jueves, agosto 22, 2019

Fernando Lobo

Se nos quema el paraíso,
se ha incendiado Gran Canaria,
tanta vida milenaria
ya prendió sin previo aviso...
Maldito fuego insumiso
y maldita su violencia,
qué calcinante emergencia
que no para de avanzar
y no la puede apagar
mi lágrima de impotencia.
Pero incluso en la tragedia,
en el momento más duro,
cuando el terror es más puro,
y cuando el desastre asedia,
hasta el dolor se remedia
con la solidaridad.
Y creo en la humanidad,
y me emociono sin duda
cuando la gente se ayuda...
bendita heroicidad.
El bombero que se juega
el tipo cada jornada,
que lucha sin dudar nada
en su sobrehumana briega,
O esa gente que se entrega
y comparte con bondad
devolviendo dignidad
al vecino que ha sufrido...
a pesar de lo perdido
me emociona de verdad.


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