

La noche del concierto de L8 el 27F fue maravillosa. Me repito demasiado en estas crónicas pero los conciertos con mi amigo y hermano Alfonso se van superando uno tras otro y ya no sé con cuál quedarme. Anoche el L8 estaba muy caldeado y las camareras ya no sabían dónde colocar a tanta gente, sobre todo a esos asistentes más rezagados en la hora. No cabía ni un alfiler a las 10 en punto de la noche. Leer crónica.
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