domingo, mayo 01, 2011

Ernesto Sábato III

Un salieri de Sabato
Murió Sabato. Es un día gris, lluvioso, plomizo, clima típico en su literatura. El tiempo se inspiró en sus novelas. Va a ser muy difícil estar sin él, al menos para mí, aunque viejito y débil, estaba vivo en su rincón en el mundo, en Santos Lugares. El silencio que envolvía a su nombre y obra se levanta, y su figura sale desde las tinieblas del olvido por obra y arte de la necrofilia, del morbo habitual. Nota completa aquí.

1 comentarios:

Gorrión dijo...

Otro gran pensador sigue su camino, un grande, porque? porque plasmo lo que sintió. Un abrazo!