sábado, octubre 15, 2022

Javier Marías

El Madrid vertiginoso de Javier Marías

Los ochenta fueron para el novelista años de recreo y de mudar de piel: de la solemnidad se pasó a dar espectáculo y saltar a la comba.

Una ciudad es siempre muchas ciudades, y Madrid no es una excepción. Cada cual la vive a su manera, y ahí pesan los recuerdos y los afectos, las experiencias propias, algunos encuentros, episodios banales, rutinas, el círculo de amigos. “Yo nací en el número 16 de la calle de Covarrubias de Madrid”, escribió Javier Marías en un artículo que se publicó en 1990 y que recogió en Pasiones pasadas, “lo cual significa que pese a la reputación de extranjerizante, traidor a la patria y anglosajonijodido (según me llamó en su día un hoy cuasiacadémico rabioso) que me ha acompañado desde que publiqué mi primera novela, soy del barrio más castizo de la capital del reino, a saber, Chamberí”. Un poco más adelante, y como si fijara su territorio, cita las calles de su infancia: “Miguel Ángel, Génova, Sagasta, Zurbano, Luchana, Zurbarán, Almagro, Fortuny, Bárbara de Braganza, Santa Engracia. Y Covarrubias”.

Ese Madrid de sus primeros años, el Madrid de los cincuenta, se le fue colando a Javier Marías en muchas de sus novelas, y así el narrador de Corazón tan blanco, Juan Ranz, puede referirse por ejemplo a “un gran bolso negro, como los que llevaban en Madrid las mujeres durante mi infancia, bolsos grandes colgados del brazo y no echados al hombro, como ahora”. Elide Pittarello, catedrática emérita de Literatura Española en la Universidad Ca’ Foscari de Venecia y una de las grandes amigas de Javier Marías, lo entiende así: “El Madrid que aparece en sus obras está visto a través de un filtro, no le importaba tanto la experiencia inmediata de los lugares que evoca, sino que estuvieran ahí más bien como parte de ese universo melancólico y problemático que ocupa sus novelas, lleno de enigmas sin resolver”. Nota aquí.






0 comentarios: