jueves, agosto 15, 2024

Bodegón Manolo

 En San Telmo, los 35 años de un bodegón premiado por sus milanesas: desde suprema Maryland hasta la clásica napolitana

El fundador de Manolo fue un inmigrante español cuyos hijos continúan con su legado.

Un local bien porteño y tradicional con cocina sabrosa y abundante: parrilla, arroces y más.

El bodegón Manolo es un restaurante icónico ubicado en el barrio de . Este lugar es conocido por su ambiente auténtico y su comida sabrosa y abundante, que refleja las tradiciones culinarias porteñas y españolas, típica de este tipo de establecimientos que tanto representan a la gastronomía porteña. Es famoso por sus porciones generosas, su servicio familiar y un menú que incluye platos como milanesas, pastas caseras, guisos, tortillas, donde se destacan sus paellas y risottos.

Manolo fue quién inició a la familia Fernández en la gastronomía. Este asturiano trabajó desde pequeño en distintos establecimientos hasta que tuvo el mando de varios locales, siempre en la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires. Al principio él estaba frente a los fuegos, luego se dedicó a capacitar a sus cocineros.

Hoy, ya en manos de sus hijos, la esquina de Cochabamba y Bolívar despide aromas de los condimentos españoles que dan sazón a los arroces y funcionan como anzuelo para turistas y vecinos que pasean por San Telmo. Pero también se acercan los fanáticos de las milanesas, atraídos por el premio que el bodegón recibió en 2017 cuando quedó en el podio del concurso a la mejor Milanesa de la Ciudad de Buenos Aires.

La historia del bodegón Manolo

Manolo Fernández, nacido en 1944 en Asturias, España, llegó a la Argentina en la década del 50 junto a su familia en busca de nuevas oportunidades. Su pasión por la gastronomía y la cultura española lo llevó a abrir su primer local -bautizado Manolo- en 1989. Estaba ubicado en la esquina de Piedras y San Juan, en el corazón de Buenos Aires.

Desde el inicio, el restaurante se caracterizó por sus recetas tradicionales españolas y por la generosidad de sus platos, así que pronto se convirtió en un punto de encuentro para vecinos y turistas.

En 1994, el restaurante Manolo se trasladó a Tacuarí e Ituzaingó, donde continuó funcionando hasta que la crisis económica de 2001 forzó a su propietario a buscar un nuevo lugar. Fue entonces cuando se mudaron a la esquina de Brasil y Bolívar, siempre manteniendo el mismo espíritu de bodegón con platos abundantes y caseros.

La historia tomó un nuevo giro en 2006, cuando Manolo adquirió el actual local en Bolívar y Cochabamba, donde antes había funcionado la histórica pizzería La Estrella, que estaba en ruinas tras haber estado cerrada durante un tiempo.

Con gran esfuerzo, la familia Fernández renovó el lugar por completo, pero lamentablemente Manolo falleció poco antes de la reapertura. "Le decíamos que afloje, que estábamos nosotros, pero no quería", recuerda Sebastián, su hijo, quien hoy lleva adelante el restaurante junto a su hermano Gastón. Nota aquí.





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