viernes, agosto 03, 2018

Javier Rodríguez del Barrio

Petanca
Todos los días
-antes de que el Sol apriete-
quedan en el parque con la fidelidad y constancia de la que solo es capaz
la rutina.

Casi nunca acuden todos a la cita;
nietos, compra, médicos, lectura del gas:
pequeños obstáculos
que no impiden que el rito se repita.
Eterno retorno.
Se mueven familiarmente dentro de los límites
de la pista
y discuten ferozmente cuál de las bolas
quedó más cerca del boliche,
mientras deslizan de nuevo el paño
y sacan brillo a su pasado,
repetidas anécdotas de juventud
o hablar violentamente de política.
Descargan su rabia,
con el gesto anónimo,
de alisar la arena con la planta del pie
para la siguiente partida.
A veces una bola golpea a otra.
Pies juntos.

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