Milagro
Las Clarisas lo tienen claro
En latín dicen las misas
latín en su escapulario,
monjas otrora sumisas,
hijas de Asís, las Clarisas,
de Orduña y de Belorado,
montan un cisma al prelado
de Roma, y en esta treta,
pide el arzobispo Iceta
que obedezcan al papado.
Y para mayor dislate
la muy señora abadesa,
sorprende con la sorpresa
de arrojar el chocolate,
lanzando órdago y mate
contra la iglesia de Roma.
Avisa que no es de broma,
ni broma ni ópera bufa,
que el negocio de la trufa
le hace rica y mayordoma.
Vuelvan, monjas, al aprisco,
todas al confesionario,
que el tumulto asambleario
ha provocado tal cisco,
que el disturbio levantisco
hace temblar los cimientos
de un credo de mandamientos
ya sin negra Inquisición.
Si vuelven habrá perdón,
dice Iceta entre aspavientos.
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