domingo, noviembre 18, 2018

Rodolfo Serrano

Una despedida
Paramos en el semáforo de siempre.
Y nos miramos lo mismo que otras veces.
Y luego nos besamos. Me dijiste:
“Más suave, por favor”. Yo había olvidado
hacia tanto tiempo la ternura...

Entonces sentí como tu lengua
me traía el recuerdo
del amor de las tardes de los viernes,
ese olor a ozonopino de los cines,
las pasiones primeras y los versos
de Bécquer.
Me hubiera ido contigo a buscar autopistas
que nos llevarán lejos, a los bares infames,
a moteles sin nombre, a una playa desierta.
Pero sólo te dije: Hasta mañana. Era
la vida ya otra vida. Tan lejana y tan triste.


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