martes, septiembre 02, 2025

Bar Helvética

 Cafetines de Buenos Aires: el recuerdo del bar centenario que fue atacado a cañonazos en el golpe de 1955 y cerró hace medio siglo

Situado en la esquina de Corrientes y San Martín, la Helvética abrió en 1860, a pocos metros del hogar de Bartolomé Mitre, quien al finalizar su mandato como presidente creó el diario que funcionó en su casa hasta tener edificio propio. Al instante el café se convirtió en una extensión de su despacho, lugar de encuentro de periodistas y las plumas más destacadas del Río de la Plata. Esta es la historia de un bar centenario que poco después de los bombardeos del 16 de junio fue reducido a escombros.

Hoy estreno formato: contar un café que ya no funciona y que cerró hace muchos años. El relato es una suerte de spin off —como se dice en la actualidad— de una mención que, al pasar, escribí en la última reseña del Bar Guanabara. Me refiero a la anécdota ocurrida durante el derrocamiento del segundo gobierno democrático del presidente Juan Domingo Perón. Por entonces, Hipólito Gasamanes —dueño del Guanabara— era un muchacho que trabajaba en el Bar 9 de Julio. En esos revoltosos días, el patrón del bar, para resguardar la integridad de los empleados, no tuvo mejor idea que trasladarlos hasta su casa en Corrientes y San Martín. En ese cruce de calles, tanques del Ejército dispararon 24 cañonazos al Bar Helvética. Vengo a completar la historia.

Una década después del final de la Segunda Guerra Mundial, en plena Guerra Fría, cuando los bombardeos de aviones militares sobre las grandes capitales europeas eran testimonios publicados en los libros de historia, Buenos Aires tuvo su bautismo de fuego. Salvaje, desproporcionado y sangriento, como son nuestros desencuentros. El dramático episodio aún hoy nos interpela.

En junio de 1955 aviones de la Marina descargaron toneladas de furia en modo bombas sobre la Casa Rosada y la Plaza de Mayo con la intención de matar al presidente. El objetivo no fue alcanzado, pero dejaron más de un millar de muertos y heridos entre los inocentes que transitaban por ahí. Y como en todo episodio de nuestra historia, siempre existe un café que acompaña los hechos.

Unas semanas más tarde del bombardeo, en septiembre —en pocos días se cumplen 70 años del episodio—, las Fuerzas Armadas le pusieron fin al gobierno constitucional. En esa jornada destituyente el Regimiento Motorizado Buenos Aires recibió desde la plana mayor del Ejército la orden de trasladarse hasta Corrientes 502 para cañonear la esquina donde funcionaba un bar casi centenario: la Helvética.

¿Por qué ese bar? ¿Qué cosas habían ocurrido en su interior? El Bar Helvética abrió en 1860, en la esquina sudoeste de Corrientes —cuando era angosta— y San Martín. A poco de abrir, un ilustre vecino de la cuadra, domiciliado en San Martín 336, Bartolomé Mitre, fue electo presidente de la república. Al finalizar su mandato, en 1870, cuando Mitre pasó al llano, creó el diario La Nación, que comenzó a funcionar en su casa hasta la inauguración de un edificio propio también en la calle San Martín pero en 350. Por lo que la Helvética, de inmediato, se convirtió en un café de redacción. Las mejores plumas de la prensa y la literatura se sentaron a sus mesas de madera. Los cierres de notas y los titulares se definían en el salón. Los periodistas extranjeros acreditados en el país lo frecuentaban sabiendo que las noticias se conocían en la Helvética antes que en la Rosada. Nota aquí.






Revolver


 

Florencia Núñez

 

Rafa Mora

 DE LA TRISTEZA

Nacemos con ella.
Su marca hundida en el pecho.
Nadie nos enseña a sentirla.
A templarla.
A escudriñar su mirada.
Llega así, sin más,
de puntillas bajo el aire de las cosas.
Se posa y se enreda entre bambalinas.
Es el aullido de la sangre.
El afilado vaho del aliento de un dios sibilino.
La dentellada sutil en tardes de luz clara.
Nadie conoce su rostro,
pero todos lo hemos vislumbrado.
Crea desiertos y mares repletos de grietas.
De rendijas sin aire.
Aprieta el corazón y en su hueco se hunde sin medida.
Rompe el esquema de la razón.
Desarma las entrañas de la luz.
Conversa, pausada,
con nosotros,
en una lengua ilegible y envenenada.
Hay que saber mirarla.
Abrazarla en pequeños fragmentos.
Sumergirla en el ocaso.
Beberla a sorbos.
Porque ella,
pasado un tiempo,
necesitará respirar.
Y entonces,
habrá que dejar que lo haga,
o de lo contrario
la tendrás en ti,
de por vida.



Carlos Salem


 

Paris Joel

 

Andrea Mazas

 LA ALEGRÍA

En algún momento,
por cierta pena o derrota,
comprendí que la alegría
no es para mí
una flor que crece sola,
un regalo o un derecho
sino un vasto bosque
que desconozco,
una responsabilidad y una tarea,
que asumí y emprendí.
La casa en que vivo no reluce
sin mi esfuerzo.
Algunos días me agoto
en este feroz empeño
porque no cae en la cuenta
esta torpe aprendiz y peregrina
que la alegría es a veces
más que el fruto la simiente
o incluso algo que a los ojos
no colma y no se ofrece:
el deseo, el impulso
que me inflama y enciende.



Yoly Saa

 


Andrés Suárez

 

Ana Montojo

 EL SUEÑO

Cuando llega la fecha
marcada en el reverso de la vida,
la de caducidad de la esperanza,
necesito decirte tantas cosas...
Esa fecha, amor mío, que me dice
que hay que tirarla al cubo, aunque parezca
que aún podría ser aprovechable
y me la beba en una de esas noches
que encuentro la nevera desolada,
a riesgo de enfermar de algo muy serio.
Necesito decirte que fue hermoso
despertar cada día con tu nombre,
ser una adolescente al menos por un rato,
resucitar antiguas emociones,
que volviera a alumbrarme algún destello,
un sentimiento dulce entre mi carne rota .
Yo sé que aquí se muere
una historia que no llegó a nacer,
que a partir de ahora mismo ya no podré salvarme
acudiendo a tu imagen guardada en la memoria,
que volverá lo cierto, lo tangible,
la desnuda verdad sin horizonte.
Mi sueño está cansado de soñarse
una noche tras otra, escuchando la lluvia
o llenando el silencio de canciones
que nunca oímos juntos.
Es un sueño gastado por el uso,
está lleno de arrugas y le duelen los huesos.
Porque también los sueños envejecen.
Y un día de repente se nos marchan
y nos dejan más tristes y más solos.



El Drogas


 

Marta Gómez

 

Joaquín Pérez Azaústre

 Resistiremos

En todas las canciones del Dúo Dinámico hay un vago aire de irrealidad que nos parece estar llamando desde un lugar que una vez existió. No hablo de una época concreta, no hablo del comienzo del pop ni tampoco de cuando un joven llamado Miguel Ríos trabajaba en una tienda de discos, mucho antes de dedicarse a cantar, y lo que más vendía eran los discos del Dúo Dinámico. Tampoco hablo de las películas como Búsqueme a esa chica, con Marisol, los tebeos o los álbumes de cromos que la muchachada reunía, con las aventuras del Dúo Dinámico siempre a bordo de cada canción, como un futuro continente no perdido aún que entonces restallaba de cromatismo vibrante, con brindis a mediodía de champán y una ligera confianza en que todo, en algún momento, podría ser mejor. Porque mucho antes de Los Brincos, mucho antes de Los Gritos y del propio Miguel Ríos, cuando se anunciaba como Mike en los posters, mucho antes incluso de saber que los chicos con las chicas deben estar gracias a otro Mike, Kennedy, y Los Bravos, en España teníamos el Dúo Dinámico para saber que la vida podía ser un largo crepúsculo con reverso de twist y un suave sentimiento de nostalgia con palabras poéticas.

