Cafetines de Buenos Aires: el recuerdo del bar centenario que fue atacado a cañonazos en el golpe de 1955 y cerró hace medio siglo
Situado en la esquina de Corrientes y San Martín, la Helvética abrió en 1860, a pocos metros del hogar de Bartolomé Mitre, quien al finalizar su mandato como presidente creó el diario que funcionó en su casa hasta tener edificio propio. Al instante el café se convirtió en una extensión de su despacho, lugar de encuentro de periodistas y las plumas más destacadas del Río de la Plata. Esta es la historia de un bar centenario que poco después de los bombardeos del 16 de junio fue reducido a escombros.
Hoy estreno formato: contar un café que ya no funciona y que cerró hace muchos años. El relato es una suerte de spin off —como se dice en la actualidad— de una mención que, al pasar, escribí en la última reseña del Bar Guanabara. Me refiero a la anécdota ocurrida durante el derrocamiento del segundo gobierno democrático del presidente Juan Domingo Perón. Por entonces, Hipólito Gasamanes —dueño del Guanabara— era un muchacho que trabajaba en el Bar 9 de Julio. En esos revoltosos días, el patrón del bar, para resguardar la integridad de los empleados, no tuvo mejor idea que trasladarlos hasta su casa en Corrientes y San Martín. En ese cruce de calles, tanques del Ejército dispararon 24 cañonazos al Bar Helvética. Vengo a completar la historia.
Una década después del final de la Segunda Guerra Mundial, en plena Guerra Fría, cuando los bombardeos de aviones militares sobre las grandes capitales europeas eran testimonios publicados en los libros de historia, Buenos Aires tuvo su bautismo de fuego. Salvaje, desproporcionado y sangriento, como son nuestros desencuentros. El dramático episodio aún hoy nos interpela.
En junio de 1955 aviones de la Marina descargaron toneladas de furia en modo bombas sobre la Casa Rosada y la Plaza de Mayo con la intención de matar al presidente. El objetivo no fue alcanzado, pero dejaron más de un millar de muertos y heridos entre los inocentes que transitaban por ahí. Y como en todo episodio de nuestra historia, siempre existe un café que acompaña los hechos.
Unas semanas más tarde del bombardeo, en septiembre —en pocos días se cumplen 70 años del episodio—, las Fuerzas Armadas le pusieron fin al gobierno constitucional. En esa jornada destituyente el Regimiento Motorizado Buenos Aires recibió desde la plana mayor del Ejército la orden de trasladarse hasta Corrientes 502 para cañonear la esquina donde funcionaba un bar casi centenario: la Helvética.
¿Por qué ese bar? ¿Qué cosas habían ocurrido en su interior? El Bar Helvética abrió en 1860, en la esquina sudoeste de Corrientes —cuando era angosta— y San Martín. A poco de abrir, un ilustre vecino de la cuadra, domiciliado en San Martín 336, Bartolomé Mitre, fue electo presidente de la república. Al finalizar su mandato, en 1870, cuando Mitre pasó al llano, creó el diario La Nación, que comenzó a funcionar en su casa hasta la inauguración de un edificio propio también en la calle San Martín pero en 350. Por lo que la Helvética, de inmediato, se convirtió en un café de redacción. Las mejores plumas de la prensa y la literatura se sentaron a sus mesas de madera. Los cierres de notas y los titulares se definían en el salón. Los periodistas extranjeros acreditados en el país lo frecuentaban sabiendo que las noticias se conocían en la Helvética antes que en la Rosada. Nota aquí.