sus redes sociales— abrió en 1905 en la esquina de Almirante Brown y Olavarría. Ese mismo año, y a sólo dos cuadras de distancia, en la Plaza Solís, un grupo de muchachos fundó el Club Atlético Boca Juniors. Digo, como para aportar más capital boquense a la historia. El Roma nació como almacén con despacho de bebidas. No tengo certeza de que siempre haya tenido la misma denominación. Es probable que no tuviera ninguna y que se lo conociera popularmente con el nombre de su propietario.

¿Qué puede decirse del vecindario para cuando despuntaba el siglo XX? La Avenida Almirante Brown estaba plagada de cafés, teatros y cabarets en las cinco cuadras que van desde Pinzón hasta el borde sur, la ribera Pedro de Mendoza. Y su hermana paralela, Necochea, era la arteria por donde se silbaban los tangos de la Guardia Vieja. Las primeras orquestas o solistas que tocaban en los cabarets, cafés concierto o bailetines.

Fue por esos años que el almacén bar se ganó una anécdota sin igual. El hecho ocurrió “allá por el año once” como rezan los versos escritos por Enrique Cadícamo para el tango El Morocho y el Oriental que Ángel D’Agostino compuso en 1946. La milonga comienza con un recitado que dice así: “Viejo café sesentón que por La Boca existía, allá por Olavarría esquina Almirante Brown”. La letra recuerda una noche en la cual un tal Cafieri copó la parada dentro del boliche para anunciar “aquí traigo una yunta que cantando hacen primores” y, a continuación, presentó a un dúo de muchachos. Los anunció de esta manera: “este mozo es El Morocho y este Pepe, El Oriental”. Recién al final del tango la genial pluma de Cadícamo revela la identidad de los cantantes: “Ah, café de aquel entonces de la calle Olavarría donde Cafieri caía allá por el año once. De cuando en el arrabal de guapo tenía cartel, y el morocho era Gardel y Razzano, El Oriental”.

La anécdota es cierta. Cafieri era un taita de La Boca que introdujo a esta pareja de amigos por el barrio. Se sabe también que por el viejo bolichón pasaron muchos otros tangueros como Juan de Dios Filiberto, Agustín Bardi, Genaro Espósito, Francisco Canaro, Eduardo Arolas y los payadores Hilario Cazón y Gabino Ezeiza.

Hacia 1950 lo adquirieron unos hermanos, Octavio y Prudencio, de quienes, entiendo, devino el nombre Roma. Los años pasaron, los hermanos se pusieron mayores, y su descendencia no supo continuar el negocio. Hasta que el Roma bajó la persiana, pero no para siempre. Transcurridos dos años del cierre, otra familia boquense se hizo cargo de esa esquina histórica: los Randazzo. Nota aquí.







Paco Cifuentes


 

Paris Joel

 

Lalo Schifrin

 Lalo Schifrin, el artesano de éxitos que pudo haber sido abogado

La música de "Misión: Imposible" fue solo uno de los jalones de una carrera en la que alternó inolvidables bandas de sonido para series televisivas y la gran pantalla. Todo por un llamado desde París y un encuentro casual con Dizzy Gillespie. 

El mundo de la música está lleno de grandes hits, melodías inmediatamente reconocidas por millones de personas. Pero hay una categoría aún más allá, que podría definirse como "megahit", esa clase de canciones a las que les bastan un par de segundos para activar inmediatamente la memoria del oyente y dibujarse completa en el cerebro mucho antes de su final. En esa categoría, sin lugar a dudas, revista una bonita página compuesta en 1966: basta escuchar esos frenéticos violines, el marchoso piano, para que inmediatamente aparezca un universo inolvidable. La canción se llamaba "Mission: Impossible". Su compositor, Boris Claudio Schifrin, era un argentino de 34 años que cimentaba así un camino ya auspicioso antes de esa banda de sonido. Un camino que haría del alias artístico Lalo Schifrin una contraseña mundial, como global fue la noticia de su muerte, en la tarde del jueves y en Beverly Hills, con 93 años recién cumplidos, el pasado 21 de junio. La frase "fin de una época" suele repetirse demasiado. Pero con Schifrin no parece exagerada.

“El cine es como la ópera del siglo XX", definió con justeza el compositor, director y pianista, en una entrevista de Santiago Giordano para este diario en 2020, cuando recibió uno de tantos reconocimientos, el de la Unión de Compositores de Música para Cine de Francia. "Es cierto que la ópera es un espectáculo vivo y el cine se reproduce a través de la electrónica, pero más allá de eso, la actitud del compositor ante una película es similar a la que tuvieron Mozart, Verdi, Donizetti y Wagner ante sus dramas y sus comedias. El arte de escribir para cine tiene que ver con lograr el contrapunto entre imagen y música". 

En palabras de Schifrin parece sencillo, "lograr el contrapunto entre imagen y música". Pero solo los realmente talentosos llevan el ejercicio a una síntesis que los convierte en referentes de la composición para obras audiovisuales. En ese sentido, no puede sino agradecerse que el camino de Schifrin en realidad se haya torcido. Porque su padre, Luis Schifrin, era primer violinista del Teatro Colón y lo animó a tomar estudios de piano con Enrique Barenboim (padre de Daniel) y de composición con Juan Carlos Paz. Pero a la vez se mostraba contrario a que el niño, a pesar de su evidente talento con las teclas, siguiera sus pasos. Lalo estaba a punto de recibirse de abogado cuando las musas decidieron intervenir: desde Francia le llegó la comunicación de que había sido aceptado en el Conservatorio de París, un giro definitivo que agradecerían los pentagramas.

