Un hombre alado
El doloroso proceso iniciado con el ACV de mayo de 2010 terminó ayer: el ex líder de Soda Stereo falleció por un paro cardiorrespiratorio. La multiplicación de reacciones aquí y en Latinoamérica son reflejo de la huella que deja un músico que hizo historia.
Gustavo Cerati falleció ayer por la mañana en la clínica Alcla, a casi 18.500 kilómetros de Japón. Alguna vez, el músico que impuso una nueva forma de modernidad en la Argentina anticipó que su muerte ocurriría en esa isla asiática. Era, según contó en una entrevista con la edición local de la revista Rolling Stone, su “único sueño de grandeza”. En él, Cerati daba un gran concierto para el público nipón a sabiendas de que sería el último. Por eso, intentaba “un solo de guitarra increíble”, y lo lograba. Como cada vez. Luego simplemente caía dentro de un cajón, acomodaba la tapa y juntaba sus párpados. Desde ayer, su cuerpo permanecerá en Buenos Aires, a treinta horas vuelo de Japón, pero sus más de treinta ediciones oficiales, entre CD y DVD, podrían hilar un solo eterno que cubra todo el viaje. Situaciones como ésta, que desnudan el caudal de su obra, aparecen hoy entremezcladas con el dolor de su familia, sus amigos y sus fanáticos y con el de todo el ambiente artístico latinoamericano, cuando se hace el intento de abrir las ventanas de la angustia y de la añoranza. Nota aquí.
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