Cada canción del Dúo Dinámico te está contando una historia que se resuelve mal o regular, o incluso que no se llega a resolver de ninguna manera, pero con un encanto que en sí mismo desvela la parte de nosotros que jamás deberíamos perder. Pienso ahora en Amor misterioso, que comienza así: Qué misterio hay en tus ojos / que no acierto a adivinar. / Y tus labios tan hermosos / qué secreto guardarán. Estos días se ha escuchado mucho El final del verano, porque parece haber llegado en serio con la muerte de Manolo de la Calva. Pero algo había también de atmósfera de hechizo juvenil o yeyé que lanzó a Ramón Arcusa a trabajar con Julio Iglesias en Miami, cuando muchos aún encontraban en él un continuador de Frank Sinatra. Perdóname, Eres tú, Quisiera ser, Quince años tiene mi amor o Noches de Moscú son clásicos vivos que siempre elevan al éxtasis todas las verbenas de verano. Tanto hay de nosotros al detener el baile, con un calor estival todavía en los hombros mientras suena la orquesta, como en estas canciones planetarias.

Pero luego está Resistiré, que es un himno infinito digno de figurar al frente de la vida de cualquiera. Resistiré, más que otro tema, es una oración cantada hacia uno mismo ante los escenarios más sombríos. El Dúo Dinámico también parecía resistir, más allá de su época, porque siempre volvían para evocar los días que nunca viviremos, el pasado que a menudo se embosca en la memoria de esas tardes soñadas de piscina y música lejana, cuando el futuro aún mojaba nuestras manos. Nota aquí.



Amancio Prada


 

Idígoras y Pachi

 


lunes, septiembre 01, 2025

Litto Nebbia

 Litto Nebbia y una nueva visita a un disco indiscutible

Fue una noche inolvidable destinada centralmente a desempolvar completo el álbum Melopea, aunque el músico rosarino también interpretó otros clásicos y algunas perlitas.

Ya dos horas de concierto y, cuando parece que todo termina ahí, Litto Nebbia, lúcido como siempre, tira una de lujo. “Esta es una canción muy vieja, pero contiene la novedad de lo viejo. Seguramente la habrán escucharon en algún lado, pero nunca la he tocado en vivo”, admite él, ante ojos, oídos, almas y cuerpos que atiborran La Trastienda. Ese “algún lado” refiere a El extraño de pelo largo, película que el rosarino protagonizó en 1969. Y la gran sorpresa de la noche es “Deja que conozca el mundo de hoy”, una de las canciones que Litto cantó en el film, a capela y golpeando una mesa con cubiertos, “a la memoria”  de Brian Jones, el stone fallecido mientras la película se estaba filmando. El público, lógico, muere de amor ante ella porque fue, es y suena hermosa.

Tanto como todas las que toca el rosarino de 77 años durante una noche inolvidable destinada centralmente a desempolvar completo el disco Melopea, medio siglo después de su edición original en 1974 –se atrasó un año por el accidente que Nebbia tuvo en una de sus piernas- y colar en medio de esas joyas un preciado puñado de clásicos. Por ese andarivel sonaron -además- una impecable versión de “Fuera de la ley”, tema emblema de Los Gatos época Pappo. Sublime cuelgue que dio lugar a otra pieza de esas que jamás se oxidan, por sus señas de identidad para con una cultura que deviene –o tendría que- sin perder esencias: “Nueva zamba para mi tierra”.

Fibras emotivas profundas dentro de este repertorio por fuera del disco en cuestión tocaron también “El rey lloró”; “Cadenas & Moneda”, perpetuo blusazo de Huinca; “Mujer de carbón”, otra de Los Gatos era Pappo, con Litto descociéndola en un solo de guitarra a tono con el rock and roll que la impregna. La calma “Está en tus manos” y “El otro cambio, los que se fueron” –dos que sí suele hacer Litto en vivo- más “La operación es simple”, “Yo no permito”, “Mendigo de la luna” y la compañera “Quien quiera oír que oiga” –coreada por los presentes con los dedos en V- completaron el recorrido extra Melopea.

La vuelta sobre el disco que Nebbia hizo cuando apenas tenía 26 años transcurrió a su turno por carriles sólidos, muy armoniosos. A una apertura a teclado solo, que combinó dos finos instrumentales de Melopea (“Apelación de otoño” y “Los lunes de la humanidad”) Nebbia sumó “Amor imbécil”, bellísima canción que mostró de entrada la solidez de la banda que acompañó al rosarino: Ariel Minimal en guitarra más Nica Corley y Tomás Corley, atildada base bajo-batería de Los Reyes del Falsete. El suave solo del líder de Pez, sumado a la delicada solvencia que aportaron los Corley a la versión de "Amor Imbécil" fue otra constante en la noche.

