sábado, junio 08, 2019

Serrat & Sabina

El arte de posar para una foto

Hacia el fondo de la noche, Sabina se pondrá suave y Serrat hará de canalla y no cesarán de volar hasta encontrar el corazón dulce de los caballos en cada uno de los espectadores


Un día de primavera, por los montes de Navas del Marqués, más allá de El Escorial, por una carretera perdida que solo llevaba a un cercado donde pastaban unas vacas rubias, apareció un Cadillac 1953 Eldorado, descapotable, de color rojo, largo, muy largo, con Serrat y Sabina a bordo, unidos por la misma marca Stetson del sombrero y la gorra. Aparte de estos dos pájaros que cantan en los escenarios había otros que en ese momento cantaban en las ramas de los pinos, robles y carrascas.
Contemplar a Sabina respirando un aire extremadamente puro con olor a lavanda era en este caso el espectáculo. Se podía temer que lo matara aquella descarga de oxígeno con su punta afilada de navaja, pero se comportó como un valiente. Por su parte Serrat, que es más de mar y montaña, respiraba a pleno pulmón sin temer peligro alguno. Por allí andaban sus mujeres, Candela y Jimena, que ejercen con ellos de compañeras, amantes, enfermeras y asistentas sociales. Nota aquí.

0 comentarios: