viernes, julio 12, 2024

Kevin Johansen

 “Estoy a favor de la zona de confort, es donde caen las ideas”

El músico argentino, de gira en España, asegura que ninguna fuerza de poder, ni siquiera Milei, es capaz de destruir a la cultura.

Con casi 25 años de carrera y 10 discos a sus espaldas, el músico argentino-estadounidense Kevin Johansen (Fairbanks, Alaska, 60 años) ya tiene asociado a su nombre características inconfundibles: la fusión entre el folclore latinoamericano y el rock pop, el buenrollismo que desprenden sus letras ―no preocuparse tanto por el futuro, sentirse satisfecho con lo que se tiene― y una voz suave que canta sobre la condición de pertenecer al Sur global con cierta socarronería. Hijo de padre estadounidense y madre argentina, llegó a Buenos Aires cuando iba cumplir 12 años y volvió a territorio norteamericano, a Nueva York, en 1990 para emprender su carrera musical.

Sus primeras presentaciones las hizo en el CBGB del Lower East Side, templo mítico del punk que vio nacer a bandas como The Ramones o Talking Heads. Ya desde entonces, junto a su grupo The Nada, se dedicaba a hacer rocambolescas mezclas de ritmos: en una misma canción puede haber acordes de rumba porteña con pop y en otra escucharse igual el golpeteo de chacarera con un profundo bajo de reggae. Caben tanto en un disco referencias a Leonard Cohen como a Atahualpa Yupanqui. Con la boca siempre abierta para esbozar una sonrisa, responde las preguntas en Casa América de Madrid, ciudad donde cantará el sábado, 13 de julio, en Las Noche del Botánico. Al día siguiente, el 14, en Pontevedra, y finalmente el 23, en la capital de nuevo, en el teatro Albéniz.

Pregunta. España, después de Uruguay, fue el primer país donde hizo una gira. ¿Qué significa este país para usted?

Respuesta. Desde un primer momento me pasaron cosas mágicas en España, desde que empecé a venir en 2002 con el disco The Nada. Recuerdo una pareja española que estaba con un amigo argentino y le dijeron frente a mí: “Tienes que escuchar la música de este tío”. Hay una conexión importante con el público local y, por supuesto, con los latinoamericanos que andan desperdigados por el mundo, incluida España.

P. Con 60 años, ¿cómo enfrenta esta etapa de su carrera?

R. Con mucha alegría y agradecimiento. Suena muy cliché, pero es verdad. Intentando mantener la capacidad de sorpresa, no estar de vuelta de todo. Lo que menos le deseo a mi persona y a cualquiera es estar de vuelta. Intento siempre sorprenderme a mí mismo.

P. ¿Estudia constantemente la música para mantener esa capacidad de sorpresa?

R. Para nada. Quizá sea un estudioso intuitivo, sin hacer ínfulas de dar cátedra de nada. Uno aprende y aprehende mucho. Escuché en mi infancia folclore del norte y del sur, folk de Joan Báez a Violeta Parra, de Cat Stevens a León Gieco o Charly García. De algún modo, ese aprender y aprehender te permite aceptar ser permeable a las influencias, con la responsabilidad de ponerle tu propia impronta. Nota aquí.



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