sábado, agosto 24, 2013

Joaquín Pérez Azaústre

Los escritores y sus vidas

Tendemos a juzgar al escritor por la obra. Estrictamente, la literatura se trata de eso: nuestra relación con el texto, con la cadencia o pulso de un estilo y su incidencia o su perduración como latido íntimo del mundo. Sin embargo, la obra es una cosa, y la literatura –o sea: sus protagonistas-, estando muy cercana, puede también ser algo diferente. Pienso ahora mismo, por poner un ejemplo, en Raymond Chandler: a mí me puede gustar mucho leer El sueño eterno, imaginando además a Humphrey Bogart y a una Lauren Bacall más felina que nunca en blanco y negro, pero también me apasiona saber si Raymond Chandler prefería el gin-tonic al gin-fizz o si tomaba, como Hammett o Fitzgerald en los años felices, los previos al derrumbe, varios dry martinis cada noche. Crónica aquí.


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