miércoles, agosto 06, 2014

Víctor Heredia

Estela nuestra

Me imagino el sol desde este sol intenso de Caracas
pero el sol de tus ojos, Estela, que tanta felicidad nos diste a cada paso de tu tarea intensa, abuela inmensa, madrecita.
El luminoso fuego del destello de los ojos de un sueño
Que buscabas con pasión, por vos y por nosotros.
No sé que pensarán los detractores, los cómplices absurdos de tanta hipocresía, pero yo siento una alegría que pinta de esperanza nuestras sombras.
Ayer hablábamos que un día... Que alguna vez nos llegaría la voz, la risa, la mirada que nos haría saber que no se fueron sin retoñar los nuestros, nuestros chicos.
Te dije que guardábamos un cielo para ubicar allí la algarabía, la campanada, el canto. Mi madre y yo, Yamila si algún día...
Acabo de enterarme y estoy aquí parado en esta tarde que parece mejor que ninguna otra, Estelita querida, abuela de la vida.
¡Qué alegría!
Víctor Heredia


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