“Melopea era una palabra que yo tenía en ese momento como una especie de cábala, nada más que porque me gustaba su sonido y visualmente era linda, escrita, pero no tenía la menor idea de qué quería decir. El día que me enteré en el diccionario que la traducción del latín era `componer canciones`, y también la embriaguez, borrachera, dije `esta es la mía` y la empecé a usar como nombre de fantasía para algunas producciones que hacía por ahí, sin siquiera tener un lugar físico o un teléfono, hasta que se lo puse al sello”, contó entre risas Nebbia, antes de encarar otra canción del disco homenajeado que justamente habla del valor de palabra como modificadora del todo: la rockera “¿Qué clase de amor tendrás?”. Nota aquí.



La Trova Rosarina

 

Claudia Puyó


 

Fernando Tejero

 Fernando Tejero revela su increíble infancia: “Tenía todas las papeletas para acabar yonqui o alcohólico”

El actor de ‘Aquí no hay quien viva’ y ‘El cautivo’, de Amenábar, tiene una de las caras más reconocibles de España pero también un pasado no tan conocido: el de un bebé cuya madre dejó en manos de otra mujer durante 14 años.

“Tengo la autoestima a la altura de las rodillas. Pero es que antes la tenía por los tobillos”.

Fernando Tejero (Córdoba, 60 años) proyecta esta mañana una serenidad casi extraña; extraña quizá porque está a años luz de los personajes que suelen llevar su rostro, tan desafiantes, tan derrotados, en ocasiones directamente turbios. A veces, no muchas, entre confesiones sobre sus recuerdos y su autoestima, Tejero mira a sus interlocutores en el jardín de su casa en El Escorial, o al menos les lanza fugacísimas miradas (es tan tímido que el contacto visual se le resiste) y se le intuye una cierta vulnerabilidad, como de animal fuera de su caparazón. Como si algo hubiera cambiado en él. Como si importase lo que él pueda cambiar a estas alturas. En el fondo, por muchos años que viva, la primera frase de su obituario ya está escrita. Él es Emilio Delgado, el portero de Aquí no hay quien viva, la mayor comedia de la televisión en España, emitida entre 2003 y 2009 en Antena 3 y todavía hoy desempolvada a diario, sobre todo entre menores de 30 años, a veces muy por encima de la mayoría de las novedades de las plataformas. La cara de Tejero es la cara del portero, y el portero, quizás el mayor perdedor de una serie esencialmente sobre perdedores, es la cara más representativa de este fenómeno. En 2013, además, empezó a encarnar a Fermín Trujillo en La que se avecina, continuación apócrifa del proyecto.

—Todo esto creo que viene de mi infancia y de mi adolescencia.

En muchos sentidos, seguimos en el mismo punto, entre el presente y un obituario que ya está escrito; un punto por el que cualquier actor mataría (Tejero el primero, y esto lo puntualiza con frecuencia), aunque tampoco es especialmente justo: puede que todo Emilio esté en Tejero pero no todo Tejero está en Emilio. De hecho, el actor tiene un Goya por Días de fútbol (2003), dos nominaciones más, una docena de obras de teatro y una treintena de películas en su haber. Y todavía le queda dentro mucho por ubicar.

Por eso, en otros muchos sentidos, este punto es distinto. Si nos ponemos verdaderamente honestos, y él últimamente está en esas, puede que haya algo más, que la historia no esté entre la serie y todo lo que no es la serie, sino en una tercera cosa. Como actor, el pasado febrero dejó La que se avecina y en septiembre mostrará una renovada madurez dramática en el papel de monje (gay y homófobo) en El cautivo, de Alejandro Amenábar. Como persona, últimamente nota que lo que le tira es algo hondo y remoto, su vida antes de los personajes, los ficticios y el suyo público, un pasado que ha intentado obviar y que solo ahora está logrando verbalizar. Si nos ponemos verdaderamente honestos, la historia va de esto.

