lunes, julio 06, 2015

Luis García Montero

Un orgullo compartido

No es lo mismo una acumulación que una suma. Las multitudes saben mucho de soledad. La soledad está superpoblada en las ciudades, y el vacío o el anonimato se parecen a una copa que se desborda en cualquier esquina. Esa fue una de las angustias queFederico García Lorca aprendió en el París de Baudelaire. Le sirvió mucho para entender el caminar de la gente en Nueva York.

La multitud es un conjunto de soledades. Cada cual con su silencio, su dolor, su secreto, su pasado y sus zapatos. Articular un amor, una ilusión colectiva, no sólo sirve para generar compromisos, sino también para darle sentido a la propia intimidad. “Eres lo más bonito / que he hecho por mí”, escribe la joven poeta Elvira Sastre en su libro Baluarte (Valparaíso, 2014). El desnudo de la amada ilumina su propia conciencia. Nota aquí.


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