Traduce las canciones de Rozalén a lengua de signos: «De niña me costaba hablar»
Rozalén y Beatriz Romero son uña y carne, compañeras en el escenario y amigas desde hace ocho años. Romero, la intérprete de lengua de signos que acompaña siempre a la cantautora en sus conciertos, se considera una parte más del espectáculo y asegura que su trabajo no consiste en una traducción literal de la letras de las canciones, sino en una recreación que permite la traslación a gestos de sentimientos e imágenes poéticas. De una timidez cerval, hasta ella se asombra de que un día hiciera caso a Rozalén (a la que cita siempre por su nombre de pila, María) para dibujar en el aire sus estrofas. Se conocieron en Bolivia, dentro de un programa para jóvenes cooperantes patrocinado por la Junta de Castilla-La Mancha.
–¿Cómo nació su colaboración con Rozalén?
La cosa nació por casualidad. Yo era muy tímida y trabajaba en un instituto como intérprete de lengua de signos. Nos conocimos en 2011. Cuando teníamos tiempo libre, cantábamos. Sin ninguna pretensión, yo me ponía la nariz de payaso, porque tengo cierta formación de clown, e interpretaba en lengua de signos las canciones de María. A la gente le parecía muy divertido y nos animaba a que hiciéramos algo. A raíz de eso, nos pidieron actuar en un concierto para niños con diversidad funcional en el Sáhara. Al principio yo iba solo a los conciertos los fines de semana, pero en 2015 ya pedí una excedencia. Nota aquí.
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