sábado, septiembre 28, 2019

Carlos Salem

Una luciérnaga apagada

A esta hora de la noche,
Madrid es una luciérnaga apagada que admite su derrota.
Cada chicle aplastado en las aceras representa la huella digital de una pisada incierta.
Una colección de  flecos  telefónicos se adhiere a las farolas, ofreciendo efímeros futuros que no sucederán.
Como un lujoso hotel del desamparo,
los soportales de la Plaza Mayor
conceden techos altos
a los que duermen en el suelo.
Tres amores terminan.
Dos empiezan.

Completo aquí.


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