martes, septiembre 05, 2023

Antonio López

 Antonio López y su agosto en la Puerta del Sol: “Trabajo como los pintores antiguos”

El veterano pintor ha pasado el verano en el centro de Madrid, dibujando frente a turistas y espontáneos “la luz de pleno verano” y aparca el cuadro hasta mayo de 2024.

Un hombre de 87 años camina por la Puerta del Sol. Viste con bermudas, camisa de rayas, chanclas, calcetines blancos y una vieja gorra de un museo de Boston. Antonio López aparece con el cuadro a cuestas, acompañado por Isidro Brunete, amigo y pintor, que le ayuda a transportar los bártulos. Entonces despliega el caballete, coloca el lienzo y saca los pinceles de una caja de vino reciclada.

Durante todo el mes de agosto, madrileños y turistas se han acercado a la Puerta del Sol para ver pintar a Antonio López en el pequeño estudio que ha desplegado periódicamente frente al kilómetro cero. Se quedaba ahí durante varias horas, rodeado de espontáneos y móviles, bajo un sol de justicia, en el centro de una plaza que sataniza las sombras y odia los árboles. Concentrado en el lienzo, el pintor levantaba la cabeza de vez en cuando. Miraba al frente, mojaba los pinceles, tomaba mediciones y volvía al lienzo. Donde los demás veían una abarrotada plaza de cemento donde el sol caía a plomo sobre edificios pastel, él tiraba largas líneas de acuarela con mil tipos distintos de amarillo por donde no asomaba un solo ser humano. Otras veces no entendía nada y alzaba la vista distraído por el grupo de tiktokers que se grababa con bailes y música estruendosa a pocos metros de él. “Pero no me importa”, dice. “Tengo una gran capacidad para abstraerme. Concibo el trabajo como un médico que debe operar en la guerra”.

Antonio López nació en Tomelloso (Ciudad Real) en 1936. Estudió en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando y se inició en la pintura retratando los paisajes de La Mancha junto a su tío Antonio López Torres. Después de una primera etapa influida por el cubismo y el surrealismo, desarrolló un lenguaje personal más próximo a la objetividad que necesita la calle, “como Sorolla o Van Gogh”, para plasmar lo que quiere. Figura clave de los realistas de Madrid, su obra forma parte de la colección permanente del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y de Patrimonio Nacional, entre otras instituciones. En el año 2008 se convirtió en el pintor español vivo más cotizado —en el 2011 fue superado por Miquel Barceló, con su obra Faena de muleta (4,4 millones de euros)— cuando su cuadro Madrid desde Torres Blancas, una impresionante vista urbana de la Avenida de América, se subastó en Christie’s por 1,74 millones de euros. El cuadro, que el artista pintó entre 1976 y 1982, era la única de sus grandes obras que hasta entonces no había salido a subasta.

El improvisado estudio de Antonio López en la Puerta del Sol han sido una silla de playa y dos marcas de tiza en el pavimento donde encajaba los pies para encontrar cada día, siempre, la misma perspectiva del díptico de la plaza que comenzó este año. Para no olvidarse del lugar preciso, llevaba apuntada la piedra en la que debía ubicarse: “Entre la 9 y la 10″, se ha escrito en el antebrazo. Nota aquí.






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