Préstame aquel invierno que cedió más allá de las promesas con tintes desolados, déjame recordar tus pasos en aquel comedor para tres, quiero encerrarme con ese ayer al que llamé el martes pasado. Hoy debo bailar con la soledad.
Préstame tu azar envuelto en paños menores, acepta los mil perdones que no me pudieron perdonar, déjame recordar el mañana antes de volverlo a olvidar, voy a pedirle al olvido un favor en secreto, no nos pensemos por siempre.
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