viernes, junio 12, 2015

Sonia Fides



Ahora que se hace de día es la oscuridad la única que puede hablar de mí.
Son sus manos calientes quienes dan de comer al poco hambre que me queda.
Mi cuerpo es un círculo,
 uno de esos objetos a los que los niños pequeños deben encontrarle un lugar.
Los colores se mezclan como se mezclan 
la sed y la esperanza de alguien que se ha perdido en el desierto.
Estoy quieta como esos barcos que se quedan sin nombre por culpa de una tormenta
y a pesar de eso la vida continua 
y los muchachos prueban suerte hablándole al corazón de las muchachas 
y la hierba crece como si jamás hubiera existido la herida 
que deja sobre los campos el invierno.
Completo aquí.

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