MUSGO Y ALGAS
Caminó hasta que las botas se tiñeron de musgo.
Tenía tantos ases en la manga
que parecía un comodín herido.
El corazón en objetos perdidos.
Al reencontrar su latido exclamo:
Amiga aguanieve,
vengo del futuro.
No me pisotees
por gozar más que sufro.
Derribé claroscuros.
Sigo apuntando ideas
en un cartón con alas.
Ni eufórico, ni triste.
Feliz a ráfagas.
Pasmado entre mareas.
Como un pirata sin velero,
en los ojos llevo el mar
y la luna en el sombrero.
Vierto lágrimas de sal,
que reflejan lo que siento.
Al despedirse el eco cantaba:
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