domingo, abril 22, 2018

J Álvaro Gómez

Me gusta pasear a tu lado,
ver, de reojo, como tu sombra
acompaña a la mía
sin temer a nada
ni a nadie.

Te miro
-sin que te des cuenta-
y no dejo de sorprenderme
de tus gestos de ángel,
de tus sabias palabras cargadas
de sueños y futuros,
o de esas dudas heredadas que tienes
cuando preguntas,
a este aprendiz de ti,
cómo serán estas mismas sombras
cada veinte de abril
de cada primavera.
Sólo sé que la mía,
mi sombra adorable hija,
jamás será tan impresionante
como será la tuya.


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