Estamos hechos de etapas indecisas, circuitos solidarios
La muerte es un cuchillo
de seis filos
y nosotros rodamos en rodajas trémulas
para cumplir mansamente
nuestro destino de cebollas.
Erigimos estatuas para sostener recuerdos adecuados.
Cada amanecer marca la celebración de un cumplealgo.
Y sin embargo (o con embargos),
recaemos en la esperanza,
persistimos en la futura cicatriz
de una sonrisa.
Amamos o nos aman.
A veces al mismo tiempo
y es la gloria.
Somos la araña o la trampa
si el horóscopo lo ordena.
La diferencia entre pasillo
y laberinto se llama telaraña.
La fiebre nos devuelve
la mortalidad,
una lluvia de fechas nos inunda.
Alcanza un gesto tallado
en la memoria,
esa caricia que no se borra,
un palacio hecho de postales,
ahora que nadie manda cartas.
Abrazar el aire de un recuerdo
es mejor que no abrazar nada
en absoluto.
Y nosotros aquí abajo, tan arriba,
escalando egos escarpados.
En el principio no fue el Big Bang.
Fue la cebolla.
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