—Yo es que me crie con mi tía abuela.

Esto va de un bebé en la Córdoba de los sesenta que no tenía ni un año cuando su madre le entregó a otra mujer. “Nueve meses tenía. Todavía no sé la versión real porque en casa de mi tía, que ya no vive, me decían que a mi madre la tuvieron que operar de apendicitis. En esa época operarte de apendicitis al parecer era como hacerlo casi a corazón abierto. Te retiraba como tres semanas”.

Prosigue: “Durante esas tres semanas me llevan a casa de mi tía abuela, la tía de mi madre. Me dejan ahí un par de días o tres porque mi madre tenía tres hijos más. Y mi padre, un bar y una pescadería. Hay un momento que se agobian y me dejan ahí un par de días más. Luego mi madre, yo creo que para justificarse, y en cierto modo culpar a mis tíos, me dice que cuando iban a recogerme, le respondían: ‘Déjame al niño un tiempo más, solo un tiempo más’. Y ese tiempo se convierte en 14 años”. Nota aquí.



María Ruiz

 

Maggie Cullen


 

Ramón Serrano

 ÁBRETE

De noche te veo distante
como huida al negro cielo
donde las estrellas son cuerpos inertes
cuando la luz se hace
nacida de algún lucero
estás a flor de mi piel
tan cerca como mi amor quiere
es un fulgor lo que en mí viene
que mi sombra logra abrir
las puertas de tus sueños
tal como el cariño merece
no te encierres entre las sábanas
de tus pesadillas negras
ábrete
que ha venido la mañana
y en el horizonte nace un sol
sin la palabra poniente
verás como en lontananza
la luz nos pertenece
y la noche será una aurora
que iluminará septiembre
levántate de las sombras negras
en tus sueños las puertas son puentes
ábrete
no te escondas en tu mente
cualquier mañana al levantarte
en mi sombra no sólo verás la Muerte
verás la Aurora cruzar el puente
si no estás distante
anda
ponte guapa y vente.



Paula Mattheus

 

Miryam Quiñones

 


"Teatro x la Identidad"

 "Teatro x la Identidad" celebra 25 años de lucha junto a las Abuelas

Dramaturgos, directores, actores y actrices participarán este año del ya clásico ciclo que incluirá once monólogos. "Hubo un recambio necesario y vital porque hoy son lxs nietxs quienes aparecen al final de cada función para dar su testimonio", señala Cristina Fridman, una de las fundadoras de esta iniciativa. 

Once monólogos. Once historias. Once personajes. Un grupo de dramaturgxs, directorxs, actores y actrices se juntan una vez más a celebrar un rito que viene sucediendo de manera milagrosa y convencida desde el 2000. Un cuarto de siglo no es poca cosa. Se trata del ciclo Teatro x la Identidad, que este año se desarrollará los lunes de septiembre a las 20 en el ND Teatro (Paraguay 918). Las entradas gratuitas se entregarán en la boletería del teatro, los días de función, desde las 18.30 hasta agotar el aforo disponible.

Cristina Fridman es una de las fundadoras de este hecho cultural y, en diálogo con Página/12, asegura que "todos los recuerdos son hermosos" aunque en aquel momento "no teníamos idea de lo que íbamos a hacer". La semilla fue A propósito de la duda, un semimontado escrito por Patricia Zangaro y dirigido por Daniel Fanego (a quien está dedicada la edición 2025). "A partir de ese suceso pensamos que había que continuar porque venía mucha gente joven. Eso fue a fines de los 90 y era impresionante porque prácticamente no hacíamos publicidad, funcionaba con el boca a boca. Había filas larguísimas para ver la obra. Teníamos programada una única función y terminó prolongándose todo el año", cuenta la productora.

