Pudo volver a abrazar a uno de sus hijos.
“Mi gurisito me reconoció enseguida, lo vi más grande”, contó, luego del breve encuentro.
De la forma menos pensada, al costado de la ruta nacional 12, María Ramona Ovando volvió a abrazarse con uno de sus hijos , una nieta y otros familiares que se emocionaron hasta las lágrimas apenas la vieron bajar de un auto. Nota aquí.
viernes, noviembre 30, 2012
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