sábado, septiembre 14, 2024

Félix Maraña

 EL ÚLTIMO ROMÁNTICO

Él la amaba en todos los lugares,
donde el aire se esconde y se recrea,
donde el mar se refugia en su marea
y el mundo se confunde en sus pilares.
Allá donde se pierden los confines
del horizonte que señala el tiempo,
donde el aire se crece y ruge el viento,
las olas se alborotan en sus crines.
Porque era amor, al menos parecía,
fiebre inocente en un cuerpo maldito,
tal vez enamorado de sí mismo.
Mas no era amor, pero él no lo sabía,
cumplía con las reglas de algún rito
romántico que le llevó al abismo.




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