viernes, diciembre 19, 2025

Robe Iniesta

 

Café de García

 Cafetines de Buenos Aires: la postal casi centenaria de Villa Devoto que tienta con fabada, sidra tirada y pan dulce todo el año

El Café de García abrió sus puertas en 1927, en la esquina de Sanabria y José Pedro Varela. La construcción pertenecía al matrimonio Metodio y Carolina García, que dejó su legado en manos de sus hijos Rubén y Hugo con la condición de que trabajaran juntos. La popularidad no paró de crecer, hasta llegar a oídos de su vecino más famoso, Diego Armando Maradona

En tiempos de redes sociales, influencers, tendencias, franquicias y emprendedores cool vengo a contarles que un café se parece a una postal. Similar a esas piezas de cartón que enviábamos a familiares por correo o comprábamos con la intención de congelar para siempre una imagen, recuerdo o sensación. Hoy presento un relato sobre una cafetería de Villa Devoto. Pero no de las tantas que abrieron en los últimos años. Es una que está próxima a celebrar su primer centenario. Se trata del Café de García. Una postal de barrio.

¿Por qué digo que el Café de García es una postal que narra la historia de Villa Devoto? Por lo siguiente. A ver si coinciden conmigo.

Hacia fines del siglo XIX, esto es 300 años después de la fundación de la ciudad, las tierras que en la actualidad ocupan el barrio de Villa Devoto se mantenían despobladas. Pertenecían al partido de San Martín y recién se incorporaron a la Capital Federal en 1888. Ese mismo año, Miguel Altube, heredero del terreno y residente en Pilar, se acercó hasta el centro de la ciudad para elevar una demanda frente a las empresas ferroviarias que habían ocupado ilegalmente parte de su propiedad. La segunda intención de Altube fue poner en venta la chacra. El potencial negocio llamó la atención del empresario genovés Antonio Devoto que presidía, por entonces, el Banco Inmobiliario dedicado a la compra y venta de terrenos. ¿Cuál fue el negocio que olfateó Don Devoto? El auge económico surgido a partir de 1880 que provocó una oleada inmigratoria sin precedentes.

Los recién llegados al puerto de Buenos Aires fueron instalándose en conventillos del Centro, cercanos a sus fuentes de trabajo. Pero a partir del desarrollo ferroviario y, sobre todo, los trazados de las líneas de tranvías, comenzó la mudanza de empleados que pudieron comprarse un terrenito en barrios alejados. Se organizaron remates y loteos. Sin embargo, la falta de control urbanístico —sumado a la especulación financiera que elevó a valores urbanos los lotes periféricos— asustó a los funcionarios municipales que suspendieron todo tipo de emprendimiento en marcha hasta que los desarrolladores no presentaran planos que incluyeran el diseño de calles y la creación de espacios verdes.

Este proceso se extendió entre 1890 hasta 1904. Villa Devoto, sin embargo, se fundó en 1889. ¿Justo un año antes de que comiencen las suspensiones? ¿Cómo obtuvieron la información y se adelantaron a la medida? Pues porque el directorio del Banco Inmobiliario estaba constituido por personas muy vinculadas al ámbito político y económico. Entre ellos, accionistas de empresas de tranvías, estancieros, concesionarios de líneas ferroviarias, ingenieros constructores y el mencionado Antonio Devoto.

En enero de 1889 Devoto recibió la oferta de venta de las tierras de Altube y organizó una recorrida por la zona donde observó —como fortaleza— la cercanía de las tierras con el pueblo de Belgrano, la construcción de la estación ferroviaria y el trazado del tranvía rural.

De inmediato le encargó el proyecto de la villa a los ingenieros Carlos Buschiazzo y José Poggi quienes plantearon un esquema que rompía con la histórica grilla española. Proyectaron una gran plaza céntrica atravesada por dos diagonales, las actuales avenidas Lincoln y Fernández de Enciso. Y con manzanas longitudinales, en lugar de cuadradas, para una mejor circulación y aprovechamiento de la superficie. Presentaron los planos al municipio y el 13 de abril —desde entonces fecha fundacional del barrio— el intendente de la ciudad, Guillermo Cranwell, los aprobó. En tiempos analógicos, un auténtico trámite express.

La creación del barrio, sin embargo, no provocó su rápida ocupación. La crisis económica de 1890 ralentizó el desarrollo del lugar que recién retomó impulso una década más tarde. ¿Qué otro hecho trascendente transformó al barrio? A principios del siglo XX el gran depósito distribuidor de agua corriente construido en 1894 sobre la Avenida Córdoba dio señales de agotamiento. En 1908 se elaboró un nuevo plan de abastecimiento con la construcción de dos nuevos depósitos de reserva en los dos puntos más altos de la ciudad: Caballito y Villa Devoto. El Depósito Villa Devoto se terminó de construir en 1917. Es un edificio de características palaciegas, de estilo neorrenacimiento francés, con revoque símil piedra y remate de mansarda. Se inauguró el 1 de diciembre de 1917. Solo diez años más tarde, a cien metros, nació el Café de García. Nota aquí.






Ana Belén


 

Angela Leiva, Rodrigo Tapari & Lito Vitale

 

Rodolfo Serrano

 Leyendo a Campoamor

Un silbido de tren en la alta noche.
Te imagino de pie en la ventanilla.
Quizás un cigarrillo entre los dedos.
(Eran días de tabaco y carbonilla).
Tú, perdida en los trenes de la noche,
deseada viajera de otro tiempo.
El agua golpeando los cristales
y luces de algún pueblo allá, a lo lejos.
Releo a Campoamor, El Tren Expreso,
y a mí me gustaría que tú fueras
la mujer del corazón hecho pedazos,
y yo fuera el poeta que te pone
su manta contra el frío en el regazo.
Mas esta noche ya no tengo nada
que me traiga el recuerdo de aquel tiempo.
Ese viaje en un tren que nunca hicimos
y del que tanto hablamos, ¿lo recuerdas?
No sé siquiera si tú habrás conseguido
un viaje como aquel que imaginamos.
Ni si habrás encontrado quien te abrace
mientras miras el agua en los cristales.
Mas te juro que, siempre que en la noche
oigo silbar un tren, vuelvo de nuevo
a ser el que una vez soñó venir
contigo de París en tren expreso.
Foto de Raul Cancio.



Mikel Erentxun


 

Miguel Campello

 

Rosana Torres

 Alterio no era de método, tampoco del método

El actor, recién fallecido a los 96 años, siempre lo dijo: “Mi método a la hora de abordar un trabajo es sudor y lágrimas”

Héctor Alterio llegó a Madrid en los años setenta cuando, amenazado de muerte por la Triple A, tuvo que huir de su Argentina natal. Pero pronto fue aceptado como uno más entre la profesión actoral madrileña, hasta el punto de que no llevaba ni un año en España cuando ya iba por los sitios donde entonces un actor conseguía trabajo. El café Gijón del Paseo de Recoletos y el Dolly de la calle Príncipe. Entonces no es que no hubiera móviles. No había forma de localizar a los actores, tan dados a pensiones y a brujulear por casa de amigos.

El espectador de teatro le descubrió en el reparto de Bodas que fueron famosas del Pingajo y la Fandanga, de José María Rodríguez Méndez. A partir de ahí nunca renunció al teatro, donde se encontraba consigo mismo.

El recordado crítico teatral Eduardo Haro Tecglen, tan duro y certero siempre, se rindió ante Alterio tras ver en 2004 uno de sus trabajos más emblemáticos “Claudio es Héctor Alterio y es lo más impresionante del espectáculo”. Era sólo el primero de los elogios tras ver al actor protagonizando Yo, Claudio, de Robert Graves, bajo la dirección de José Carlos Plaza, profesional en cuyas manos se dejó caer en varias ocasiones Alterio, como en la brillante puesta en escena de La sonrisa etrusca, de José Luis Sampedro, en donde el actor y su partenaire, Julieta Serrano, brillaban con luz propia allá por 2012.

Otra de sus cumbres interpretativas la encontramos en 2009 con Dos menos, del francés Samuel Benchetrit, donde coincidió por primera vez en los escenarios con José Sacristán, con el que ya había compartido pantalla en varias ocasiones. Aquello fue un maravilloso duelo entre estos dos grandes y verlos en el escenario era uno de los grandes regalos a los que puede aspirar cualquier espectador de teatro que se precie.

