miércoles, marzo 12, 2014

Rodolfo Serrano

Te invoco hoy

Te recuerdo todavía. Y sin embargo
nunca fuiste un gran amor, niña perdida.
Mis ojos asombrados y esas manos
recorriendo mi cuerpo, cuando era
la soledad el mundo conocido.

Te tengo en la memoria y en la carne,
en esta hora del sueño y del olvido.
Me llegan, lo mismo que hojas muertas
tu suspiro, el jadeo de tu pecho,
en la cama deshecha de tu cuarto.

Completo aquí.


0 comentarios: