“No hay animal que por anibien no venga”.
Tratar de contar una tarde de poesía en prosa, es como desvestir a un santo para vestir a un mendigo. Si los versos nacen de la voz paternal de Félix Grande y de la lógica locura de un animal como Aute, les aseguro que es tarea imposible, pero pecaremos en el intento. Leer nota.
sábado, marzo 14, 2009
Luis Eduardo Aute
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