viernes, noviembre 08, 2024

Félix Maraña

 Bulos, bulas y balas

Se dice que en las guerras quien primero pierde es la verdad, que es la primera derrota. Pero en las guerras, como en las tragedias, quien primero pierde es el ciudadano anónimo. Los que declaran las guerras, como quienes no saben prever y dirigir las consecuencias, siempre ganan. Porque ellos nunca van a las guerras. En las guerras, como en las tragedias, quienes nos salvan son siempre los voluntarios. Es decir, quienes no hacen la guerra, sino la paz, la solidaridad, el crecimiento humano.
En la tragedia de la gota fría el voluntariado nos ha salvado, en la primera línea de barro y dolor. Y ha vuelto, como en toda guerra, a ganar y sobresalir la mentira, los bulos y las balas de la miseria.
Uno de los bulos más sucios lo ha alentado el iluminado Iker Jiménez, un charlatán que crece en un tiempo en que el periodismo ha dejado de existir, fagocitado por esa nueva y desgraciada profesión de los creadores de contenidos. Pero los programas de Iker Jiménez los hace Mediaset, cadena que ha entregado sus servicios informativos en manos de ese charlatán. Y Mediaset está presidida por una donostiarra, Cristina Garmendia, ministra que fue, socialista que se decía y millonaria que es y será.
La Fiscalía, tan ocupada en seguir al poder, seguro que no tiene tiempo de perseguir a los fabricantes de mentiras. Los fabricantes de mentiras, los creadores de contenidos, son los dueños de la historia, son los herederos de los grandes cronicones que oscurecieron la historia del mundo.
A un voluntario, a una voluntaria, no hay fuerza natural o humana que pueda derrotarlo.
En las riberas del Turia,
un desastre natural
se combina con el mal
de una manifiesta incuria.
Las aguas de tromba y furia,
aliadas con la desidia,
la torpeza y la perfidia
del poder irresponsable
señalan más de un culpable
embadurnado en lipidia.
Aguas de muerte y de ira
que, celosas de sus cauces,
deboran, feroces fauces,
la verdad con la mentira.
Y mientras el pueblo expira,
atrapado en la tormenta,
hay gente que se alimenta
del bulo y la necedad,
matando así la verdad,
multiplicando la afrenta.
Pero hay otra gente atenta,
presta a servir, solidaria,
decidida, partidaria
de dar sin pedir a cuenta,
que ante el drama se acrecienta
con un fervor solidario;
son humanos a diario,
una noble profesión,
de entrega, de compasión:
es tu hermano voluntario.



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