Cafetines de Buenos Aires: el Bar El Colonial y la historia de su dueño que se enlaza con la de un pequeño Ricardo Darín
Por sus mesas pasaron desde Jorge Luis Borges hasta Tomás Eloy Martínez. Un café de gallegos que existe al menos desde 1930 y conserva el espíritu del casco histórico de la ciudad.
Son casi nulas las huellas que quedan en pie del período colonial en la ciudad. El reducido listado incluye al Cabildo más algunos templos religiosos. Las pocas viviendas privadas que podrían sumar a la nómina han sufrido severas transformaciones. Cafés, almacenes o pulperías que alcanzaron fama, no queda ninguno. Los establecimientos comerciales más viejos que continúan funcionando son posteriores a la caída de Juan Manuel de Rosas y más cercanos, constructivamente hablando, a la transformación que se produjo en la ciudad a partir de su capitalización. Sin embargo existe uno en particular que, por diferentes motivos, remite al pasado más pasado de Buenos Aires. Esta singularidad se recuesta en su localización, pero mucho más por su sugestivo nombre. Se trata del Bar El Colonial.
El Bar El Colonial está ubicado en la esquina noreste de la Avenida Belgrano y Perú, a unas pocas cuadras de la Plaza de Mayo. Ocupa la ochava de un edificio que sufrió un recorte estructural a partir del ensanchamiento de la Avenida Belgrano. Este cambio obligado dio lugar a un hueco, una especie de patio urbano, que se forma con la medianera del edificio lindero sobre la calle Perú: la Dirección de Enseñanza Artística del GCBA.
La puesta estética de El Colonial, por lo demás, responde al inconsciente colectivo. Mesas y sillas de madera, barra con banquetas redondas y fijas, piso granítico y ventanas guillotinas fileteadas por Gustavo Ferrari, fileteador de muchos bares notables de la Ciudad. Completan la liturgia los consabidos banderines de fútbol. En este caso del Club Deportivo Español y del Club Atlético Independiente. Huelga explicar el origen de sus dueños.
Los parroquianos famosos que lo frecuentaron fueron: Jacobo Timerman —tenía la redacción de la Revista Primera Plana en el edificio Otto Wulff—, Ramiro de Casasbellas y Tomás Eloy Martínez —redactores de Primera Plana—, Jorge Luis Borges —de paso hacia su lugar de trabajo en la Biblioteca Nacional de la calle México—, el ex-canciller Dante Caputo y otros correligionarios del vecino Comité de la UCR. El diario Página/12 funcionó a media cuadra durante más de una década y sus periodistas ocuparon sus mesas. Pero fueron despachantes de aduana —integrantes del listado de trabajadores esenciales— los que ayudaron a sostenerlo abierto durante los duros meses de la pandemia de Covid. Nota aquí.
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