martes, marzo 27, 2018

Rodolfo Serrano

Desde allí
Mar del Plata. Febrero 2016
Este mar es el mismo. Y en su espuma
me llega cada uno de tus nombres.
Y la sal del verano. Ahora sueñas
a cuatro horas más tarde de mis manos.
Tan lejos y tan lejos. Son los días
fugaces los que vuelven cuando eras
mi domingo, mi tarde de los viernes.
Toda eras. Toda sigues siendo
en la hora pequeña de los libros,
en la noche de arcángeles marinos.
Pero tú nada sabes de estos versos.
Te imagino dormida en otra carne.
Te acaricia otra boca. Y en la noche
mineral de esta tierra y esta brisa
daría cada uno de mis años
porque de pronto, bellísima y rotunda,
sin palabras siquiera, sin preguntas,
llegarás a este hotel como llegaban
las viajeras perdidas, misteriosas
mujeres que aún conservan
un pobre corazón desesperado.

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