jueves, julio 11, 2024

Vinicius de Moraes

 Hoy se cumple otro aniversario de la muerte de Vinicius. Queremos recordarlo con esta semblanza, escrita en ocasión de la inauguración de la expo Vinicius Saravá! Vinicius nos dejó físicamente, pero está vivo en cada canción y en cada poema, en su maravillosa obra, en su sabia convicción de que la vida es el arte del encuentro.

Muchacho Natural
Vinicius de Moraes probablemente comenzó a soñar con ser poeta en sus escapadas a la playa, de madrugada, en Ilha do Governador, cerca de Río de Janeiro donde veraneaba de chico con su familia. O cuando observaba a su padre, Clodoaldo Pereira da Silva Moraes, poeta aficionado, a quien le robó poemas para conquistar chicas, pero muy parco en palabras y con quien intercambió muy pocas durante su vida, aunque se amaban.
Un punto de inflexión en su vida fue cuando recorrió en los ’40 el Brasil profundo, acompañando al escritor norteamericano Waldo Frank. Ese viaje lo volvió “un antifascista confeso” y lo alejó de la elite a la que pertenecía, quien nunca le perdonó su cambio de enfoque. Vinicius, que era un altísimo poeta, con el tiempo diría “sólo me gustan los intelectuales yendo de vacaciones a Europa o durmiendo el sueño de los justos”.
Y se fue volviendo un poeta y compositor cada vez más popular, que era en definitiva lo que él quería. Un hito en ese camino fue cuando cayó en los brazos musicales de Antonio Carlos Jobim (y viceversa) y juntos compusieron, entre otras canciones, A Garota de Ipanema, la segunda más interpretada y grabada del mundo, después de Yesterday, de Los Beatles. Y la bossa nova explotó por todas partes.
Con Renata (Schussheim) también tuvimos un sueño: celebrar a Vinicius en su centenario con una exposición, en una ciudad como Buenos Aires, que él amó y que le devolvió ese amor con creces. Renata se ocupó de la dirección artística, con su maravillosa impronta creativa, y el resultado fue Vinicius saravá!, que presenta una selección de noventa fotografías e instalaciones digitales, pero que es mucho más que lo tangible. No se pierdan las palabras recordando al poeta, de sus hijas, de sus amigos Chico Buarque, Francis Hime, Edu Lobo, Miucha, Lyra, Baden Powell, Caetano, Toquinho, Ferreira Gullar, en el excelente documental “Vinicius” de Miguel Faría Jr. y su hija Susana de Moraes, que se exhibe en la expo en el Recoleta. Y la síntesis que hace María Bethania: “Vinicius vino al mundo con una misión: dar amor y recibir amor a cambio”. Como dice la canción “Nature boy”, que a él tanto le gustaba. Marta Rodríguez










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