Después de ese acontecimiento inédito que podría asemejarse a los orígenes de la gesta de Teatro Abierto, los organizadores convocaron a otros artistas y empezaron a juntarse para pensar nuevos cruces creativos. "Había mucha avidez por hacer este tipo de cosas. Después del menemismo todo era muy bien recibido", comenta. El productor Miguel Rottenberg había ofrecido su espacio, Entrecasa del Espectáculo, para hacer las reuniones y así se gestó el primer ciclo oficial. Cristina recuerda que en esa época no había tantos celulares entonces tenían que ser muy creativos a la hora de pensar las estrategias de comunicación: "Armamos una comisión de difusión: pedimos poner un puestito en el Teatro San Martín, volanteábamos en las plazas, hacíamos afiches y performances. Había mucha polenta y mucha gente joven".

Muy pronto se dio el cruce entre aquel grupo de artistas y las Abuelas de Plaza de Mayo. Consultada por ese vínculo inspirador, Fridman subraya: "Las Abuelas fueron, son y serán un faro para todos los que estamos en TxI. Son un ejemplo de lucha y coherencia. Creo que cualquier persona de bien, con sentido común, va a coincidir en que es una lucha genuina. Más allá de todo lo que puedan discutir, esta es una verdad irrefutable: los militares se robaron a esos bebés, entregaron sus nietos a otras familias y hoy no conocen su identidad". Además, la actriz señala que las Abuelas "siempre se manejaron de manera pacífica, pidiendo justicia con respeto; nunca hubo agresiones ni odio" y "siempre sumaron a otros sectores como la ciencia o la cultura, porque la búsqueda no es solo de ellas sino de toda la sociedad". Nota aquí.



El Roto

 


domingo, agosto 31, 2025

Nach & Trueno

 

Félix Maraña

 Medio ambiente y patrimonio

Día Mundial del Medio Ambiente,
para ayudar a sentir
que hemos de sobrevivir,
esperando que la gente,
sea de una vez consciente,
que consumir con exceso,
puede avivar un proceso
de salvaje deterioro.
Hay que cuidar el tesoro,
evitando otro receso.
Algo de pedagogía,
que despierte la conciencia,
la verdad y la consciencia
de que toda la energía,
debe cuidarse a porfía,
pensando que otro futuro
requiere un mundo maduro
donde poder respirar,
pueda y deba mejorar
para vivir más seguro.
Pues llegará algún momento,
si no se prevé y enmienda,
de salvaje cual tremenda
batalla contra el lamento,
la ruina y el descontento,
impotencia y desconsuelo.
Si prendes fuego en el suelo
puedes arruinar la tierra
desterrar como destierra
el fuego que torna en duelo.



Fernando Lobo


 

Luis Eduardo Aute

 

Rafa Mora

 SEGUIR EL VUELO

Ocupando su todo,
recibe la madrugada esta vida nuestra.
Este sentir distinto.
Este ajustarse a otros modos.
Ha temblado la luz que hiberna en nuestros días.
Ha besado la boca esta ausencia de luna.
Ha esperado el candil,
ese que no se apaga,
las lentas madrugadas que esculpen cada sueño.
Llegaré a ti,
con este espejo donde el reflejo eres tú.
En los ojos brillantes
que deshacen la lluvia para regar desiertos.
En la inhóspita vereda de este azul tan nuestro,
de este tiempo inerte.
Conocerás mi alma
porque es tuya, gemela.
Y este sendero helado
será camino
y resuello.
Ven.
Sigamos el vuelo.
Porque en mitad de la nada,
siempre hay refugio,
y ventanas de luz.
Así es la vida,
esta que nos falta.



Pat Metheny


 

Silvina Moreno & Kevin Johansen

 

Carlos Salem

 Queridos vecinos, compatriotras de escalera.

Colegas de fachada
(y lo digo sin segundas):
Reconoceréis que desde que ella se marchó,
ha descendido en el edificio
lo que llamábais
contaminación acústica
pero era pura música.
Bromeaba cuando dije
en mi descargo
que era una famosa cantante de ópera
y ensayaba sin cesar
el final de Rigolletto.
(Lo suyo ha sido
y será siempre de Halelujah).
Que disfrutéis,
censores de alquiler,
de este silencio asexuado
y pueril,
de esta cívica paz
de cementerio.
que al fin habéis logrado conseguir.
Solo escucho crujidos
de escalera,
estridencias programadas
de la tele,
canciones que ya no me dicen nada.
Y esta ausencia de ópera
en mi cama.
Ahora que ella no viene,
nada llega.



