miércoles, febrero 12, 2020

Alexis Díaz Pimienta

«La rima y yo somos hermanos gemelos»

Eran las seis y media de la mañana en La Habana. Alexis Díaz-Pimienta dormía con su mujer y su hijo recién nacido. ¡Prrreeehhh! El interfono lo despertó de un susto: «¡Oh! ¡Alguien de mi familia está en apuros!», pensó y botó de la cama. Agarró el teléfono y preguntó quién era.

—Buenos días, señor Pimienta, soy Fulano de tal, el presidente de la Asociación de Combatientes del Cerro. Anoche me dijeron que usted vivía aquí, en el edificio ‘Fama y Aplausos’, y he venido a abrazarlo porque lo admiro mucho.
—¿?*-*¿?

Después de un silencio de confusión, Pimienta le dijo:
—Mire, yo se lo agradezco mucho, pero ¿no podría pasar más tarde a visitarme? Es que tengo un hijo recién nacido…

—Es solo un momento. Por favor, déjeme subir.
El poeta abrió el portón del edificio de 20 plantas y esperó al desconocido. El combatiente no pasó de la puerta de la casa, ni un paso adentro, y le repitió que solo quería darle un abrazo porque le gustaban mucho sus versos. Pimienta le dijo que ya que estaba ahí, que pasara a tomar un café.
—No. No quiero molestarle. Solo quería este abrazo —y se fue.

Esa es una, pero tiene mil. El repentista Alexis Díaz-Pimienta tiene un repertorio de historias que le han ocurrido en Cuba porque desde los cinco años hace poesía improvisada en radio y televisión. Por la calle lo llaman «¡poeta!»; quizá la única palabra que iguala en belleza a su nombre: Pimienta.

La Habana es su origen; su hogar a ratos. Pero vive entre Sevilla, el tren, el avión y algún hotel. Es un «trotamundos inevitable»; un escritor entre el suelo, el cielo y los raíles. «¡Menos mal que puedo escribir en cualquier parte!», exclama. Aunque habría que verlo: Pimienta escribe con dos dedos, los dedos corazón de cada mano.

—¿Estos? ¿Los dedos medios? —con torpeza, intento sacar esos dos dedos para hacer el gesto de teclear. Pero él tiene más oficio y antes de que yo encuentre el gesto, apunta sus dedos mayores hacia la mesa y teclea en el aire con una soltura insólita. Nota aquí.


0 comentarios: