martes, noviembre 27, 2012

Manuel Cuesta

Últimos días de noviembre.
Noviembre se eterniza como la cuesta de enero. Nos deja el eco de la risa de Miliki o la mirada tierna de Toni Leblanc. El recuerdo emocionante de sus días de gloria se aleja poco a poco. En este presagio de Navidad amarga y austera. Otoño caliente. Invierno gélido. Da la impresión de que las movilizaciones sindicales y ciudadanas no han servido de nada. Seguimos arrancando hojas al calendario. Dándole sentido a la vida cada mañana cuando pulsamos el timbre del despertador. Crónica aquí.



1 comentarios:

Anónimo dijo...

El mal hace mucho ruido, pero cada vez somo más los que en silencio, hacemos cosas que están en nuestras manos.... Una amiga dice que somos un ejército de termitas que hacen que un día derroquemos lo viejo y obsoleto, porque ya no nos vale, ya no funciona. Es época de cambios, sí pero deben ser de conciencia, llenos de corazón. Para que nazca una bella mariposa no se puede ayudar a romper su crisálida porque si no nunca podrá volar. Tú bello trabajo no es sólo un regalo para tus nietos, es para todos aquellos que de manera no casual dieron con tanta riqueza por regalo del destino.

Si el mundo no fuera redondo.... No exitiría la sorpresa.