viernes, diciembre 26, 2025

Miguel Campello

 

Diego Ojeda


 

Félix Maraña

 CHILE EN EL CORAZÓN

Chile tendrá otro gobierno,
para la extrema derecha,
que abrirá una nueva brecha,
reproduciendo el infierno
de Pinochet, el fraterno
enemigo sanguinario.
Lo ha dicho el telediario
y lo repite la prensa.
Chile consuma la ofensa
con fascista mandatario.
Gloria a Salvador Allende,
el llorado presidente
a quien llevó la corriente
de la violencia que ofende,
por la maldad que desprende,
a toda la Humanidad.
Chile gritó libertad
y tembló la Cordillera.
Soñó nueva primavera
pero logró tempestad.
Con este gobierno pierde
las conquistas del pasado,
vuelve a regir atrasado,
por lo que el voto desprende,
y vuelve a morir Allende
otra vez ametrallado.
Y Chile deja de lado
las libertades logradas
con mucho esfuerzo arrancadas,
un esfuerzo denodado.
Niegan al pueblo las metas,
niegan la tierra y el pan,
se avecina negro plan,
la libertad sin recetas,
que cantaron los poetas
cuando Chile levantó
su independencia y logró
un soñado porvenir.
Pero ahora vuelve a sufrir
y perder cuanto alentó.
Pasará este tiempo aciago,
y sonreirá la Moneda,
porque la memoria queda
en las calles de Santiago.
Pasaremos el mal trago
y tendrá la democracia
su primavera de gracia
y un envidiado futuro.
Pasará este tiempo duro,
este gobierno en desgracia.



Leonel García

 

Revolver


 

Juanlu Mora


 

Luis Eduardo Aute

 

Ismael Serrano


 

Rodolfo Serrano

 A Miguel Ángel Yusta, esta especie de coplillas

Ay, amor
Ay, amor, si la vida viniera
de tu nombre vestida
y, de pronto, rompiera
los lazos que nos atan
a este tiempo de sombras
y afilados cuchillos.
Ay, amor, quién pudiera
sentirte por la piel
y la carne sedienta
de estas tardes de octubre
que rompen calendarios,
que paran los relojes,
mientras beso, despacio,
tu cintura y sus mapas.
Este otoño sin lluvia
con el campo lejano,
con el sol moribundo
persiguiendo palomas.
Y las calles desiertas
y tu voz que promete
el olor del romero
y la humana cadencia
que me traen tus caderas.
Ay, amor, si estuvieras
por esquinas y cartas,
por los versos escritos,
por el adverbio siempre
y la palabra ahora.
Ay, si tú me encontraras
en los cafés sin nadie,
en iglesias vacías
y en los cielos sin nubes.
Si, por fin, me encontraras,
si hasta mí te vinieras
como vienen los niños
al abrazo de madre.
Ay, amor, si vinieras,
¿qué iba a querer yo entonces?
Moriría contigo
en tu cama de novia,
entre sábanas blancas
y bordados de flores.
Déjame que esta noche
yo te encuentre de nuevo,
con la flor en tu pelo
y este sueño bendito
de nacerte en mis manos.
Ay, amor, que la vida
se deshaga en tu pecho.
Para siempre y ahora.
Foto de Raul Cancio.



Poncho K

 

Rafa Pons


 

Shirin Salehi

 Poemas rotos por el dolor y la tristeza de las mujeres iraníes

En ‘El pasado (no) es prólogo’, la artista visual Shirin Salehi compone versos a medio camino entre el castellano y el persa para dar lugar a un nuevo idioma con el que transcribir sus sentimientos.

(…) As fieraas cavan iiv s as tierra tumbas tierra (…) “Leer en voz baja, despacio y con ternura, cada letra, sílaba o quiebre, cada vacío” sugiere Shirin Salehi (Teherán, 43 años) en las primeras páginas de El pasado (no) es prólogo. Un libro de artista que busca transmitir, a través de los trastornos del habla, el inmenso dolor y la profunda tristeza que sienten las mujeres iraníes. Desde ese dolor compartido, la autora, que llegó a España con 17 años, quiere encontrar un espacio sutil de interlocución en el que poder expresar ese duelo interno de una manera poética a pesar de ser una cuestión inevitablemente política cuando se viene de un país como Irán.

Salehi es una artista visual, docente, traductora e intérprete que colabora con varias organizaciones en un programa de acogida para solicitantes de asilo de habla persa. De sus vivencias y de su propio sentir nace este proyecto en el que crea un coro de voces y textos para contar la dificultad que tienen muchas mujeres para expresar la pena que llevan dentro. “Hay algo que las bloquea y las impide hablar con claridad”, comenta en un tono de voz que emociona. “A pesar de la empatía es difícil llegar a sentir el dolor del otro”.

