jueves, julio 02, 2020

Daniel Sánchez Martínez

Pues parece que no,
que no hemos aprendido mucho,
que no saldremos mejores de este infierno.
Quise creer que si,
pero soñaba mi deseo,
que esto nos cambiaría de algún modo,
aunque hay que seguir viviendo,
pese a todo,
con la carga de costumbres heredadas
y el óxido roñoso
de no doblar la espalda por los otros,
no me tomen por poco espabilado,
al fin sólo unos pocos, unas pocas,
si hemos de ser justos,
que eran generosos ya de antaño
siguieron coherentes con su oficio.
Estamos sin hacer y malcriados,
vivimos suponiendo ser el centro,
tiñoso y descuidado lo de adentro,
en cuanto nos desnudan y nos tallan
no alcanzamos la medida, ni el respeto.
Decimos que acaso la culpa es de unos padres,
de una infancia sin recursos ni fronteras
o falta de modelo en que mirarse,
¿pero es que no tienen un maldito espejo
donde pararse y preguntarle en necio,
si no estaré dejando que me lleven,
dirán incluso que lo tienen merecido,
los que reman siempre para compartirlo?
Cuando lluevan piedras,
algún panadero inventará el molino.

0 comentarios: