viernes, marzo 15, 2024

Rosa Montero

  “¿Más periodismo? Me queda poco tiempo de vida y quiero hacer lo que me caliente más el corazón”

La escritora recupera sus crónicas de los setenta y ochenta, el retrato de una España llena de problemas que no temía el futuro.

Rosa Montero se asomó casi por azar a sus crónicas más antiguas y lo que vio en ellas fue el retrato de una España distinta y a la vez pareja a la actual; tan lejos en el tiempo como cerca en errores (la droga) o en temas de una música popular (zorra) que se repiten; tan esperanzada como cargada de problemas. La escritora (Madrid, 73 años), premio nacional de las Letras Españolas en 2017, los releyó como si fueran relatos de aquellos tiempos y por ello decidió publicarlas bajo el título Cuentos verdaderos (Alfaguara). Lo dedica a “todos los trabajadores de EL PAÍS” por los que hicieron y hacen posible el trabajo.

Pregunta. Cuenta que llamaba a cobro revertido para bloquear el teléfono público y que no lo pudieran usar los demás periodistas.

Respuesta. ¡Es buenísimo! Eso me lo enseñó un viejo periodista de guerra. Cuando vino el Papa éramos 300 periodistas para ocho teléfonos públicos y aprendí eso. Así que cuando llegaba a dictar mi crónica había una masa de periodistas alrededor que cogían el aparato y se encontraban con que al otro lado estaba… ¡la secretaria de EL PAÍS! Comprendo que era un truco sucio, pero era inevitable [ríe a carcajadas].

P. ¿Qué fue lo más difícil?

R. El Nani [la desaparición de un delincuente a manos de la policía]. Era un juicio demasiado importante, había que escribir sobre la marcha, mañana y tarde, con una complejidad del copón porque los acusados se volvían para acojonarte. Afrontaban delitos terribles como tortura, asesinato y podían utilizar cualquier error para meterte una querella. Era una tensión de tal calibre que cada vez que lograba mandar la crónica no podía respirar ni moverme. Un pelotazo de adrenalina.

P. ¿Se ha reconocido al releerse?

R. Sí, pero no me acordaba de casi nada. Son crónicas de hace 35 a 45 años y he tenido la sorpresa de recuperar la España de aquella época, la falta de construcción democrática, la cantidad de chorizos que había. En la gira de Miguel Ríos, por ejemplo, era alucinante, todo era tan casposo, mafioso... Y a la vez tan parecido en tantas cosas: el caso de Las Vulpes cuando cantaron Me gusta ser una zorra y la canción de ahora; el asesinato de Teresa Mestre y un descuartizamiento reciente como el de Daniel Sancho; el regreso de la droga...Nota aquí.



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