lunes, marzo 11, 2024

Pepe de Lucía

“Cuando éramos niños Paco y yo, y estábamos siempre juntos, hasta las cucarachas eran bonitas”

El álbum ‘Pepito y Paquito’ recupera grabaciones inéditas de los hermanos De Lucía cuando tenían 11 y 13 años. “He sufrido mucho, y he aprendido mucho de ese sufrimiento”

José Sánchez Gómez, Pepe de Lucía (Algeciras, 79 años), leyenda del flamenco, es alto, de piel oscura y ojos brillantes. Es domingo 18 de febrero y el cantaor y productor se encuentra de buen humor. Tiene días, dicen en su entorno, verdaderamente oscuros. Hoy no es uno de ellos. Ha llegado a Madrid y al día siguiente partirá a Nueva York. “Añoro Madrid de una forma increíble”, dice mientras pide un botellín de agua. “Es algo que que no tiene explicación: cada vez que llego aquí respiro de otra manera, siento de otra manera, pienso de otra manera. Soy de otra manera”. Todos los días de su vida, todos, dice, escucha a su hermano Paco de Lucía y a Camarón de la Isla. “Éramos el equipo A: Paco, Camarón, Tomate y yo”.

Se cumplen 10 años de la muerte repentina en México, víctima de un infarto, del alma gemela de Pepe de Lucía, Paco de Lucía. Se recuperan (el álbum Pepito y Paquito) cantes flamencos grabados cuando Paco tenía 11 años y Pepe 13, una exhibición de genio y talento que estremece escuchar. Y Pepe de Lucía, que mide sus apariciones en prensa, accede a hablar una hora con EL PAÍS. ¿De qué?. “De lo que preguntes. Por ejemplo de cómo llegué yo aquí. Mi padre con dos niños chicos en una máquina de carbón, sentados en asientos de palos en tercera. Paraba en Bobadilla el tren y escuchábamos: ‘Hay gaseosa, Citronia, Coca-cola, bocadillo’. ‘No preocuparos que mamá ha echado comida aquí en la bolsa’, nos decía”. Los tres, años cincuenta, se alojaron en una pensión de la calle Santa Isabel de Madrid; cada mañana salían a buscarse la vida yendo de promotor en promotor sin suerte (“Los niños son muy pequeños”; “La censura está muy mal”) y terminando los días en su cuarto comiendo queso con membrillo, el padre en una cama y los niños abrazados en otra para darse calor. Nota aquí.





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