viernes, enero 12, 2024

Alejandro Vigil

“El Perú me hace feliz, es mi segunda casa”

Le dicen “el Messi del vino”, también “Rey Midas” y acaba de ser nombrado “Enólogo del Año” por la Guía Descorchados. Varios de sus vinos tienen 100 Puntos y su restaurante ya tiene una estrella Michelin. Quizás no sea Messi, quizás no sea un Rey Midas, pero sí es Alejandro Vigil, un crack.

Alejandro Vigil es la prueba tangible de la conexión inmediata entre el Perú y Argentina: sus vinos son los más comprados por los peruanos en las ferias locales de vino, y bodegas como Catena y El Enemigo, que lo tienen como enólogo, son las que más resuenan en nuestros oídos como sinónimo de calidad.

Quizás esta conexión entre sus creaciones y el gusto de los peruanos se deba a que Vigil se declara “enamorado de la cocina peruana” desde su juventud, desde que, como mochilero, recorrió Máncora y Cusco, y comió cebiches y cuyes fritos. Quizás porque, de manera instintiva, ha ido creando sus vinos pensando en el paladar peruano, en su espíritu omnívoro e inclusivo. Quizás porque en la Guerra de Las Malvinas nuestro país fue el principal y solidario aliado de Argentina, “y eso no se olvida”. Quizás, simplemente, porque juntos el Perú y Argentina, representada en Vigil, alcanzan una armonía que se manifiesta en la buena mesa, donde son indispensables un gran plato de comida y una excelente copa de vino.

Siguiendo con su biografía profesional diremos que varios de sus vinos han alcanzado los ansiados 100 Puntos (Parker, Decanter, Atkin, Descorchados, etcétera), elabora con mucho suceso cerveza, gin, whisky, preside Wines of Argentina (WOFA), el principal gremio vitivinícola gaucho, su restaurante Casa Vigil acaba de recibir una estrella Michelin y la influyente Guía Descorchados lo acaba de nombrar “Enólogo del Año”. ¿Sí o no que sobran motivos para entrevistarlo? Con ustedes, Alegrando Magno, perdón, Alejandro Vigil.

Acabas de ser nombrado por la Guía Descorchados como “Enólogo del Año”. Yo pensaba que ese galardón estaba destinado a los jóvenes…

(Risas). Patricio Tapia, director de Descorchados, conoce mi trabajo desde el inicio y el camino que hemos recorrido. Recibir este reconocimiento me ha hecho muy feliz, pues los premios son una caricia a nuestro ego, pero al recibirlos pienso más en Mendoza, en Argentina, que tiene gente joven, gente de mi edad y gente mayor que ha hecho y está haciendo las cosas muy bien. La viticultura exige paciencia y todos los días podemos crecer. Por eso, hay que seguir trabajando, porque Argentina puede producir grandes vinos de pequeñas producciones, pero también podemos hacer volumen con calidad.

¿Qué sentiste la primera vez que recibiste tus primeros 100 Puntos Parker?

Cuando me anunciaron el premio estaba con María (Sance), mi mujer. Nos abrazamos, brindamos, pero pasado eso vine a Casa Vigil, mi restaurante, a lo de siempre, a atender mesas. Otra anécdota: cuando empecé a trabajar los vinos del viñedo Adrianna, en Gualtallary, un viñedo único, los vinos me decían una cosa; 22 años después me dicen otra. Con los premios me pasa lo mismo: he ido desarrollando distintas ideas, las he ido afinando, pero la felicidad es similar. Además, poca gente sabe qué son los “100 Puntos Parker”, pero sí saben que el vino argentino es bueno y que cada vez está mejor. Entonces, nuestra tarea es poner en valor a nuestro lugar y aprovechar estos premios para agigantarlo, porque no somos las personas quienes recibimos estos reconocimientos sino nuestra zona, el vino argentino. El vino argentino recibirá cada día más galardones –los100 Puntos los han alcanzado Catena, El Enemigo, Zuccardi, PerSé, Altos las Hormigas–, quizás nosotros rompimos el hielo, pero vendrán más. Lo mismo sucede con la gastronomía: ya recibimos la primera estrella Michelin, ahora seguro vendrán más, pero no solo para nosotros, sino para la cocina argentina. Nota aquí.



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