PUERTAS
Detrás de la puerta
se abría otra y, tras ésta,
otra más.
Matrioskas
de entrada y salida.
Batientes, biseladas,
atravesadas por la luz del sol
y la oscuridad de la noche.
Carcomidas por la humedad,
golpeadas,
para siempre señaladas.
Una puerta, la otra, la siguiente.
Completo aquí.
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