Aunque también se pudo encontrar lo mismo en trabajos como El padre, de Florian Zeller, en 2016, o aquella puesta en escena argentina por los cuatro costados de El túnel de Ernesto Sábato. Sin olvidar propuestas insólitas como la que aceptó del Teatro de la Danza para representar, junto a Lola Greco, en Escorial, de Michel de Gelderode, a un rey absolutamente majareta que para Alterio estaba lleno de atractivas e inesperadas aristas para un actor.

También otro trabajo imposible de olvidar es el que realizó con Lola Herrera en la versión teatral (mucho mejor contada que la cinematográfica) de El estanque dorado, de Ernest Thompson, en 2013.

Pero entre sus muchísimos trabajos actorales es difícil olvidar una maravillosa interpretación que junto al gran actor Paco Casares hizo en 1992 en Los gatos, de Agustín Gómez Arcos, en una de las pocas piezas que se han representado de este autor ignorado y ninguneado en España y en la que se abordaba con ironía e inteligencia la intolerancia y la represión. Nota aquí.




Salvador Amor


 

Whisky Caravan

 

Martín Caparrós

 Martín Caparrós, distinguido como Doctor Honoris Causa de la Universidad de Guadalajara

La institución mexicana entrega la medalla al escritor y periodista argentino por su “compromiso ético e intelectual con la verdad, la memoria y la dignidad humana”

Son muchas las razones para distinguir a Martín Caparrós como Doctor Honoris Causa de la Universidad de Guadalajara (México). Algunas de ellas se expusieron esta tarde en un acto en el Instituto México en España (Madrid): “Su extraordinaria contribución al periodismo narrativo y a la literatura contemporánea”, o por su “compromiso ético e intelectual con la verdad, la memoria y la dignidad humana”. Por eso y por su trayectoria como escritor, cronista y ensayista, la institución mexicana entregó la medalla al autor de Ñamérica y El hambre. “Es una de las voces más relevantes del ámbito iberoamericano”, justifica la institución.

A Martín Caparrós le “faltó México en su vida”, dijo el escritor. El argentino “quería vivir allí en algún momento”. Por la inspiración que fue Carlos Fuentes para su primera novela o porque fue en ese país donde hace 45 años comenzó a dejarse su ya característico bigote.

La sala donde se celebró el acto, ubicada en la segunda planta del Instituto México en España (Madrid), acogió una exposición de unas 50 ilustraciones multicolor de México y a un grupo selecto de poco más de 30 personas. Entre ellas se encuentran periodistas y autores como Alex Grijelmo, el escritor mexicano Jorge Volpi y el exdirector de EL PAÍS, Javier Moreno. También asistieron amistades y familiares del homenajeado y algunos becarios de la Universidad de Guadalajara que a partir de hoy están “bajo su tutela”. Todos recibieron al argentino con un caluroso y sonoro aplauso.

De todas las razones que leyó Mara Robles, rectora en la Universidad de Guadalajara, Caparrós asintió a una en especial: “Es un sembrador de dudas”. Esa semilla es la que plantan cada año a los estudiantes, contó Robles, que inician escuchando las primeras líneas de El hambre: “Conocemos el hambre, estamos acostumbrados al hambre: sentimos hambre dos, tres veces al día. No hay nada más frecuente, más constante, más presente en nuestras vidas que el hambre y, al mismo tiempo, para muchos de nosotros, nada más lejano que el hambre verdadera”. Esa lectura sorprendió y emocionó a Caparrós.

El Doctorado Honoris Causa es el título honorífico y el más importante galardón que otorga la Universidad de Guadalajara a personalidades “eminentes”. Ya sean mexicanos o extranjeros, con méritos “excepcionales” por sus contribuciones en cualquier campo del conocimiento, de las artes, o por la “destacada contribución de su vida y obra, a las causas más nobles de la humanidad”. Nota aquí.