Diego Ojeda


 

Tute

 


sábado, agosto 30, 2025

Haydée Milanés & Pablo Milanés

 

Ramón Serrano

 LA RAZON DE BORGES

In Memoriam
Todo se olvida
aquí todo es efímero
no cabe el tiempo
en esta burbuja de oxígeno
decimos eterno para dibujar el vacío
el tiempo en la nada
es la sombra de la noche
la híbrida semilla de un agujero innenso
trinan los pájaros de la madrugada
en el cementerio
suenan las campanas del Ángelus
en el infierno
la mar está en el cielo y es oscuro el verso
no nacemos ni morimos
somos indestructible energía sin conciencia
somos luz
y algo más muy incierto
sin reglas seguras
con el temblor de estar y no estar
vivos o muertos
felices de no sabernos
el gran invento del dios espacio
que dividimos y ordenamos
oara que se desordene
y no quede recuerdo
no corren los relojes en el olvido
si acaso la estática indiferencia
de un Universo que no sabe
si ha sido y será siempre
diríamos que es el no tiempo.



Silvio Rodríguez

 " Y como pasa el tiempo , que de pronto son años "... 



Luis Quintana


 

La Trova Rosarina

 

Juanlu Mora

 



Fernando Montalbano


 

Efecto Mariposa & Coti

 

Joaquín Pérez Azaústre

 Querer a García Lorca

Tengo la sensación con García Lorca de que cada verano muere y nace de nuevo. Alguna vez lo he escrito. Cada madrugada del 18 de agosto Federico García Lorca vuelve a andar en un amanecer con sabor metálico en el aire. Seguramente tiene que ver con una querencia más sentimental que lírica, porque cuando la poesía y la figura de un autor son tan decisivas en tu propia vivencia, ya sientes que lo quieres, que su vida es parte de la tuya. La sensación no es única: me ocurre lo mismo con Manuel y Antonio Machado, con Francis Scott Fitzgerald, con Manolete y Hemingway. Has leído tanto de ellos o sobre ellos, has escrito tanto sobre ellos a través de novelas y de artículos, te han acompañado tanto, siempre muy fielmente y en edades diversas, por caídas profundas y en algunos momentos rutilantes, que ya son tus amigos y los quieres. Con Robert Redford me pasa lo mismo, tras haber pasado varios meses revisando sus películas, las protagonizadas, las dirigidas y las producidas por él, más o menos sobre 2012, antes de escribir mi libro de poesía Vida y leyenda del jinete eléctrico. Por cierto: aunque siendo creadores pueden tener en común otros asuntos, como la percepción de la injusticia, el abuso consciente del derecho y una posición comprometida del arte que jamás deja atrás su idea de la excelencia, con una valentía exigente y vital por delante, en ese libro relaciono a Redford con Lorca por otra coincidencia: la madrugada del 18 de agosto de 1936, mientras el poeta es asesinado en Víznar, nace el cineasta en la casa paterna, bajo las colinas de Hollywood.

Estos nombres me han acompañado y me acompañan, forman parte de mí. Aunque también hay otras gradaciones varias, con los que nombro han sido muchas las horas de vida compartida. Pero desde Lorca, amigo, siempre es todo distinto. La gente nace y muere y Lorca era también un hombre que podía nacer y morir: sin embargo, yo lo veo salir cada mes de agosto por su propio horizonte en la poesía del mundo que pudo haber sido, que murió con él, pero que cada mes de agosto vuelve a nacer con él. Con Lorca la impresión es más de un sol que siempre ves alzarse entre las rocas, sobre ese mar cobalto del lenguaje de una hoguera interior que todavía calienta y nos alumbra. ¿Escribimos por Lorca? Seguramente no: pero sí determina ese acelerador con llamaradas de la vocación.

Por eso quiero mucho a García Lorca y me duele su muerte, como la del poeta José María Hinojosa, autor de un libro maravilloso, La flor de California, tiroteado por los milicianos junto con Luis Altolaguirre, el hermano de otro gran poeta, Manuel. Todos los gigantes volverán si los invocamos con fuerza y con amor. Viva Lorca siempre, vive Lorca al fin. Nota aquí.



Frank Delgado