Su interés por la poesía y el lenguaje, presente en su obra visual desde 2016, la llevan a escribir una serie de “poemas rotos” que son el corazón del libro. Para componer estos íntimos y evocadores textos decidió partir las palabras mientras las pronunciaba en voz alta entrelazando el persa y el castellano hasta fundirlos en forma de extraños balbuceos y gemidos onomatopéyicos que dan lugar a un nuevo idioma, según sus palabras. Son voces de auxilio con las que genera proximidad y compasión desde la extrañeza. Así, dejándose llevar por la emoción de los sonidos consiguió transcribir ese dolor. “Lo tenía dentro”.

“Los poemas rotos cobran sentido desde la extrañeza a través de la oralidad y la repetición por lo que hay que avanzar en la lectura en voz alta y en un lugar tranquilo para meterse en la piel de quienes hablan”, insiste la artista.

A lo largo de esta ficción poética, las protagonistas se cuestionan si el olvido alivia la pena (…) elodiv lo no avilia leve ur a ná da (…), si tanto dolor puede expresarse de alguna manera (…) illldieldolordidie te interpela ¡ey vāy!(…) o si los trastornos del habla se deben a alguna disfunción física. Quizás es la “inflamación de la tristeza” lo que les impide expresarse y cuando el bloqueo es total cantan hacia adentro, sin mover los labios. “Les han robado lo más profundo de su ser. Les han raptado la lengua”. (…) mileng á a ua gua ma (…).

Para dar forma a este proyecto artístico ha contado con la colaboración de Valeria Mata en el epílogo y de Marina Meyer en el diseño. El resultado, 36 páginas de 18 x 30 cm. en papel Sirio perla envueltas con una camisa de las mismas características a modo de portada, sin título, directo a la esencia de la historia que esconde. Donde las páginas vacías evocan textos silentes, según la autora. Un libro lleno de sutilezas, publicado por la galería Fuga, en el que una sola letra tiene voz y un número suelto sirve de referencia para seguir la breve narración escrita a pie de página que acompaña a los poemas rotos. Unos párrafos que sitúan el relato en el otoño de 2022, cuando estalló el caso de la joven kurdo-iraní Jina Mahsa Amini. Nota aquí.



El Roto

 


jueves, diciembre 25, 2025

Leiva

 

César de Centi


 

Álvaro Pombo

 Contarse a trozos: Álvaro Pombo recurre a cuentos y poemas para plasmar sus recuerdos

Reticente al formato de las memorias, el escritor da pistas sólidas para reconstruir sus sus andanzas vitales tanto en su libro ‘Cuentos autobiográficos’ como en sus poemarios.

La obra de Álvaro Pombo es un baile sutil con la experiencia vivida a través de máscaras, al puro estilo inglés. Aunque podemos imaginar tintes autobiográficos —algo que él nunca ha confirmado— en novelas como El metro de platino iridiado, Contra natura o El exclaustrado, siempre ha sido más satisfactorio acercarse a ellas desde la veracidad de sus ideas que por su dudoso valor testimonial. De un tiempo a esta parte, sin embargo, este juego se ha ido haciendo más y más evidente: Santander, 1936 es una crónica de ficción sobre las andanzas de su tío, falangista apresado en un buque durante la Guerra Civil, y su último libro, Cuentos autobiográficos Volumen I, publicado en Anagrama, está compuesta por dieciocho historias que se basan en sus recuerdos.

Pombo evita el formato de las memorias, aunque estos relatos, de los que se prometen más volúmenes, serán quizá los elementos más sólidos de los que dispongamos para reconstruir sus andanzas vitales. El libro lo componen dieciocho escenas vitales, narradas en diferente estilo y tono, sin orden cronológico. Esta estructura permite mantener el pudor narrativo de contar la vida de uno como si no fuera la propia y, además, permitirse una serie de confesiones contradictorias poco comunes en un género que suele fundarse en la necesidad de un relato único sobre el pasado. Solo la fragilidad física del presente funciona como punto de partida para un autor que ya no sale de su casa y que reescribe, sin aparente nostalgia, las historias de una vida tan lejana que casi podrían ser de otro cuerpo. Esta distancia es un elemento fundamental para el éxito de este libro de relatos; eso y una fe en la escritura como acto definitivo de verosimilitud. En su relato sobre la experiencia en la mili, dice así: “escribir fue entonces —y sigue siendo ahora— un modesto ejercicio de musculación, agotador, fascinante, que, a estas alturas, me deja con frecuencia insatisfecho. Confío en que mis libros resulten más brillantes que yo mismo”.