Peridis


 

Kiko Veneno

 

Félix Maraña

 DÍA INTERNACIONAL DEL MIGRANTE

Primeros migrantes
El niño de Palestina,
si está su casa ocupada,
se marchará a otra posada,
donde recibir estima.
Por el miedo a que reprima
Herodes a los infantes,
sus padres, muy vigilantes,
procuran no dar señales
ni referencias censales:
Nacieron para migrantes.
Pero el viento de Levante
avisa que va a nacer
un niño que ha de tener
una misión importante.
Buscan para el nacimiento,
en un lugar de Belén,
invocando paz y bien,
un humilde asentamiento.
José parece contento
y María preocupada,
ha pasado la jornada
sin noticias de los cielos
y se deshace en anhelos
de joven mujer preñada.
Pero el viento del Levante
anuncia que va a nacer
un niño que va a tener
el estigma de emigrante.
Cumplir con lo prometido,
ante su prima Isabel,
y al arcángel Rafael,
pero teme a lo prohibido,
Herodes enfurecido
que les complique la vida.
Que tome alguna medida
contra todo forastero.
Y por eso el carpintero
prepara cauto la huida.
Porque el viento de Levante
espera al amanecer
porque un niño va a nacer
con encargo por delante.
Porque Herodes es muy bruto,
tipo rudo y despiadado,
que permanece enfadado,
sin conceder estatuto,
pues es hombre disoluto,
en contra del emigrante.
Pero el viento de Levante
avisa que va a nacer
un niño que al parecer
trae misión significante.



El Kanka

 


El Roto

 


jueves, diciembre 18, 2025

Maggie Cullen & Ivonne Guzmán

 

Revolver


 

Diego Manrique

 Jorge, Robe y la autopista al infierno

La necesidad de dinero tras el hundimiento del negocio discográfico y las demandas del ego explican la creciente longevidad de la vida laboral de los artistas

He seguido con fascinación el eco de los fallecimientos consecutivos de Jorge Martínez y Robe Iniesta. Por esta vez, no podemos quejarnos de que “nuestros muertos” hayan pasado desapercibidos: los medios se han volcado, aunque en algunos casos puede que no hayan entendido demasiado sobre su evolución artística (o la falta de evolución, algo especialmente trágico en el caso de Jorge, formidable artista encerrado por su propio mito de Bárbaro del Norte con Guitarra Fender).

En las redes, sin embargo, se han colado otras valoraciones. Algunos malajes sugieren que ellos se lo han buscado, que aceleraron su final por seguir la ruta del rock: reducen esa vía profesional a la caricatura de bacanales ininterrumpidas de alcohol, drogas ilegales y sexo sin protección. Resiste el poder de las leyendas, la inmovilidad de los tópicos, el rencor hacia los audaces. De fondo, susurran que dedicarse al rock y músicas adyacentes es una opción peligrosa.

Enseguida te sacan el comodín del Club de los 27: las desapariciones de Janis Joplin, Jimi Hendrix, Kurt Cobain, Jim Morrison, Brian Jones o Amy Winehouse a esa edad. Una teoría que intentan reforzar con la incorporación al elenco del bluesman Robert Johnson, de cuya muerte no se sabe nada y que ciertamente tenía una ruta laboral muy diferente. Son coincidencias muy llamativas pero estadísticamente banales, que se explican por una concatenación de circunstancias: ascenso rápido a la fama, fácil acceso a sustancias recreativas, relativa ausencia de redes de protección.

Actualmente, los músicos son muy conscientes de los riesgos gremiales. Sus managers, quiero pensar, también cuidan más de los artistas. Y el negocio toma precauciones. A ciertos niveles, por insistencia de las aseguradoras, se exigen chequeos médicos antes de una gira extensa. Keith Richards, no ciertamente el testigo más fiable, presumía que incluso llegó a recorrer Estados Unidos acompañado por unos agentes del FBI, que se aseguraban de que el material que consumía fuera de calidad. Difícil de creer pero sabemos que las tournées de The Rolling Stones movilizan cantidades millonarias.

Un estudio australiano de 2015 aseguraba que dedicarse a la música rock podía suponer una merma de 25 años, en comparación con la duración media de vidas más sedentarias y reguladas. Para algunos, puede resultar un consuelo saber que hay mayor riesgo de suicidios, muertes accidentales y homicidios en el hip-hop, tan marcado por las pandillas y las armas de fuego: recuerden los paralelismos entre las desapariciones de Notorious B.I.G. y Tupac Shakur.

Tengo mis dudas. La metodología del estudio parte de una base de datos extensa pero limitada a decesos llamativos, recogidos en los medios. Tampoco toma en cuenta los contrastes de estilos de vida entre tribus, que explicaría que la modesta ratio de suicidas en el blues se multiplique por ocho en la del universo del infinitamente más nutrido heavy metal.

