Epifanía
Ya no hay zapatos hechos del trabajo
del hombre que reza cada mañana,
que postulen el más simple agasajo
en la más fría noche de la iguana.
Fue la maldición del escarabajo,
siempre atrás mientras la química gana,
y así, sin casa, y siempre cabizbajo,
busca la epifanía más arcana.
No es el vacío la revelación,
si no el hambre que ya nos arrebata
la dignidad humana en constricción.
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