sábado, septiembre 14, 2024

La Máquina de Hacer Pájaros

 Volver a hacer sonar La Máquina de Hacer Pájaros

"De ningún modo pretendemos ser La Máquina, solo volver a escuchar estos temas", señala José Luis Fernández, al frente de una banda que incluye a Juanito Moro, hijo de Oscar.

Desde que La Máquina de Hacer Pájaros se despidió, durante el apoteósico Festival del Amor de noviembre de 1977 en el Luna Park, sus temas se han tocado poco y nada. José Luis Fernández, el bajista, apenas volvió sobre algunos de ellos en diversos medley que recreaba en sus shows como solista, pero no más. Adquiere relieve extra, pues, que aquellos clásicos del rock argentino del segundo lustro de la década del setenta, vuelvan a sonar –casi- como Dios manda. Será este sábado 14 de setiembre a las 20, en el ND Teatro (Paraguay 918) con el mismo Fernández como protagonista.

“Jamás chapeé con La Máquina. Ni yo ni nadie, porque este material muy pocas veces se tocó después de que se separó el grupo”, aclara JLF ante Página/12, en la previa del show que volverá sobre el glorioso pasado, acompañado de una banda llamada FMSV, por las iniciales de los apellidos de sus integrantes: él mismo Fernández en guitarra –no en bajo-; el baterista Juanito Moro, hijo de Oscar; Guido Spina en teclados y voz, y Yani Matías Vega en bajo. “Pero ahora me pareció buena idea volver sobre los temas de La Máquina en esta época, en la que hay toda una música nueva, diferente, y creo que hay mucha gente que quiere escucharla. Pero, ojo, de ningún modo pretendemos ser La Máquina de Hacer Pájaros. Solo tocar sus temas”, insiste el músico.

La idea matriz del cuarteto –más el tecladista Demián Sielecki como invitado- es volver a poner en valor no solo las quince piezas que la histórica banda grabó en sus dos discos (el epónimo y Películas), sino también alguna que otra perlita inédita que no llegó a entrar en ninguno de ambos. Una es “Ella es bailarina”, que Charly García, Moro, Gustavo Bazterrica –o Alejandro Cavoti, su reemplazante desde agosto del '77-, Carlos Cutaia y JLF solían tocar en las presentaciones de Películas. “Es un rocanrol medio punk, al punto que hacíamos como una especie de pantomima de grupo punk. Anunciábamos que iba a tocar una banda de esa onda, pero éramos nosotros mismos disfrazados. Lo cómico es que la gente al principio no se daba cuenta, porque incluso nos hacíamos llamar Giovanni y los de Plástico”, evoca el bajista-guitarrista, posado en el tema que García versionaría años después. Y en el nombre que éste reflotaría en 1984, para denominar a su nuevo grupo (Guyot-Iturri-Toth), más Fito Páez, en un show en La Esquina del Sol.

Los orígenes de FMSV se remontan a los días de pandemia, cuando sus integrantes se juntaban a tocar para matar la abulia imperante. Tras la apertura, el grupo se consolidó. Aparecieron temas propios -“El secreto de Ramé”, un instrumental tipo Máquina; o “La dosis final”, tema de JLF-, y también shows en Rosario, Córdoba, Mendoza y Buenos Aires. “Un día estábamos en el ensayo, tocamos un tema de La Máquina, no recuerdo cuál, y nos encantó cómo sonó. Ahí los pibes se volvieron locos, me empezaron a pedir hacer temas de la banda, y al final me convencieron. Surgió así, naturalmente, y la verdad es que está bien, porque Juanito toca muy parecido a su padre, tiene el mismo estilo; y tanto Guido como Matías son muy fanas de La Máquina. Tienen incorporado el sonido, la química y los temas del grupo, y ya lo demostraron en dos shows a sala llena en Lucille, donde, además de tipos grandes, nos vinieron a ver chicos que aún no habían nacido cuando la banda se separó”. Nota aquí.



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