La duración de las carreras de los artistas responde a las peculiaridades de cada género: el jazz, el folk, el blues toleran mejor la prolongación de la actividad, mientras que aún no tenemos clara la trayectoria de los practicantes de expresiones más recientes, como la música electrónica. ¿Y dónde encontrar los equivalentes de un Willie Nelson? Con 92 años, el tejano sigue grabando y actuando. Hasta Bob Dylan, mero octogenario, le mira con envidia. Nota aquí.




Rosalía

 

Leo García


 

Ramón Serrano

 CON RODOLFO

Tocayo de apellido y de recuerdos
consumidos juntos en la distancia
en la memoria que arde como el fuego
esta tarde viene triste como el vino
beber la misma copa del misterio
ayer las viejas calles del sahumerio
caminos empedrados de ilusiones
antiguas musicas hoy desesperadas
negra está la noche de luna nueva
ruta de elefantes al cementerio
¡Ay que vienen las sombras
pájaros negros !
¡Ay que viene la parca con su vuelo!
en el zaguán del cielo ángeles nos esperan
juntos por las estrellas
¡Qué consuelo!



Edgar Oceransky

 

Ferrán Exceso & Dani Tejedor


 

Juanlu Mora


 

La Poesía es un Hogar lleno de Amigas

 Andrea nos cuenta por Facebook.

Gente amiga, este VIERNES 19 de DICIEMBRE tenemos una cita en La Imprenta. Será 1 hora de hogar y poemas, poemas y amistad, calor y lectura. Llevaremos poemas propios y no propios que haremos propios y vuestros con nuestras voces. Y seremos puntuales, para no quitarle tiempo ni espacio a la poesía. Allí os esperamos, con ganas y cariño.
Besos, muchos.



Tute


 

miércoles, diciembre 17, 2025

Depedro & Vetusta Morla

Ángel Soria

 Los seis pasos del barista que prepara el capuchino más espumoso de Buenos Aires: “Podrán imitarme, pero igualarme jamás”

Le Caravelle es un café fundado por italianos en el Microcentro hace más de sesenta años. Ángel trabaja allí desde 1990 y su especialidad llegó a las redes y a la televisión.

Ángel Soria llegó en 1990 a este pedacito de Microcentro al que vuelve todos los días, excepto los domingos, que le toca descansar. Llegó porque lo trajo su hermano, que había venido de Tucumán antes que él, y que lo introdujo en el mundo al que los dos todavía pertenecen: el de la gastronomía.

Ángel tenía 22 años, una esposa y dos hijos en su pago cuando decidió decirle a su padre que abandonaba el destino rural como patrón del campo que tenían, y a esa esposa y esos hijos que esperaran por él. Que iba a empezar la vida de los cuatro en la gran ciudad. Tardaría algunos años en mandar la plata para que se instalaran todos en Nueva Pompeya, donde todavía vive con su esposa.

Empezó a trabajar ese mismo año, hace treinta y cinco, en Le Caravelle, uno de los bares notables que tiene la ciudad de Buenos Aires, y el que sirve un capuchino alla italiana con una espuma que puede durar hasta veinte minutos cremosa y radiante, elevada unos tres o cuatro centímetros por sobre el borde de la taza. Aunque casi todos en el café saben cómo se prepara la especialidad de la casa, Ángel es el que ostenta el título de rey en su comarca de Lavalle y Maipú.

Los años dorados de la peatonal Lavalle

Le Caravelle se llama así porque la familia italiana que fundó el local en 1962 había llegado a la Argentina en barco. El logo del café tiene, como la historia de la colonización de América, tres carabelas. Están impresas en las tazas y en las servilletas de este rinconcito por el que pasa muchísima menos gente que cuando el Microcentro porteño era otra cosa. Una cosa más viva y más pudiente.

Como Le Caravelle es un “Caffe alla italiana”, el capuchino con canela y cacao es la propuesta más emblemática de una casa en la que las medialunas de jamón y queso y los tostados, además del café negro chiquito, están entre lo más pedido. El local tiene dos barras, una para la cafetería en sí misma y otra para la sandwichería.

Tiene, sobre todo, habitués de los que toman dos, tres o hasta cuatro cafés por día. Siempre del mismo tamaño, siempre igual de azúcar, edulcorante o nada. Siempre a la misma hora, siempre para hablar con los parroquianos y con los mozos de los mismos temas. Lo que se dice un verdadero hábito.

