sábado, noviembre 04, 2023

Manuel Jabois

“Yo quiero a toda la gente que he querido”

El columnista de EL PAÍS publica ‘Mirafiori’, una historia de amor y fantasmas. No cree en ellos, pero respeta a quienes dicen tener ese tipo de comunicación.

Manuel Jabois tiene un columnista dentro. Un columnista que ayuda al novelista que lleva dentro, a su vez. Los tres juntos en coproducción acaban de dar a luz una nueva novela, Mirafiori (Alfaguara), que cierra una especie de trilogía en la que se han cruzado personajes, momentos y un tema tan universal como particular: el amor. Jabois, periodista de EL PAÍS, nacido en Sanxenxo (Pontevedra) en 1978, nos recibe para hablar de todo ello. Y como nuestro Libro de estilo obliga a tratar de usted, le trataremos de usted.

Pregunta. Su libro habla de amor, un amor atropellado por un montón de encrucijadas en las que el protagonista parece empeñado en elegir siempre la peor opción. ¿Cómo lo define usted?

Respuesta. Está ocurriendo una cosa muy hermosa y es que los lectores definen el libro mucho mejor que yo. Lo que dices no se me había ocurrido. Para mí es una historia revolucionaria porque va de una chica que conoce a un chico, se enamoran y luego se desenamoran. Y esto que está pasando en cada segundo de los que estamos aquí me pareció lo suficientemente original como para escribir sobre ello. Básicamente va de eso. Después cada amor y cada biografía están llenos de costuras, fantasmas y dolores. Y lo hermoso es que, a pesar de todo, muchos sobreviven y consiguen dar muchísima más luz que oscuridad al final del camino.

P. ¿Cree en el amor posible, eterno, además del imposible?

R. Sí, sí, por supuesto, de hecho esto es el resultado de la frustración de no haberlo tenido. Está escrito de una forma algo humorística, bastante ligera, no me gusta cargar muchísimo las tintas. Si estoy contando algo que puede ser triste y duro necesito que el vehículo con el que contarlo haga a la gente sentirse cómoda. Por eso hay amor, mucha ternura y al final de cada capítulo y del libro hay una llama. Me gusta pensar que hay más luz y que, cuando miras atrás, lo primero que veas es que no era para tanto, ni la alegría ni la tristeza; y lo segundo, que siempre merece la pena. Nota aquí.



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