martes, septiembre 10, 2024

Rafael Alberti

 Cien años de ‘Marinero en tierra’, nostalgia y vigencia de un poemario que aún resuena en las nuevas generaciones

Poetas consagrados y las voces más jóvenes de la poesía española reflexionan sobre la obra más icónica de Rafael Alberti, escrita cuando tenía 22 años y por la que consiguió el Premio Nacional de Poesía en 1924

Cuando el poeta gaditano Rafael Alberti regresó del exilio en 1977, España era un país joven. Los nuevos líderes sociales y políticos apenas habían superado los 30 años y las prohibiciones de la dictadura iban cayendo una detrás de otra como fichas de dominó. Se deroga la censura de prensa, se aprueba el derecho a huelga y se convocan las primeras elecciones generales. La democracia ya no se podía parar y este escenario luminoso sirve al poeta para recordar el país donde había sido joven. “Me fui con el puño cerrado y vuelvo con la mano abierta”, clamó entonces. Quiso el niño nacido en El Puerto de Santa María en 1902 regresar a la juventud perdida; pero para siempre estampada en Marinero en tierra, poemario que escribió con 22 años y por el que se hizo con el primer Premio Nacional de Poesía concedido en este país.

En esta búsqueda por la juventud añorada a su regreso a España, Alberti conjuró su Balada del que nunca fue a Granada y en 1980 realizó un viaje cargado de simbolismo a la ciudad de la Alhambra, la de su amigo Federico García Lorca. Allí conoce a un jovencísimo poeta, Luis García Montero, de 22 años entonces, nigrománticamente la edad que tenía Alberti cuando escribió su poemario más icónico y por el que fue bendecido entonces con el magisterio de Antonio Machado (jurado del Nacional de Poesía que le fue concedido en 1924), que escribió en una nota encontrada por el propio Alberti cuando fue a recoger el manuscrito al Ministerio de Cultura: “Mar y tierra, Rafael Alberti, es a mi juicio el mejor libro de poemas presentado al concurso”. Alberti nunca perdió esa nota, que le acompañó en el exilio en cada una de las ciudades en las que vivió.

La cadena generacional parecía no parar. De Machado a Alberti y del poeta regresado del exilio a la prole poética que se criaba en España al calor de la libertad. Alberti fue acunando, de Granada a Cádiz, a todos los jóvenes trovadores andaluces de la recién estrenada Democracia: Jesús Fernández Palacios, Ana Rossetti, José Ramón Ripoll, Felipe Benítez Reyes, Juan José Téllez… “Se bajó del altar en el que yo lo tenía para conectar con los jóvenes de entonces mucho más que con los mayores”, aseguraba este sábado en Cádiz Luis García Montero, hoy director del Instituto Cervantes y uno de los poetas más populares —como lo fue Alberti— del país. Nota aquí.




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