“Yo agarré algo de lo mejor de Buenos Aires”, dice Ángel sobre sus primeros años detrás de estos mostradores de madera y rodeado de fotos de calles y plazas emblemáticas de Roma. Cuando empezó a trabajar en el café, había 22 cines sobre Lavalle, la primera calle peatonal del Microcentro. “Ahora queda sólo el Monumental, antes de llegar a Esmeralda. En esa época, cuando había trasnoche de viernes era directamente imposible entrar acá. Llegamos a vender 5.000 cafés por día. Hoy andamos entre los 200 y 300”, ilustra Ángel. Esa curva cuenta qué pasó con el centro porteño y con la economía a lo largo de los años.

Los clientes de siempre y “los de las redes”

Cuando Ángel llegó de Tucumán a Lavalle y Maipú, el capuchino ya era un clásico en Le Caravelle. Pero algo pasó la primera vez que alguien subió un video de Soria en plena preparación de su clásico y lo subió a redes sociales, hace algo más de dos años. “Antes de que se viera en redes, tal vez preparábamos uno o dos capuchinos por día. Ahora podemos llegar a los treinta en una jornada”, cuenta. Nota aquí.







Álvaro Fraile


 

Pedro Guerra & Jorge Drexler

 

Víctor Manuel

 “El capital tiene que rectificar, nunca pensé que fueran a ser tan voraces”

El cantante y compositor asturiano recuerda sus tiempos de militancia comunista y opina sobre la música actual con motivo del lanzamiento de su nuevo disco

Es muy fácil charlar con Víctor Manuel (Mieres, 78 años): le entra a todo sin drama, con humor, y genera una gran cercanía (como comparte orígenes con el entrevistador, se permite los dejes asturianos). Recibe en sus oficinas al norte de Madrid con motivo de su nuevo disco, Solo a solas conmigo, y habla de la música, de la vida y, claro, de la política.

Pregunta. A usted le preguntan más de política que de música.

Respuesta. A veces es pesado, pero es mi sino. Y no me importa tanto: tengo opinión… Pero también me gusta hablar de mi trabajo.

P. Pues tiene nuevo disco.

R. Sí. Yo canto porque escribo canciones, si no, no sería cantante.

P. Tengo un amigo que imita muy bien a Sabina… y a Víctor Manuel.

R. Yo encontré la manera de cantar por un cantante asturiano, El presi [alias de José González]. Tenía una cosa bronca y tierna a la vez que me inspiró mucho.

P. ¿La inspiración le coge trabajando?

R. Sí, si me pusiera a componer cada dos meses me saldrían canciones. O quizás cada uno tiene dentro las canciones contadas y hay que tratar de que no se agote el pozo. Me esfuerzo en meterme por sitios nuevos: hay un reggae, una canción de inspiración barroca o una con mucha electrónica.

P. Ah, es esa que habla de Gaza.

R. Sí, hay noticias que me disparan ideas. Vi a unos soldados israelíes haciéndose selfis delante de las ruinas de Gaza, una cosa brutal. Así que compuse una canción sobre la deshumanización.

P. Es difícil contar una historia o definir un personaje en el tiempo que dura una canción.

R. Sí, aunque a veces se consigue. O trazas los rasgos del personaje para que la gente lo complete. Este disco lo cierra el Romance de Aris: la historia de un guerrillero que se fuga al monte y entonces su mujer se queda embarazada. Así que se deja ver de nuevo por la ciudad, arriesgando la vida, como para decir: el padre soy yo. Pero si la gente no pone de su parte puede no entenderse, como pasaba en Solo pienso en ti.

P. Ahora se hacen documentales sobre sus canciones. Hay uno sobre Solo pienso en ti y hay otro sobre Asturias. Curioso género.

R. Son canciones que han dejado marca. La huella de Asturias ha ido creciendo sola, es bonito cuando casi se pierde el rastro y nadie se acuerda de que es una canción mía porque es de la gente, en las manifestaciones o en las fiestas de prau. Nota aquí.



