lunes, junio 15, 2009

Hilda Molina

Fidel, su pelea en la isla y los dólares de Jaroslavsky.
En su primer día en la Argentina, la neurocirujana conversó con Clarín y contó que lloró cuando se enteró de que tenía el permiso para viajar.
Pasaron sólo diez horas desde que Hilda Molina había aterrizado en un vuelo procedente de Cuba, cuando las puertas de las casa de su hijo Roberto Quiñones, en El Palomar, se abrieron a la prensa. Casi la totalidad de los medios de este país estuvieron en la cita con la neurocirujana a la que el gobierno de Raúl Castro acaba de autorizar a salir de la isla. Leer nota.

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