Según esta premisa, es solo esperable que aquellos cuentos que se alejan más del interés personal del autor por narrarse desde fuera sean los mejores del volumen. El primero, ‘Los señores’, tiene el brillo irónico de la juventud privilegiada pero fría y aislada que tan bien funcionaba en su primera obra, Relatos sobre la falta de sustancia: “Todo era imaginable, pero, a la vez, inmanejable. Todo era exterior. Yo era lo interior. Pero ese interior que yo era y que consideraba único era inmanejable también”. Del mismo modo, es fascinante leer al Pombo contar un hecho que en cualquier otra biografía contemporánea sería heroicamente antifranquista y aquí parece casi vergonzante: siendo profesor en un colegio del Opus Dei, es descubierto cancaneando —o no— por plaza de España. Luego es detenido, llevado a la Dirección General de Seguridad de Puerta del Sol y, tras ver a Arias Navarro, puesto en libertad gracias a su apellido. Esto no le libra de una aplicación oficiosa de la Ley de Vagos y Maleantes y de la consecuente expulsión del colegio. La consecuencia es el exilio en Londres durante 12 años, aunque Pombo jamás lo definirá en esos términos. De hecho, en ese mismo relato insiste en lo siguiente cuando habla de su “acto involuntariamente antifranquista”: “El caso es que yo no fui antifranquista nunca. Como mucho antipolítico. Ahora mismo soy menos antifranquista que nunca”.

Es en este equilibrio incómodo entre lo vivido y lo recontado donde aparecen múltiples incoherencias, políticamente escandalosas e inexactas, pero literariamente jugosas. El relato ‘De la vida cotidiana’, en el que leemos al hombre solitario y conflictuado consigo mismo es un clásico inmediato de una literatura sobre la vejez que ha sido poco cultivada en español. El libro amarillea, en cambio, cuando entra más llanamente en el regodeo estilístico burgués, como en su relato sobre la casa familiar santanderina ‘La Casona’, a pesar de la formidable destreza descriptiva de un autor que se juzga a sí mismo en cada cuento —y no siempre sale absuelto—. Nota aquí.



Andrés Suárez & Manuel Jabois

 

Los Pérez García

 

Miguel Campello

Rubén Rada & Agarrate Catalina

 

La Banda Sabinera


 

Antonio Machado

 Sol de invierno

Es mediodía. Un parque.
Invierno. Blancas sendas;
simétricos montículos
y ramas esqueléticas.
Bajo el invernadero,
naranjos en maceta,
y en su tonel, pintado
de verde, la palmera.
Un viejecillo dice,
para su capa vieja:
«¡El sol, esta hermosura
de sol…!». Los niños juegan.
El agua de la fuente
resbala, corre y sueña
lamiendo, casi muda,
la verdinosa piedra.



Juanse

 

Café Quijano


 

Rafa Mora

 NÁUFRAGO

Siempre fui más de inviernos y certezas.
De escribir en las cafeterías el nombre de las cosas.
De pensarte con la luz difuminada de una ciudad en lluvia.
De leer entre líneas la soledad de un verso.
Siempre me sumergí en el oleaje de hormigón que marca las distancias.
En los mentideros vacíos de la felicidad efímera.
En el tiempo estéril de las luces nocturnas.
Me desmarco, pues, de esa mirada esquiva.
Y a pie de vida escribo
este mensaje urgente,
con la fragilidad del náufrago
y su esperanza intacta.



León Gieco

 

David Uclés


 

Eva Baroja

 Todo lo que devora la salud mental de los artistas que echan el freno: “Me extraña que no abandone más gente”

La presión por los números, la obligación de alimentar el algoritmo de las redes, la sobreexposición y la velocidad de la industria desafían a una generación de músicos.

Nadie sabía que aquel sería su último concierto. Pero ahí estaba ella. Hecha polvo. Tiritando, tambaleándose y llorando sobre el escenario del Kalemegdan Park de Belgrado, en Serbia. Como una niña desprotegida. Delante de 20.000 personas que la abucheaban. Nadie consideró que quizás Amy Winehouse no estaba en condiciones de salir a cantar aquel 18 de junio de 2011. Y nadie se lo impidió. La cantante británica de voz rasgada murió solo un mes después en su cama, junto a tres botellas de vodka. Tenía 27 años.

La industria musical ha cambiado desde entonces. “Ahora se protege mucho más a los artistas. No se les deja subir a un escenario si no están en condiciones”, explica Domingo García, CEO de la agencia de representación Arriba los Corazones y exdirectivo de Universal Music. Este ejecutivo ha trabajado con cantantes como Emilia, David Bisbal, J Balvin, Carlos Vives o Raphael, a quien acompañó al especial de Navidad de La Revuelta el año pasado, el día que tuvo el accidente cerebrovascular. “Levanté la mano y le dije a [David] Broncano que había que parar porque Raphael estaba dando respuestas inconexas. Nos acojonamos”, recuerda.

