LA NADA Y TÚ.
Cuando nada, tú.
Y ahora que la distancia
se abisma
entre tu carne y la mía,
nadan otra vez en el vacío
la boca sedienta de tus labios,
las manos sosteniendo
la tinta con la que llenar tu ausencia,
los sueños imposibles
haciéndose desvelo,
el deseo amaneciendo
en el horizonte de mi ombligo.
Completo aquí.
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