Pancho Varona


 

Ana Belén

 

Rodolfo Serrano

 Pombo en el recuerdo

Era un tipo de esos inolvidables.
Tenía ya sus años.
Y vivía
en el sueño perdido de otro tiempo
en que el mundo
y su cuerpo eran muy jóvenes.
El vasito de vino —o los vasitos—
al filo de la tarde,
la cuadrilla
de amigos en el Rastro,
un cantecito
cuando la luz dormía en la taberna.
Tuvo días de glorias y de amores.
Nos decía que era demasiado
guapo para ser hombre.
Y que hubo un tiempo,
brillante,
en el que puso
su corazón en almoneda.
Conoció lo peor y lo más grande
de la noche,
el flamenco y la canalla.
Siempre sobrevivió a las despedidas,
despreció, con dolor
y a pie, a la muerte
cuando abrazaba, fría, a sus amigos.
Miraba a las muchachas
y en sus ojos
podía adivinarse la lejana
pasión por una piel,
casi olvidada,
añoranza de amores en la niebla,
un chispazo de luz,
ya nada apenas.
Aún vive en las tabernas,
en el alma
de golfos y poetas, en las noches
de cante y soledad,
cuando su risa,
ahogada por los años de tabacos,
se pierde por las calles
y me abraza
en la feliz nostalgia de otros días.
Foto de Raul Cancio.



Andrés Suárez


 

Ede

 

Joaquín Sabina

 Esta es la famosa carta que Joaquín le envió a Fito cuando terminaron de grabar Enemigos Íntimos.

QUERIDO RODOLFO PÁEZ:
En horas inoportunas me han ido llegando algunas noticias que se las traen. Y, como vuelan y caen sobre terreno abonado, voy, señores del jurado, a contestar enseguida. Para vendarme la herida cortando con el pasado. Sabes bien que no intervine, por respeto, en tu rodaje. No quise hacerte chantaje, ni soy crítico de cine. Cuando me llamaste vine a filmar en aquel cuarto como un actor de reparto. Pero ha llegado el momento de decirte que lamento estar harto de estar harto. Ya es hora de terminar esta historia interminable, sin víctimas ni culpables; pongamos punto y final, y, volvamos, cada cual, como gatos escaldados a ordenar nuestro tejado; concluyendo esta liga, si no queremos que siga lloviendo sobre mojado. Te lo digo porque creo que urge cortar por lo sano con la gira del verano y el quilombo del video.
El rol del patito feo no me va, te lo aseguro y menos el de hombre duro que a ti te cuesta tan poco antes de volvernos locos corrijamos el futuro. He decidido que paso la página de este enredo perdiéndole miedo al miedo. La gota que colma el vaso no me la trago; hazme caso y volvamos a lo nuestro, cortemos este ambidiestro nudo Gordiano de un tajo; no soy tan tonto, carajo, ni tu tan listo, maestro. Te lo he dicho muchas veces y no has querido escucharme, sin pretender humillarme me has humillado con creces; a ti siempre te parece que mis quejas son por vicio, que maltrato nuestro oficio siendo tal y como soy.
Déjame sacarte hoy por última vez de quicio. Basta de mirar atrás, me voy con las emociones que traen mis nuevas canciones; ¿discusiones? ni una más. Tu Warner no ha de lograr domesticar mi camino, ni compartirá mi vino gente que yo no decida. Quien no se planta en la vida no es dueño de su destino. Aunque sea por una vez tendrás que tomarme en serio, no me hables de Ministerios, presupuestos, BMG's, no me vuelvas del revés la decisión que he tomado, que, por cierto, me ha costado, sangre, lágrimas, sudor. Conocerte fue un honor, seguir juntos un pecado. Lo más difícil ahí queda: catorce hermosas canciones, clip, reseñas, promociones, mi voz de lija y tu seda; con que sálvese quien pueda, antes de que otras rencillas conviertan en pesadillas los sueños de la razón. También se decir que no si me buscan las cosquillas.
No filmaré más vídeos ni discutiré contigo, seguiré siendo tu amigo sin urgencias ni careos. De corazón te deseo que lo entiendas noblemente y le expliques a tu gente que éste es un final feliz. No puedo seguir así, con la pluma entre los dientes. Tengo que empezar de nuevo, para escapar del abismo, a decidir por mí mismo sin contar con nadie; debo atreverme, si me atrevo, a demostrar lo que digo, sin presiones ni testigos, con aire nuevo en las pilas, y la conciencia tranquila de éste, tu íntimo enemigo.



Zambayonny


 

72 Kilos