En la actualidad, la salud física y mental de los artistas se ha vuelto a poner en el centro debido a las cada vez más frecuentes retiradas temporales. Los últimos, los argentinos Ca7riel y Paco Amoroso, cuyo éxito se ha disparado en el último año y medio, que anunciaron la semana pasada que habían decidido echar el freno para “descansar y sanar”; y también, en el mundo del entretenimiento, el propio Andreu Buenafuente, que canceló su agenda, incluida la presentación de las campanadas de año nuevo en RTVE, tras un episodio de estrés. “Hubo un momento en que ya no pude, me desalineé y mi cuerpo dijo, tienes que parar, y así lo hice”, explicaba.

Muchos se plantan ante el estrés, la presión, el cansancio o la velocidad que implica una profesión más exigente de lo que se ve a simple vista. “Esta industria está todo el rato quemando peña. Por eso hay tantos cantantes que están mal de la olla con psicólogos y psiquiatras. Lo dejan, se retiran un año... Eso no pasaba antes”, expresaba el cantante Álvaro de Luna en una entrevista en EL PAÍS hace unos meses.

Otra de las últimas en alejarse una temporada ha sido Rozalén, que se une a nombres como Delaporte, Lola Índigo o Vetusta Morla. La cantautora manchega ha anunciado una pausa indefinida en su carrera para tomar un descanso por “agotamiento emocional”. Parones por los que también han pasado Quevedo, Pablo Alborán, Valeria Castro, Rigoberta Bandini o Dani Martín, y por los que pasarán este 2026 Mikel Izal o Dani Fernández, cuando acaben sus giras. Nota aquí.



Hay una luz

 

Homenaje a Silvio Rodríguez


 

Félix Maraña

 BADALONA, BADALONA

Qué bonito es Badalona
en invierno y en verano.
Joan Manuel Serrat
Alcalde de Badalona:
Acaso usted no lo sabe,
pero lo que hace es muy grave:
Todo migrante es persona,
como la ONU pregona
y entre otras obligaciones,
socorrer las poblaciones
que estén en el desamparo.
A usted le parece raro,
porque ignora sus misiones.
Bonito era Badalona,
en invierno y en verano.
Y son asuntos urgentes,
aunque usted siga negando,
acoger al refugiando,
que sufre bajo los puentes
situaciones inclementes,
impropias del ser humano,
porque tampoco es cristiano
y raya con el delito,
con su cara de granito,
que usted les niegue su mano.
Bonito era Badalona,
en invierno y en verano.
Cuatrocientos emigrantes,
abandonados al raso,
merecen que se haga caso
a su drama cuanto antes
porque hay enfermos e infantes
que requieren su atención,
comidas, habitación,
algo de nuestra piedad,
no sólo por caridad
sino por obligación.
Bonito era Badalona,
en invierno y en verano.
Badalona, Badalona,
que fuiste hermosa, bonita,
dice Serrat en la cita,
pero vuestro alcalde asoma
la patita de fascista,
de consumado franquista,
carente de humanidad.
Es la bestia sin piedad
racista por convicción,
que no pierde la ocasión
de exhibirnos su crueldad.
Qué bonito es Badalona,
en invierno y en verano.




Tute


 

miércoles, diciembre 24, 2025

Nahuel Pennisi & Abel Pintos

 

Zorrito Von Quintiero


 

Rodolfo Serrano

 Los primeros fríos

Empieza ya a hacer frío.
Los días son tan cortos y la vida
es un campo marchito, de rastrojos.
Me refugio en recuerdos, en aceras
donde el sol llega aún cálido y suave.
La solana de todas mis nostalgias,
lo mismo que si fuera
el tiempo de mi infancia.
Las mujeres cosiendo
—sol de invierno— buscando
esos rayos penúltimos del día.
Ahora siento el frío que me anuncia
un invierno muy largo y soledades.
Las calles sin un alma, las ciudades
envueltas en la niebla y el silencio.
El mundo que se aleja lento y grave.
Me vence en la mañana el primer frío.
Mi corazón temblando ante la noche.
Esta desolación, el miedo al sueño,
carreteras heladas que me llevan
a los pueblos perdidos en los mapas.
Espero contra todo. Me recorre
un dulce escalofrío. Busco ahora
el sol que me caliente cuerpo y alma.
Como quien nada espera y, sin embargo,
mira, con esperanza, hacia el futuro.
Foto de Raul Cancio.



Miguel Campello

 

Diego Ojeda


 

Luiso García

 "FELIZ" NAVIDAD.

Made in Bangladesh



Ramón Serrano

 SIEMPRE Y NUNCA LA MAÑANA

El destierro sinfín
siempre una amenaza
tras el horizonte el sol suicida
la noche negra de la lontananza
vendrá un mañana a preguntarnos
con voz resacosa tras la parranda
para qué y a dónde
nuestra respuesta siempre y nunca
para nada.



Robe Iniesta