No es difícil imaginar la fascinación de ese pianista de 20 años que durante el día tomaba clases con Olivier Messiaen y por las noches se zambullía en los mismos tugurios jazzeros frecuentados por otros argentinos que se harían célebres como Julio Cortázar y Astor Piazzolla, con quien no solo compartió escenario y labores musicales sino que terminó desarrollando una sólida amistad. “La beca del Conservatorio no daba para mucho y había que salir a ganar un poco de plata por otro lado", recordó en aquella entrevista. "En ese trajín, que duró cuatro años, aprendí muchísimo, de la música y de la profesión de músico. Eso contribuyó a la mezcla de mi formación, del mismo modo que antes habían contribuido los cines de la calle Lavalle. Tuve la suerte de poder probar y digerir mucha música y así encontrar mi propio estilo”. Nota aquí.




Homenaje a Serrat

 


Alejandro Sanz

 

René Bertrand

 Murió el actor y director teatral René Bertrand

Tercera generación de una familia de artistas, era hijo del actor César Bertrand y la actriz María Rosa Fugazot. Estaba casado con la también actriz Belen Giménez.

El actor y director teatral argentino René Bertrand murió este jueves a los 53 años, en un sanatorio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El artista, que estaba luchando contra una larga enfermedad, tuvo una crisis de salud en las últimas horas, por causas que no fueron precisadas aún. 

El encargado de comunicar el fallecimiento de Bertrand a través de las redes sociales fue el periodista Fede Flowers. "Dolor inmenso: acabo de hablar con María Rosa Fugazot y me confirmó el fallecimiento de su hijo René Bertrand", publicó en su cuenta de X. También confirmaron la triste noticia Gustavo Sofovich y Mariano Iúdica, amigos del actor.

Sin bien hasta el momento no hay precisiones sobre las causas de su muerte, se cree que un virus habría producido un colapso en su salud, que se encontraba debilitada ya que luchaba contra una larga enfermedad. Nota aquí.



César de Centi


 

Miguel Rep


 

jueves, junio 26, 2025

El Plan de la Mariposa

 

Soda Stereo

 A 30 años de "Sueño Stereo", el comienzo de la despedida de Soda

Tras una necesaria pausa por las tensiones surgidas en la gira de "Dynamo", Gustavo Cerati, Zeta Bosio y Charly Alberti volvieron al estudio para un disco que supo conjugar un sonido clásico con la experimentación electrónica.

Soda Stereo eligió el solsticio de invierno de 1995 para publicar el que a la postre fue su último disco de estudio: Sueño Stereo. En coincidencia con ese día, el pasado sábado en el Centro Cultural Artlab, en el marco del ciclo Audiófilo (dedicado a repasar elepés esenciales de la cultura pop), se revisitó tamaño repertorio en vinilo. Este séptimo trabajo recién vio la luz en ese formato en 2015, y como álbum doble, porque originalmente apareció en CD y casete. El dato lo aportó Charly Alberti, baterista de la banda, quien fue de la partida en el conversatorio previo a la escucha; evento que sirvió para celebrar los 30 años de un material que, a pesar de que fue un éxito y evidenció el clímax creativo de la banda, no pudo impedir la separación del trío.

“Sueño stereo fue un proceso que básicamente nos llevó a otro lugar, con respecto a lo que estábamos acostumbrados a hacer. Nosotros, con esta obsesión de ir un paso más allá, generábamos estos cambios tan profundos que había de un disco a otro. Quizá donde menos eso se puede notar, porque son cercanos sonoramente, es en Signos y Nada personal. Pero eso pasó porque estábamos empezando a salir con nuestras primeras grandes giras, y los tiempos se nos complicaban mucho. Y vos necesitás un pequeño espacio mental para bajar la data”, explicó el músico. “Nosotros veníamos de hacer Dynamo, cuyo primer impulso sonoro lo llevé yo, tras hacer el disco Plum (con Deborah del Corral). Más allá de eso, Sueño Stereo nos puso en un lugar de ‘reset’”. (N. del E.: la aseveración llamó la atención de varios asistentes que recordaban que Dynamo se editó en 1992 y Plum en 1995).

Al momento de definir la dirección del disco que estaban por preparar, la decisión se tomó de forma diferente a la de sus otras producciones. “Siempre teníamos charlas sobre lo que estábamos escuchando o alguien venía con algún sonido. En este disco no se dio eso, y nos pusimos a hacer una revisión de nuestra historia. Y pensamos que, en vez de ir para adelante, era mejor revisar todo lo que quedó”, evocó Alberti. “Al terminar un disco, difícilmente lo volvés a escuchar. Pero cuando venía en el auto, revisé los temas, para tratar de acordarme de algunas cosas, y hay bases que fuimos arrastrando. Hay cosas que no podés terminar, porque no le encontrás la vuelta para que eso se vuelva un tema. Entonces te quedan segmentos que vas guardando. Años después, escuchás eso con otra cabeza. Así fue la exploración en este caso”.

Aunque canciones como “Disco eterno” fueron una consecuencia de situaciones lúdicas. “Gustavo de pronto estaba jugando con los delays, y a eso le metí el ritmo. Así surgieron muchas otras cosas, porque nos poníamos a probar con las máquinas. De esa forma, nacieron los dos últimos temas (se refiere a “X-playo” y Moirè”), que básicamente iban a ser parte de otro álbum”, revela el baterista. “La idea de ese disco era boludear con las máquinas, y en ese ‘dale, grabá’ componíamos tocando los tres juntos. Nos mirábamos y sabíamos a dónde teníamos que ir. Éramos un ente. Los temas salían de la sala, y Gustavo les ponía una letra. ‘Planeador’, que surgió en esas sesiones, nació en una zapada. De hecho, hace poco encontré dos temas completos de esa etapa que no tienen letra”.Nota aquí